Esta es una carta pública dirigida a ‘El País’ por un modesto bloguero de La Comunidad (la sección de blogs no oficiales de este periódico y, por tanto, ajenos a su línea editorial). El diario obamista de referencia en español publicaba el pasado martes 29 de mayo un editorial que no debiera pasar inadvertido. […]
Esta es una carta pública dirigida a ‘El País’ por un modesto bloguero de La Comunidad (la sección de blogs no oficiales de este periódico y, por tanto, ajenos a su línea editorial).
El diario obamista de referencia en español publicaba el pasado martes 29 de mayo un editorial que no debiera pasar inadvertido. Bajo el título «Siria y la ‘línea roja'», era un auténtico llamamiento a la guerra imperialista abierta contra ese país, acompañado de críticas y lamentos por su demora. La sensibilidad pacifista más elemental> debiera levantarse contra un texto tan bárbaro.
«¡Ay de vosotros, que llamáis bueno a lo malo, y malo a lo bueno…!» (Isaías hijo de Amós)
Estimad@s responsables de El País:
Apelo a una sensibilidad moral que me gustaría creer no habéis perdido del todo. A eso que, un tanto engañosamente, suele llamarse «humanidad» (ver DRAE 5). Y lo hago esperando que, si os dignáis leer estas líneas, brote en vosotros cuando menos un mínimo impulso a recapacitar.
Aquí no tengo intención de reiterar, ni de ampliar sustancialmente, los argumentos que demuestran la falsedad de la versión sistémica sobre el conflicto sirio, entusiásticamente sostenida y promovida por vosotros. Para ello remito a mis textos previos (en particular 1 , 2 , 3 y 4), así como a las informaciones y análisis que en estos años han venido ofreciendo medios más o menos alternativos como RT, la Red Voltaire, Global Research y el CIAR que dirige Alfredo Embid. Lo que sí haré, con vistas a enmarcar vuestras gravísimas responsabilidades, será contextualizarlas ofreciendo algunos recordatorios y también varios detalles nuevos.
Que la suerte está echada contra Siria (e Irán) es algo palpable desde hace tiempo, al menos si nos atenemos a la poderosa campaña belicista imperial contra esos países, siniestramente avalada por los ya conocidos precedentes de destrucción de Afganistán, Irak, Libia… Aquí, como en otros sitios, vengo documentando desde hace años esa trayectoria y denunciando a muchos de los responsables de la misma, incluidos vosotros. También lo son, a su escala, no pocos cómplices pertenecientes a buena parte de la izquierda «real»: desde los pro imperialistas de facto que activamente defienden las premisas sistémicas, hasta partidos pseudoizquierdistas como ICV (ligado a IU), ERC o Equo -que incluso apoyaron explícitamente la intervención de la OTAN contra Libia y, al menos en el caso de Equo, abogan por la invasión de Siria-, pasando por otros sectores que callan o mantienen un perfil muy bajo al respecto.
Este último es el caso de la propia Izquierda Unida (IU). Esta coalición empezó, incluso, asumiendo acríticamente la versión oficial contra Siria. Después, aunque dice oponerse a la agresión imperial contra ese país, suele hacerlo en voz baja (han de resaltarse, no obstante, las insistentes denuncias del eurodiputado Willy Meyer: ver 1 , 2 , 3 y 4; pero se echa de menos una campaña más nítida y global, que incluya pronunciamientos de las principales figuras mediáticas del partido: Cayo Lara y Alberto Garzón). Se ve que muchos de sus miembros, abrumados por la propaganda sistémica, temen verse identificados con Asad en el caso sirio, como en su día con Gadafi en el caso libio (y, todavía, con el régimen de los ayatolás, en el iraní).
