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«El Pais» o la subversion del copyright

Fuentes: La Jiribilla

I. EXORDIO. «El País» (dicen) es un diario de izquierdas. «El País» (dicen) es plural. Dicen y no es verdad. Verdad es que un artículo del peruano Mario Vargas Llosa vale mil palabras y, un correo electrónico de la gerente comercial de El País Internacional, Irene Hes, más de diez mil. (Ruego al Dios del […]

I. EXORDIO.

«El País» (dicen) es un diario de izquierdas. «El País» (dicen) es plural. Dicen y no es verdad. Verdad es que un artículo del peruano Mario Vargas Llosa vale mil palabras y, un correo electrónico de la gerente comercial de El País Internacional, Irene Hes, más de diez mil. (Ruego al Dios del Copyright para que el parafrasear no se barrunte prohibido por los dictados de «El País«). Verdad es, sin embargo, que «El País», en las entrañas mediáticas del Grupo PRISA (Promotora de Informaciones, Sociedad Anónima), líder de comunicación, cultura, entretenimiento, educación y multimedia en España, responde a los intereses más sacros de este emporio. Verdad es que los intereses más sacros de un emporio no son otros que la obtención de ganancias y el control del mercado. (Perogrullo dixit, después de leer cualquier manual de economía). Verdad es que el Grupo PRISA está presente en 22 países de Europa y América; que en el 2005 facturó 1.483 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 153 millones de euros; que controla más de 1235 emisoras de radio en España y América Latina; que le pertenecen varias televisoras (entre ellas Canal +) y un buen grupo de editoriales tales como Alfaguara, Taurus, Aguilar, Altea, Punto de Lectura, SUMA; Santillana, Constancia Editores, Salamandra. Todas estas verdades (se excluye la cuarteta inicial) son irrefutables. La cuarteta inicial es, dígase con el debido derecho del copy y del right, toda una falacia; «El país» ni es un diario de izquierdas ni es un diario plural; el artículo del peruano Mario Vargas Llosa («El Comandante y el Rey») no vale una palabra; del correo cursado por la gerente comercial de El País Internacional, Irene Hes, al periodista Pascual Serrano, no vale siquiera indagar el valor.

