El País nos regaló el 4 de noviembre otro de sus «análisis» sobre Venezuela, esta vez de la mano de Moisés Naím. A medida que se acerque la fecha del referéndum por la reforma de la Constitución (4 de diciembre), iremos viendo más «análisis» de esta clase y todos con el único fin de demonizar […]
El País nos regaló el 4 de noviembre otro de sus «análisis» sobre Venezuela, esta vez de la mano de Moisés Naím. A medida que se acerque la fecha del referéndum por la reforma de la Constitución (4 de diciembre), iremos viendo más «análisis» de esta clase y todos con el único fin de demonizar el gobierno de Chávez. Las tácticas utilizadas no son en absoluto novedosas; especulaciones, omisión de fuentes y datos relevantes, argumentación tendenciosa y sensacionalismo.
La tesis central del artículo es la siguiente:
«Venezuela se ha convertido en un importante centro de operaciones para las redes criminales que operan internacionalmente»
Esta afirmación no se sustenta en datos sino en «las excelentes condiciones que ofrece [Venezuela] como base para el manejo de sus negocios criminales». Y estas condiciones, según el autor, son las siguientes:
1) Encrucijada entre Suramérica, el Caribe, Norteamérica y Europa, la localización de Venezuela es ideal.
2) ¿Fronteras? Largas, despobladas y porosas.
3) ¿Sistema financiero? Grande y con controles gubernamentales fáciles de evadir para quienes necesitan hacerlo.
4) ¿Telecomunicaciones, puertos y aeropuertos? Lo mejor que el petróleo puede comprar.
5) ¿Niveles de corrupción de políticos, militares, jueces y policías? Venezuela ocupa un vergonzoso puesto número 162 en la lista de Transparencia Internacional, que clasifica a 179 países de acuerdo con su nivel de corrupción.
Las dos primeras no tienen nada que ver con el actual gobierno, pues Venezuela siempre ha estado en el mismo sitio y con más o menos las mismas fronteras. Para la tercera no se aporta dato alguno, así que el lector crítico la desechará también. La cuarta es sencillamente ridícula. Se diría que esas infraestructuras están al servicio exclusivo del crimen organizado. Si son buenas, lo son para todo el mundo, en Venezuela y en cualquier otro país. La quinta en cambio merece más atención.
Lo «vergonzoso» no es que Venezuela ocupe un alto puesto en la lista de Transparencia Internacional sino que el autor utilice tal lista para evaluar la corrupción de Venezuela. Porque Transparencia Internacional, lejos de ser una onG independiente, está financiada entre otros actores por el gobierno de Estados Unidos, y su sección venezolana está integrada por conocidos miembros de la oposición a Chávez (1) Son éstos quienes confeccionan la lista basada en el Índice de Percepción de la Corrupción, elaborado mediante encuestras de opinión (subjetiva) a empresarios, políticos y medios de comunicación privados (2) En otras palabras, es la clase empresarial la que hace hablar a la organización, con lo cual la validez científica de tal índice es nula.
A continuación, Naím menciona tres temas, el narcotráfico, el blanqueo de dinero y el tráfico de diamantes. Empecemos por este último. Dice el autor «A los diamanteros les va igualmente bien», y cita dos organizaciones que han pedido la expulsión de Venezuela del llamado Proceso Kimberley, «el mecanismo patrocinado por la onU para luchar contra el contrabando de los llamados diamantes sangrientos». Es cierto que Venezuela se ha retrasado en los «trámites y presentación de informes» (3), pero esos informes ya han sido finalmente presentados, hecho reconocido por el presidente del proceso Kimberley (4) e interesadamente omitido por Moisés Naím.