No deja de llamar la atención toda esta cobardía moral (en diferentes grados, como hemos visto) de gran parte de la izquierda. Todavía están frescos, incluso en marcha, los ya mencionados precedentes de sistemática asolación de países enteros. Parece que el camelo de la «guerra humanitaria» se ha probado (aún) más eficaz que las patrañas sobre Al Qaeda y las «armas de destrucción masiva», sin perjuicio de que los urdidores de los planes genocidas vuelvan una y otra vez a tales infundios. El hecho es que esa izquierda se une así al coro político-mediático-militar contra pueblos enteros. Inconsciente, quizá, de que es precisamente en Siria e Irán donde, además de millones de vidas amenazadas, se encuentra hoy el principal frente de batalla por nuestras libertades.
Entretanto, los estrategas imperiales no pierden tiempo y no han dejado de instigar el terrorismo de raíz mercenaria y/o fanática contra los sirios, financiándolo y armándolo, así como reconociendo diplomáticamente a sus representantes oficiales (ver 1 , 2 , 3 y 4). Todo ello, en contra de los esfuerzos diplomáticos encabezados por los gobiernos de Rusia y China para lograr la paz en Siria; torpedeando incluso los acuerdos que el propio Imperio alcanza (o finge alcanzar) con el primero de esos gobiernos, como el reciente plan Kerry-Lavrov (ver también 1 y 2 ). Esfuerzos que quizá el reciente, y extraño, atentado contra la maratón de Boston ayude a torpedear, como ya ha sido apuntado por algunos expertos (ver además). Y justo en ese punto, pero coincidiendo (?) también con una dura racha de derrotas de los «rebeldes» a manos del ejército sirio (ejemplo), arrecia la campaña de acusaciones contra Asad por su supuesto empleo de armas químicas. En el marco de una estrategia bien coordinada, primero el gobierno de «Israel» , luego el estadounidense, luego el británico, el turco, el francés…, todos ellos jueces y parte en esta historia, han corrido a corear con mayor o menor énfasis esas imputaciones, que el buen sentido no puede sino rechazar como cuentos absurdos y miserables. (Pero aunque fueran ciertos, ¿acaso podrían justificar jamás una nueva invasión otanista, de efectos ya sobradamente conocidos?).
El País, contra Siria
Recordemos, antes de adentrarnos en vuestro reprobable editorial del martes pasado, que El País aún tiene imagen de medio progresista en España. Para muchos es el gran periódico de la «democracia» española, por su línea editorial desde la transición y, en especial, durante los años ochenta y noventa (también hay muchos que lo ven, por su afinidad con los primeros gobiernos del PSOE, como el gran defensor del felipismo corrupto y criminal). Conductas como la mostrada ante el 23-F abonaron esa imagen. Al margen de qué ocurriera realmente tras los bastidores de ese golpe de estado, es indudable que El País exhibió una firme actitud de defensa de la Constitución frente a los golpistas.
Actitud que, en cambio, no viene mostrando en los últimos años, en los que, con la excusa de la «crisis», asistimos al triunfo de una trama golpista -de origen internacional y no tejida solo contra España- mucho más poderosa que la del 23-F. Como ya mostramos aquí, lejos de denunciarla, vosotros venís de hecho bendiciéndola (p. ej., dando por bueno, aunque en lenguaje un tanto ambiguo, el reciente robo a los ahorradores chipriotas decidido por la Troika). En realidad, se trata de algo coherente con el resuelto apoyo de vuestro periódico al golpe contra el gobierno venezolano legítimo en 2002.
Pero aún más grave es vuestra postura sobre las guerras del Imperio, dado el tremendo coste humano implicado en ellas y la nada desdeñable influencia de El País. Cronistas como Juan Miguel Muñoz (citado aquí como «JMM»), Antonio Caño (véanse aquí sus textos sobre Siria) o, más recientemente, Carmen Rengel os venís caracterizando por publicar informes tendenciosos en favor de los «rebeldes», primero (anti)libios y luego (anti)sirios. De más largo recorrido es, que sepamos, la trayectoria objetivamente belicista de Ángeles Espinosa. Esta señora está especializada en preparar el terreno para la creciente agresión contra Irán, país del que tampoco os olvidáis en vuestro macabro editorial. Para ello, Espinosa habla sistemáticamente de «desafío iraní» cuando es a todas luces ese país el amenazado por Occidente, y no al revés (ver cinco ejemplos: 1 , 2 , 3 , 4 y 5).