II. EL SOBERANO PELIGRO DE CITAR A MARIO VARGAS LLOSA.

Todo comienza con un Rey furibundo ante la verdad y dos Presidentes latinoamericanos que no temen decirla. Un Rey que, émulo de aquellos que siglos atrás le antecedieron, confunde a presidentes latinoamericanos con magros Virreyes de Indias y se atreve a mandarlos a callar. Pero los presidentes latinoamericanos (llegados al poder a partir de elecciones democráticas al uso) no se callan y el Rey, furibundo e impotente, abandona la Sala. La escena la presenciamos todos. Cada uno, desde luego, la filtró a través de su cristal. El peruano Mario Vargas Llosa, como cada humano, tiene su cristal. Desde hace décadas todos sabemos del prisma de ese vidrio. El respeto más elemental a la pluralidad de opiniones, principio mismo de la democracia, supone el respeto a la opinión de cada humano, respeto aunque esa opinión escandalice y sonroje. Admiro en grado sumo la literatura de Vargas Llosa (alguna vez Mario Benedetti sostuvo que los libros del peruano estaban a la izquierda de las opiniones que profesaba); confieso haber estudiado con detenimiento la estructura de casi todas sus novelas; haberme deleitado con fruición con muchas de ellas. Y respeto, desde luego, las opiniones políticas que Mario Vargas Llosa pueda profesar. Las respeto más allá del escándalo o el sonrojo; y es que opiniones tales, enunciadas además con tamaño desatino por un escritor al que se admira, suelen provocar escándalo y sonrojo. Ahí va pues Mario Vargas Llosa, novelista admirado, y se lanza a escribir un artículo. Y allá va «El País» (que debidamente paga al afamado novelista) y lo publica. De acuerdo al cristal que conforma el mundo del peruano al Rey le asiste el soberano derecho de hacer callar a presidentes latinoamericanos debidamente electos. Y he ahí que Vargas Llosa alude a los «insultos» de Hugo Chávez; he ahí que sostiene que «la salida de Juan Carlos I… tuvo la virtud de rasgar el velo de hipocresía que rodea las Cumbres Iberoamericanas»; he ahí que más tarde se refiere a lo que califica de «espadón tercermundista» para, a renglón seguido, citar la invitación de Aznar a que Venezuela se integre al I Mundo, olvida en cambio el famoso novelista citar la respuesta del demócrata Aznar («esos se jodieron, Chávez») ante la pregunta del diablo Hugo Chávez de qué hacer con las naciones pobres latinoamericanas; para el novelista Chávez y Ortega no son presidentes electos, son Comandantes; olvida el novelista la elegancia del estilo y las buenas maneras de la educación formal al calificar al presidente nicaragüense de «maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista»; para el novelista todo cuanto ha ocurrido en esa Cumbre no es otra cosa que un «psicodrama» que denota «una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara… pura pérdida de tiempo y de dinero», (con la alusión a la perdida de dinero parece Mario Vargas Llosa sumarse a la apocalíptica sentencia aznariana); para el novelista si los pueblos de Venezuela y Nicaragua han elegido a tales seres como Presidentes eso delata la «profunda incultura política y lo frágil que son las convicciones democráticas» en esos países, se permite además el novelista erigirse consejero del Gobierno Español: «conviene mucho más a un país democrático como España privilegiar en sus relaciones a países que representan la civilidad, la libertad, la legalidad…», y concluye (al fin) reconociendo que el ex abrupto del Rey tal vez «transgrediera el protocolo» mas confiesa haberle provocado a él (a Mario Vargas Llosa ) y «a tantos latinoamericanos» una gran alegría. He ahí, a grandes rasgos, el artículo de Mario Vargas Llosa, reseñado y debidamente citado… para horror de «El País«. No incidiría en la vergüenza de la cita si el «psicodrama» no extendiera sus raíces precisamente desde ese artículo. Los demócratas son tipos raros o son definitivamente falsos demócratas; despotrican en favor de la pluralidad de opiniones, el libre debate, la confrontación de ideas, la nunca bien ponderada libertad de prensa, el derecho de expresión perocuando toda esa parafernalia se ejerce contra ellos reaccionan intempestivamente y remedan al Rey en su despectivo: «¿por que no te callas?» Huelga decir que la opinión sobre lo sucedido en la Cumbre Iberoamericana no es patrimonio exclusivo de Mario Vargas Llosa, por genial novelista que sea. No tiene el periódico «El país» (afortunadamente) los derechos absolutos de cuanto hecho tenga lugar en el Mundo de hoy. Eso desearían, «El País» y otros muchos, desde luego.

III. PASCUAL SERRANO Y REBELION. ORG VERSUS «EL PAIS «

Para demostrar la clara intencionalidad del multimillonario y primermundista «El País» (izquierdista y plural, según algunos) se levanta el periodista español Pascual Serrano con el artículo «El País contra Chávez, fuego a discreción», publicado el domingo 18 de noviembre en el portal alternativo y tercermundista Rebelión.org. Escribe allí Serrano: «Desde Teherán, desde Caracas, desde Managua, desde Madrid, desde Londres; en el editorial, en la portada, en la revista de prensa, en el suplemento del domingo; el enviado especial, el corresponsal, el escritor consagrado, el editorialista… Todas las baterías del diario «El País» en su versión de papel del domingo 18 de noviembre se pusieron a disparar contra el presidente venezolano Hugo Chávez de forma sincronizada atendiendo a la misma orden militar». Y más tarde apunta Serrano: «El recuento es abrumador, la edición de «El País» del domingo 18 de noviembre dedicó a combatir a Chávez -todos los textos eran críticos contra el presidente venezolano-, tres llamadas en primera página, un artículo de análisis en Internacional, un reportaje a dos páginas completas en España, un artículo a cuatro columnas en Economía firmado en Teherán, uno de los dos editoriales, uno de los dos textos seleccionados de ente la prensa extranjera, una página entera de Opinión de la firma más prestigiosa de su plantel y tres reportajes, desde tres países distintos, que ocupan un total de seis páginas completas del suplemento Domingo. Un ejemplo muy claro de dos cosas: de utilizar todos los hierros a enfrentar al presidente latinoamericano que más elecciones ha ganado y más apoyo electoral tiene del continente, y de que existe una impecable coherencia, coordinación y disciplina entre las diferentes secciones para formar y actuar a las órdenes que la dirección del diario marca.» No incurre en otro «delito» Serrano que pasar revista a toda la artillería que ese día abrió fuego desde «El País» contra Hugo Chávez. Entre esa artillería, una pieza más, una entre tantas, así como alude y cita los artículos escritos por Moisés Naím, Ernesto Ekaízer, Ángeles Espinosa y Francisco Peregil, alude y cita el artículo escrito por «la firma más prestigiosa de su plantel», o sea, Mario Vargas Llosa,«. Trasgresión esa última suficiente. Pascual Serrano ha incurrido en delito de leso copyright. Puede citarse a seres de los que nadie sabe ni la u; no «la firma más prestigiosa del plantel», no a Vargas Llosa. «El País» tiene los derechos galácticos de cada letra del alfabeto que el peruano emplee.