Sobre el blanqueo de dinero, el autor se limita a mencionar hechos puntuales, como que un tipo fue detenido en una aduana con una maleta llena de dinero. Pero el plural de anécdota no es datos, así que se requiere algo más sólido para defender que «Venezuela también aparece en todas [!] las listas de los paraísos para el blanqueo de dinero». En este caso observamos cómo no hay referencias a ninguna organización que evalúe el lavado de dinero, pero no porque no exista tal organización sino porque sus informes son favorables a Venezuela. Su nombre tiene las siglas GAFI, Grupo de Acción Financiera Internacional, y es la organización intergubernamental más importante que se dedica a combatir el uso criminal del sistema financiero. Pues bien, su sección caribeña, el GAFIC, ha felicitado a Venezuela por «los esfuerzos continuos para fortalecer su infraestructura contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo» (5)
Finalmente, en cuanto al narcotráfico podemos comentar algo parecido. Aparte de testimonios sin nombre («Un alto funcionario policial holandés me comentó que …»), se citan las toneladas de cocaína que «salieron» en 2003 (75 toneladas) y las que «se estima» que saldrán este año (276 toneladas). ¿De dónde saca estas cifras? Un misterio. ¿Cómo se hacen esas estimaciones de droga que aún no ha salido? Un misterio aún mayor. Las únicas cifras significativas son las de la droga incautada, y en ese sentido Venezuela ha mejorado espectacularmente en los últimos años, llegando a ser el tercer país del mundo en incautaciones de cocaína y recibiendo por ello la felicitación reciente de la onU (6) Lo que ocurre es que al rechazar Venezuela la «colaboración» de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, éstos no han tenido más remedio que inventarse informes negativos sobre Venezuela. «Los números hablan», dice Moisés Naím en su artículo. Sin duda, pero no los números que él o la administración Bush se inventa (¿serán los mismos?) sino los que se pueden constatar realmente.
Analizado el deshonesto contenido del artículo, hablemos un poco del autor. Moisés Naím fue ministro en la Venezuela de Carlos Andrés Pérez, en los años 1989 y 1990. Éste es el gobierno que perpetró un golpe de estado económico al imponer el neoliberalismo del FMI después de despotricar contra este organismo en la campaña electoral. Fue el mismo gobierno genocida que mató a miles de personas cuando el pueblo salió a la calle a protestar contra las medidas económicas. Y fue el mismo gobierno que acabó con el encarcelamiento de su presidente ¡por corrupción! y que luego pronunció frases tan edificantes como «Chávez debe morir como un perro» (7). Ahora uno de sus ministros viene a dar lecciones de transparencia.
Pero la cosa es incluso más absurda, porque el propio Moisés Naím escribió hace unos años un artículo en la revista que dirige, Foreign Policy, denunciando la lucha contra la corrupción y a organizaciones como Transparencia Internacional, cuyos informes luego utilizará contra Chávez (8) En este artículo se dicen cosas tan sorprendentes como que la lucha contra la corrupción mina la democracia, provocando que «los líderes equivocados son elegidos», y por supuesto cita a Chávez. Es decir, la corrupción es buena y no debe investigarse si el gobierno es favorable a las grandes empresas, quienes, por otra parte, serán las principales beneficiarias de dicha corrupción. Pero si el gobierno pretende tocar los privilegios del capital y aumentar el gasto social, entonces la corrupción será intolerable. No cabe imaginar mayor cinismo.
Ingenuamente uno podría pensar ahora que El País es ajeno a todo esto, que se ha limitado a contratar a un analista prestigioso y que no es responsable de sus opiniones. Nada de eso. El artículo de Naím fue criticado duramente en el propio diario por José Vidal-Beneyto (5/3/05), por lo que era bien conocido. Dos años y medio después encontramos que el antes criticado ahora es contratado. «Moisés Naím -dice El País en su presentación el 20/10/07- (…) comenzará este domingo a colaborar con El PAÍS (…) desde la atalaya privilegiada que es la capital de Estados Unidos [!!!]. La información exclusiva que se maneja en los círculos políticos y académicos de Washington y las opiniones de sus protagonistas serán ingredientes del análisis de Naím. Un comentario en el que junto con el rigor no faltará el humor y la ironía.»
Pues eso es lo que tenemos con nuestro periódico superprogre, un «experto» hablando sobre Venezuela desde la «atalaya privilegiada» del país que organizó un golpe de estado contra Venezuela. Eso es lo que El País llama rigor, humor e ironía. Estoy de acuerdo en lo último.
Notas:
(1) http://www.aporrea.org/tiburon/n102084.html
(2) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=56907
(3) http://www.lasemanadelsur.com/internacionales2.html
(4) http://www.abn.info.ve/go_news5.php?articulo=108128&lee=18
(5) http://www.rnv.gov.ve/noticias/?act=ST&f=3&t=34025
(6) http://aporrea.org/venezuelaexterior/n97227.html
(7) http://www.voltairenet.org/article144264.html
http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=2&t=7931
(8) http://www.foreignpolicy.com/story/cms.php?story_id=2783