En lo referente a Siria, no vamos a repetir aquí lo que hemos afirmado y documentado en artículos previos. Solo por añadir algún ejemplo reciente, puede verse cómo Antonio Caño da por buena la acusación obamista de las «armas químicas» cuando, como él mismo documenta, el propio gobierno estadounidense no hace más que contradecirse sobre las «pruebas» disponibles (nótese que Caño, a quien parece que se le va la mano, habla incluso de «arsenal nuclear» sirio; por cierto, días atrás ese término aparecía como parte de un enlace a otro texto que no hablaba de eso; aunque luego han «desenlazado» la frase, esta sigue estando ahí, al menos en este momento). En cuanto a Carmen Rengel, en los últimos días se ha venido esforzando por asegurar que Hezbolá ha confirmado públicamente su implicación directa en Siria dando a entender que lo prueba mediante declaraciones de esa milicia libanesa… que no dicen eso (ver 1 , donde remite a 2; cf. web oficial de Hezbolá). Al margen de que tenga o no base dicha acusación a Hezbolá, lo cierto es que no es la primera vez que se le usa como pretexto para facilitar las agresiones imperiales (ver p. ej. esta patraña). En cualquier caso, queda claro el afán de El País por suministrar pretextos para la abierta internacionalización del conflicto en Siria, es decir, para la intervención militar occidental.
Por cierto, he aquí algunas muestras del rigor informativo, analítico y predictivo que venís exhibiendo. Al final de uno de los citados textos de Rengel, la autora afirma que «las informaciones de estos grupos opositores, como las que facilita el Ejecutivo sirio, son difícilmente contrastables por la falta de fuentes independientes». Lo dices, Carmen, después de haber redactado toda tu crónica, titular incluido, desde el punto de vista de tales grupos, y sin duda dándolo por bueno. ¿Es eso periodismo? Pero cualquiera que haya seguido vuestras crónicas sobre Siria, como antes las de Libia, sabe que esa ha sido vuestra manera habitual de proceder.
Otro ejemplo. En el primer párrafo de vuestro editorial guerrerista del pasado martes, afirmabais que «la evidencia de que esas armas de terrible toxicidad – -gas sarín- – han sido usadas recientemente parece muy asentada, a juzgar por las opiniones coincidentes de franceses, británicos, israelíes y del propio espionaje estadounidense». Interesante lo de «parece» y lo de «opiniones», por no hablar de que todas esas fuentes serían, desde hace años, parte interesada. Pero tan solo tres párrafos después, en el último del artículo, agregáis: «El uso del terror químico por quien antes ha lanzado misiles y aviones contra su pueblo representa ahora un desafío…» De repente ya no es cuestión ni de «pareceres» ni de «opiniones», sino de puros hechos.
En el mismo texto, lamentabais con amargura que «la renuencia de Obama a intervenir en Siria es manifiesta». Hoy sábado, tan solo cuatro días después, Antonio Caño titula su crónica: «Obama descarta el uso de tropas terrestres en Siria», lo que supone una manera indirecta de anunciar la agresión militar abierta. Pero quizá es que os ha leído y le habéis convencido…
Por otra parte, anteayer Rengel aseguraba que «Israel» no quiere intervenir en Siria. Al día siguiente (ayer mismo), como informaba hoy vuestro propio diario, se ha producido un ataque aéreo del ejército sionista en territorio sirio, con la excusa de las armas químicas y Hezbolá (no es el primer bombardeo «israelí» contra Siria en lo que llevamos de año).