IV. «EL PAIS» VERSUS PASCUAL SERRANO (O DE COMO UN MAIL RECLAMA LOS DERECHOS MUNDIALES SOBRE EL ALFABETO).

 

Veamos la cuarta parte del «psicodrama», el ultimátum, el clímax, el cráter de la historia que llega by mail. La gerente comercial de «El País Internacional», Irene Hes, cursa a Pascual Serrano el siguiente mensaje: «Todos los textos que «EL PAIS» publica están protegidos por el correspondiente copyright. Tenemos los derechos mundiales de la columna de Mario Vargas Llosa, que comercializamos en exclusiva por país. VDS. no han solicitado publicar dicho material y vemos en su website que aparece el texto de este autor. Tienen dos opciones: o lo quitan inmediatamente de su página o bien pagan la tarifa de derechos de reproducción. Espero sus urgentes noticias. Saludos». Dígase que Serrano jamás publicó el artículo de Mario Vargas Llosa, sólo citó algunas de sus frases, algunas de sus palabras, unas pocas en realidad, si se adicionan todas ellas resultarían no más de diez líneas, así lo hizo además con otros de los artículos que ese domingo 18 de noviembre engalanaron «El País» en el aquelarre mediático contra el presidente venezolano. Para hacer llegar urgentes noticias a la sra Gerente Pascual Serrano se hace asistir por la abogada Virginia Díaz, quien se dirige a la sra Gerente en estos términos: si se «lee detenidamente el artículo de mi cliente, podrá fácilmente darse cuenta de que no reproduce el artículo, sino que realiza una cita del mismo amparado en el artículo 32 de la Ley 23/2006, de 7 de julio, por la que se modifica el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, en el que establece, en su párrafo segundo, que: ‘Las recopilaciones periódicas efectuadas en forma de reseñas o revista de prensa tendrán la consideración de citas. No obstante, cuando se realicen recopilaciones de artículos periodísticos que consistan básicamente en su mera reproducción y dicha actividad se realice con fines comerciales, el autor que no se haya opuesto expresamente tendrá derecho a percibir una remuneración equitativa.» Acota a continuación la jurista que no ha tenido lugar la «mera reproducción» prevista por la Ley, sino una reseña y, concluye, declarando la inexistencia de «fines comerciales«. Podría parecer jurídicamente contundente, todo conforme a Derecho, si había resultado un equívoco, un dislate de la sra Gerente, aclarado estaba. Mas no resultó así. El «psicodrama» continuó; la sra Gerente tuvo a bien responder con idéntico ritornelo a la abogada: «los contenidos de EL PAÍS, como de cualquier otro medio, están protegidos por el correspondiente copyright y por tanto por la Ley de Propiedad intelectual. Nadie de WWW.REBELION.ORG nos ha contactado para solicitar la cesión de derechos de reproducción del texto de Mario Vargas Llosa, «El Comandante y el Rey», por lo que la publicación de dicho texto en esa página web es de todo punto de vista ilegal». En el colmo del absurdo la sra Gerente concluye comisionando a la abogada de Serrano en aras de que gestione la eliminación de «dicho texto de esa web». Acostumbrado el I Mundo al robo de cerebros incurría la sra Gerente (lapsus mediante) en el no menos clásico robo de abogados. El absurdo se magnifica al comisionarse a alguien en función de eliminar lo que no existe. Refiriéndose al tema Serrano escribiría: «ni el periódico Rebelión.org ni yo tenemos el menor interés en difundir los textos de Mario Vargas Llosa, ni pagando ni sin pagar…». Y continúa Serrano: «El escrito del diario y su posterior insistencia es absolutamente paranoico, sin fundamento jurídico alguno y sólo le puedo encontrar explicación como intento de querer intimidar y presionar ante un medio -Rebelión.org- y unos artículos que critican, dentro de la legalidad y el respeto, la línea desinformativa y editorial de «El País». Ni yo ni Rebelión.org vamos a retirar ese artículo, y mucho menos pagarles al diario por el derecho a criticarlo».

La sra Gerente ha sentado un muy peligroso (y kafkaiano) precedente; todo periodista que en lo adelante haga uso de la cita puede recibir el impertinente correo electrónico.

V. ¿EQUIVOCO, PATOLOGIA OFTALMICA O DECRETO?

¿Es que «El País» acaba de decretar, de un plumazo (más bien un altanero mailerazo), la supresión del copyright? ¿Es que aderezada con la vergonzante verborrea del ultimátum ese diario español ha suprimido a todo trapo la práctica habitual y cosmopolita de la cita? ¿O se trata de un equívoco tremebundo, tal vez de un extraño fenómeno según el cual la sra Gerente, aquejada de alguna muy grave afección oftalmológica, logra visualizar textos en ciertos sitios de Internet en los que tales textos no existen? ¿O la dirección de «El País» incurre en el desvarío de tomar la parte por el todo confundiendo la clásica y jurídicamente aceptada práctica de la cita con la reproducción de un artículo? Nadie lo sabe con exactitud. El laconismo del ritornelo de la sra Gerente desata la más pura anfibología. Si «El País» decreta la supresión de la cita invocando al fantasma de la ilegalidad se atreve con ello a declarar ilegal una praxis habitual, consuetudinaria y sine qua non del periodismo mundial, es decir, se atreve a suprimir el periodismo mismo. ¿Puede hacerse periodismo sin hacer uso de la cita? Pregúntesele a cualquier periodista del mundo, pregúntesele sin hacer miramientos de su filiación ideológica. Pregúntesele a cualquiera de los periodistas de la nómina de «El País», a todos ellos en pleno. Si este diario abandona la cita en su próxima edición asistiríamos al hecho (sin precedentes) del suicidio de un medio de difusión. Si el periodismo abandona el arte de la cita eso resultaría en el suicidio mismo del periodismo. Citar no es en modo alguno violar el derecho de autor, quebrantar el copyright. ¿O es que sencillamente «El País» no desea que se le cite desde la crítica que supone un prisma diferente al suyo? Ah, no es esto posible, dirán algunos, y argumentarán: «El País es plural, es democrático, es de izquierdas». Si «El País» fuera realmente todo eso invitaría a Pascual Serrano a polemizar desde sus propias y primermundistas páginas. Si «El País» fuera plural y democrático publicaría un artículo desde el ataque, otro desde la defensa, un tercero desde el centro, sustentaría el debate, la confrontación, la diversidad de fuentes y no el monólogo y la unilateralidad, no concentraría la artillería toda contra la izquierda latinoamericana; Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correa. Si «El País» fuera plural y democrático ofrecería al público, al lector (el soberano, como le llamara Rousseau), todo el espectro y la gama de colores de un hecho en función de facilitar a ese lector la conformación de su muy personal y democrático punto de vista. Si «El País» hiciera todo eso pudiera tener el honor de llamarse plural y democrático, ser reconocido como tal. Se erigiría en modelo de periodismo a seguir. Ello, sin dudas, resultaría encomiable y muy inteligente. Desarmaría a cuanto izquierdista enardecido levantara la voz en defensa de la necesidad de que surjan, se desarrollen y cobren cada vez más fuerza, cada vez más lectores y cada vez más justa credibilidad sitios alternativos que hoy a todas luces resultan imprescindibles (como Rebelión.org) a partir precisamente de la poderosísima y tiránica maraña de dominio mediático monocorde que ejercen los grandes emporios de carácter global (como el Grupo Prisa). Temo pecar de absoluto mas no creo que una transnacional pueda resultar plural y democrática. Si lo fueran tal vez no resultaría necesaria en el espectro político la necesidad de militancia de la izquierda. El mundo, oh, Cándido, fuera el mejor de los mundos posibles, un oasis de justicia e igualdad.