¿Simples torpezas del «periódico global en español»? ¿O ceremonia de la confusión en el proceso de fabricación de verosimilitud? Por si tal confusionismo se quedara corto, hoy nos topamos con esta noticia de Europa Press: «El ministro de Defensa israelí asegura que las armas químicas sirias están a salvo y que Hezbolá no las quiere».
Ahora mismo, en otro de vuestros «excesos», la portada de El País se abre con el grueso titular «Cientos de suníes huyen de una nueva matanza del régimen de El Asad». No cabe encontrar ningún énfasis similar en los restantes diarios españoles, por sistémicos que sean todos ellos. Ni siquiera la poco -muy poco- antiimperialista BBC pisa tan fuerte, pues, aunque animada por propósitos similares a los vuestros, titula: «El odio sectario en Siria se cobra una nueva masacre».
Pero no soy yo, sois vosotros mismos quienes ponéis de manifiesto vuestro susodicho «exceso»: cuando se pincha el mencionado enlace de portada, ¿qué nos encontramos dentro? Primero, un titular ya menos incriminatorio. Segundo, un primer párrafo de texto que, como casi siempre, remite al llamado «Observatorio Sirio de Derechos Humanos» (el «grupo activista» que «observa» desde su sede londinense). Y tercero, lo más clarificador, que la «información no ha podido ser contrastada por fuentes independientes» (¡una vez más!). Todo lo cual, en otro alarde de antiperiodismo, no os impide insertar la citada acusación en portada ni reiterarla en otros párrafos interiores (de Carmen Rengel, por cierto).
Pero es que vuestra opción está clara: la guerra. No contentos con la que ya venís apoyando desde el principio, guerra sucia y secreta de vuestro Imperio contra todo un país usando los medios más abyectos, sin conformaros ya siquiera con el apoyo militar abierto a los «rebeldes» que veníais reclamando en editoriales previos (ver 1 y 2), parecéis obsesionados por pasar a una fase de destrucción total, con o sin aprobación de Naciones Unidas: la OTAN en Siria, haciendo lo mismo que sus ejércitos ya perpetraron al destrozar Afganistán, Irak, Libia… Fruto de tan obsceno empeño es ese último párrafo de vuestro editorial del martes, cuya primera parte ya os he citado, y que completo reza así: «Hace mucho tiempo que los crímenes de guerra de El Asad reclaman, como mínimo por imperativo moral, una contundente respuesta internacional. El uso del terror químico por quien antes ha lanzado misiles y aviones contra su pueblo representa ahora un desafío ante el que Washington debe manifestar inequívocamente su disposición a intervenir» (negrita añadida).
Conclusiones
Hasta el «verosímil» Obama, de momento, ha declarado no saber, al menos con certeza, quién usó esas armas químicas cuyos indicios los suyos afirman tener (ver también). Pero he aquí que vosotros, los responsables del diario ultraobamista español, no solo lo sabéis (en el cuarto párrafo…), sino que además apremiáis descaradamente al emperador a que inicie su ataque militar contra Siria. ¿Será que sois más obamistas que Obama? Ciertamente no. Lo que hacéis es sencillamente allanar el terreno a los planes belicistas del Imperio, de quien tanto aquel como vosotros sois meros siervos. Vuestra misión es, de una manera o de otra, fabricar verosimilitud. Sin importaros la suerte del pueblo sirio, al que de este modo, lejos de proteger, contribuís a aniquilar (aún más intensa y brutalmente) durante los próximos años, como ya lo vienen siendo los afganos, los iraquíes y los libios en lo que llevamos de «Nuevo Siglo Americano». ¿Qué extraño afán os anima a defender y promover tanta atrocidad?