Escriban mas no citen, si desean citar, una, dos palabras, una frase, una mera letra, pues deben pagar, poseemos los derechos mundiales, galácticos, universales, del uso de cada palabra del alfabeto, compramos el alfabeto todo, usó usted ese alfabeto, pague, pues, o… no escriba. Eso parecen decir (cierto que demasiado aprisa) desde el Cuartel General que alberga al Grupo Prisa. El ultimátum de «El País» a Pascual Serrano resulta un muy elocuente rezago de la ultima ratio rex, máxima prebélica de las antiguas monarquías europeas. En la Cumbre Iberoamericana Daniel Ortega recordó al presidente español que todo cuanto allí ocurría se enmarcaba en el conflicto Norte / Sur. La monárquica reacción de «El País» contra Pascual Serrano y Rebelión.org es una muestra altamente representativa de ese conflicto. Una tercera opción, no aludida por la sra Gerente de «El País» se abre ante Serrano y Rebelión.org. Ello, desde luego, será prerrogativa del diario español: dirimir en los tribunales la demanda. Aunque el Derecho no es más que la expresión del hecho, y el hecho no es otro que el dominio absoluto, la subversión de la presunta democracia por los grandes emporios (como el Grupo Prisa), la propia burguesía, tras la Revolución Francesa, se encargó de crear un códice jurídico que no pocas veces se ha tornado cual boomerang contra los intereses de los ahora herederos de esa misma burguesía. Si a la torpeza de un mail trasnochado y casi medieval ataviado con los fuliginosos hábitos del nihil obstat quominus imprimatur llegan a sumar el despropósito de llevar el hecho ante los tribunales «El País» debe morder el polvo de la derrota. Debe. Si venciera…, ah, si venciera habría que echar sobre el insepulto cadáver de la democracia la última paletada de tierra. Tendríamos que lamentar precisamente no haber escuchado la dramática exhortación de un periodista, el checo Julius Fucick. Hasta el sr Fukuyama tendría que convenir que no se trataría del fin de la historia, sino de las primicias del fascismo del siglo XXI, el fascismo mediático.

VI. ETIOLOGIA DE UN MAIL O LOS MOTIVOS DE «EL PAIS«

Los que tanta alharaca organizaron ante el cierre de un canal opositor en Venezuela ahora se lanzan en Cruzada contra un periodista independiente que escribe para un medio alternativo que se les opone. Lo sintomático, lo verdaderamente raro, es que al menos otros cinco medios informativos en la red de redes reproducen el artículo íntegro de Mario Vargas Llosa. Se ignora si cada uno de ellos pagó a «El País» los correspondientes derechos. Of course, todos son medios informativos de derecha. Casi un centenar de sitios alternativos y blogs han reproducido el artículo de Pascual Serrano, el mismo que «El País» desea se retire de Rebelión.org. ¿Comunicará ese diario español a todos esos sitios que tienen las dos enfáticas opciones: retirar el artículo o pagar? En el sitio web personal de Serrano aparece también el citado artículo, y, sin embargo, «El País» no solicita se retire de ese sitio, sólo clama en función de que se retire de Rebelión.org. Raro eso. Huele a naftalina, a encono, a venganza. Ya en la última Guerra del Golfo a los jerarcas del Pentágono y la Casa Blanca les habían resultado extremadamente molestas las emisiones no controladas de Al Jazeera. Puede que algún que otro bonzo enfurecido fraguara ciertos planes para acallar (smart war mediante) al molesto canal.

Cabría preguntarse ¿Por qué «El País» la emprende precisa y únicamente contra Pascual Serrano y Rebelión.org?

Ah, elemental, como solía proferir el muy famoso personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle. Cualquier ciudadano del mundo que goce del privilegio de acceso a Internet puede constatarlo. Visite el sitio web de Rebelión.org. Solicite los artículos escritos por Pascual Serrano desde el 2006 a la fecha. Una sencilla estadística le convencerá que Pascual Serrano la emprende a diestra y siniestra, casi a diario, con muy vasta energía y absoluta militancia de izquierda contra el poderío mediático imperante en el mundo de hoy, muy especialmente contra las mentiras, infundíos, patrañas y torpes demagogias del entramado mediático español. Desde el último 11 de septiembre (fecha esa elegida al azar) hasta el pasado 27 de noviembre pueden encontrarse 13 artículos de Pascual Serrano que desde el mero título ya suponen un careo, un debate, una alternativa, una posición otra, un desenmascaramiento de lo expuesto por diferentes medios de prensa españoles; a saber, Antena 3, El Mundo, El País, ABC, Tele 5. Por si fuera poco Serrano reúne lo más excelso de las desafueros mediáticos de cada mes en el compendio «Perlas Informativas». El 11 de septiembre la emprende Serrano contra Tele 5; el 16 de septiembre contra El Mundo; el 21 de septiembre se extiende sobre lo que se alcanzó a ver de un debate sobre la vivienda en el Congreso español; el 3 y 4 de octubre escribe acerca de lo que supone la aparición del periódico Diario Público en España; el 11 de octubre se pronuncia contra el tristemente célebre editorial sobre Ernesto Guevara publicado en «El País» el día antes; ese mismo 11 de noviembre, incansable, escribe con relación a lo que califica como «polémica ridícula tras la aparición de un volumen sobre Educación para la Ciudadanía en Canarias» (Canarias: Disparen contra un libro); al siguiente día escribe «El Che y los editoriales de «El País«; el 18 de octubre regresa nuevamente acerca del editorial de «El País» sobre el Ché, informa que más de dos tercios de la redacción de ese periódico ha firmado un comunicado de protesta contra el referido editorial; el 19 de octubre escribe acerca de la prensa digital alternativa y alude a la Intervención en las Jornadas «Pobre mundo rico», que tuvo como escenario a Santiago de Compostela, cuatro días antes; el 29 de octubre regresa a escribir acerca del diario español Público; el 6 de noviembre escribe un artículo cuyo título debe haber provocado vastas y muy soberbias úlceras: «Un ejemplo de periodismo delincuente con impunidad y financiado por multinacionales«; el 12 de noviembre publica «El día que Juan Carlos de Borbón dijo algo que no le habían escrito«, agravamiento de las muy reales úlceras; el 14 de noviembre la emprende sobre sendos editoriales de «El Mundo» y «El País«; el 15 de noviembre anuncia la recuperación de un documental cuyo tema central es el golpe de Estado en Venezuela, la obra fílmica fue premiada en España en el Certamen «Rey de España de Periodismo», el título del artículo: «La mentira premiada«; ese mismo día escribe «Tres cosas sobre Estados Unidos que no encontrará en los medios de comunicación«; el 19 de noviembre publica el artículo que genera el psicodramático mail de la sra Gerente de «El País«; el 24 de noviembre hace público su rechazo a las exigencias del diario «El País» en artículo que titula «El copyright de Goliat«; el 26 de noviembre escribe «El periodismo «no militante» de ABC«; y el 27 de noviembre la emprende contra un informativo de Antena 3 bajo el sugestivo título de «Cómo hacer ciudadanos estúpidos«. No puede negarse, Serrano es un periodista enérgico, decididamente de izquierda, extraordinariamente prolífico y… MUY MOLESTO. Si hojeáramos el currículo de Pascual Serrano llegarían los elementos que completan el puzzle: nacido en Valencia, España; en 1964, licenciado en Periodismo en 1993 en la Universidad Complutense de Madrid; primeros pasos en el diario español ABC; fundador y redactor jefe de la revista Voces (editada por la organización política Izquierda Unida), en 1996 funda, junto a un grupo de periodistas, la publicación electrónica Rebelión, colabora con una decena de publicaciones latinoamericanas sobre temas de comunicación y política internacional; es autor de los libros Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación y Perlas 2; coautor de los libros «Periodismo y crimen» y «Washington contra el mundo», compilador de «Mirando a Venezuela»; Primer Premio del Concurso Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente 2007 con un prolijo estudio sobre la violencia y los medios de comunicación; miembro del consejo de redacción de las revistas Mundo Obrero, El Otro País y Pueblos, y para colmo de males, d esde diciembre de 2005, director editorial de Telesur . Es decir, Pascual Serrano indudablemente es un periodista non grato a la derecha, non grato a los grandes grupos mediáticos, y por ello, non grato al Grupo Prisa y a «El País«.