Pero que nadie confunda escándalo con sorpresa. Esta no debiera caber en ninguna cabeza mínimamente informada. Que sepa, por ejemplo, quiénes son los miembros del Consejo de Administración de Prisa (el grupo empresarial al que pertenece vuestro diario), como ya documentó hace algo más de dos años el periodista -él sí- Pascual Serrano. Respetables ricachos de alto copete. Banqueros de Goldman Sachs, Santander, BBVA y la Caixa (alguno de ellos asesor y amigo de Sarkozy). Un Bilderberger que es en España la cara más conocida del periódico y de Prisa. El presidente de un par de empresas farmacéuticas en nuestro país (el recuerdo de cómo en 2009 alentabais el pánico a la gripe A resulta inevitable; ver también 1 y 2). El presidente de la Metro-Goldwyn-Mayer (¿tal vez porque de montar películas se trata?), a su vez mecenas del «Partido Republicano» estadounidense (sic). En los currículos aparecen además conexiones con el inmoral especulador George Soros, ya hace tiempo metido a «activista» para desgracia de tantos pueblos del planeta. Y con think tanks reaccionarios como el Club de Roma y el Club de Madrid. Vínculos, incluso, con la jerarquía de la Iglesia Católica Romana (pero que seguramente no basten para explicar vuestra actual deriva papista, sobre la que algún día tenemos que hablar).
La presencia de tres estadounidenses entre los miembros del Consejo recuerda que dos de ellos son los fundadores de Liberty Acquisitions Holding, compañía norteamericana que posee la mayoría absoluta de las acciones de Prisa.
Con estos datos, ¿quién podría extrañarse de que El País haya acabado siendo, en lo esencial, el órgano más reaccionario y belicista del Sistema en España? Un halcón entre los halcones, en un ámbito -el del Gran Poder Terrenal- en el que ya apenas quedan palomas.
Concluyamos. Cuando, con vuestro estimable concurso, Siria e Irán sean abatidos, se implicará que Rusia y China han cedido en su empeño por contener al Imperio que quiere someter a todo el planeta. Los gobiernos disidentes de Iberoamérica no tardarán en caer después. A partir de ahí, por decirlo en términos popperianos, el mundo quedará cerrado. En los propios países occidentales, donde ya vemos una tiranía incipiente, esta se hará mucho más franca y descarada. Ya no habrá países con los que comparar «positivamente» los nuestros. Ya no habrá donde huir. Por eso decía al principio que en Siria e Irán se ubica actualmente el principal frente de batalla por nuestras libertades. Y por eso es preciso ayudar a esos pueblos desmontando las mentiras genocidas del Sistema-Imperio. ¡Ni siquiera los terribles efectos, ya evidentes, de la «crisis» económica en países como Grecia y España serán comparables a lo que entonces vendrá!
Pero si eso, a vosotros, responsables de un periódico «progresista», no os dice nada; si la libertad y la democracia genuinas, de las que siempre os proclamasteis abanderados, en realidad nada significan para vosotros…, dejad que al menos sea algo todavía más importante, el respeto a la vida humana, lo que os haga reflexionar. De sobra sabéis que estáis poniendo en juego el porvenir vital de millones y millones de personas (sirios, iraníes…) con vuestra metódica siembra de calumnias guerreristas. Preguntaos qué ganáis realmente con eso, en particular quienes aún no os habéis rendido del todo a los encantos del Dinero y del Poder. Quienes os limitáis a la «obediencia debida», al precio de sacrificar vuestra noble profesión y, lo que es mucho más grave, vuestras conciencias.
Dejadme pediros que, por amor a la humanidad, demostréis al fin sensibilidad moral y seáis valientes. ¡Rebelaos!
Última hora: En el momento de cerrar la edición de este artículo, compruebo que ahora encabeza vuestra portada el titular «Estados Unidos estudia bombardeos selectivos contra el Ejército sirio». ¡Bravos, chic@s, lo estáis consiguiendo!
Blog del autor: http://lacomunidad.elpais.com/
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.