¿Y por qué precisamente Rebelión.org? Pues entre los sitios alternativos que levantan su voz contra el dominio mediático Rebelión.org se ha labrado, a fuerza de dignidad y verdad, cada vez mayor impacto, cada vez más lectores, cada vez más credibilidad y prestigio. Es decir, cada vez se hace más molesto, menos tolerable, más contestatario, lesiona con mayor fuerza el totalitarismo mediático transnacional. Por ejemplo, sólo en Rebelión.org el artículo que generara el «psicodrama» («El País contra Chávez, fuego a discreción»), supera en un 50 % de accesos si se compara con el artículo de Mario Vargas Llosa en «El País»El Comandante y el Rey«), eso según las propias estadísticas de «El País». En escasos once años de vida el muy modesto y tercermundista sitio alternativo Rebelión.org rivaliza y derrota al multimillonario y español «El País». Una muestra más que fehaciente de que Internet no sólo es incordio y trifulca, ocio y negocio, banalidad y sexo, Internet es también un arma de lucha contrahegemónica, un «espadón tercermundista«, para citar, esta vez en beneficio del III Mundo, las palabras del famoso novelista peruano.

 

¿Y por qué la alharaca monofónica de «El País» contra Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua? Más que elemental. La izquierda latinoamericana se opone a los intereses expansionistas de las transnacionales, el Grupo Prisa visualiza el serio peligro que suponen estos Gobiernos para sus intereses en América Latina. Sólo en Bolivia, por ejemplo, controlan el diario La Razón, los matutinos Extra, El Nuevo Día y parte de la cadena ABC. Ellos mismos declaran sin tapujos que entre sus miras está el ampliar el mercado en Latinoamérica. Al Grupo Prisa, como a toda transnacional, le aterran las nacionalizaciones. Y bien que se sabe: la izquierda corporativa y adinerada es izquierda mientras no se lesione su corpus y su capital. Más rápido deviene derechista un izquierdista corporativo que sepa en peligro su capital que el bíblico camello pasar por el hueco de la no menos bíblica aguja.

 

VI. EPILOGO (O A LA ESPERA DEL MAIL DE «EL PAIS«)

El bochornoso editorial contra el comandante Ernesto Guevara provocó la justa repulsa de lectores en todo el mundo y la digna declaración de los propios trabajadores de ese diario. Ahora el: «o callas o pagas» de la sra Gerente de «El País» puede generar un nuevo escándalo, efecto boomerang incluido, para ese periódico. Tal vez subestimaron el poder de Rebelión.org. Puede que no alcanzaran a imaginar la publicación del fatídico correo electrónico por Pascual Serrano. Quizá les traicionara el nunca olvidado espíritu de metrópoli. ¿Cuál podría ser la próxima tropelía de «El País«? Nadie lo sabe. Están presos en sus oros y en sus tules, se diría parafraseando el célebre poema de Rubén Darío.

 

Todos deberíamos sentir verdadero terror ante el uso de la cita; puede caer sobre nuestro inexistente peculio, cual alfanje de Damocles, el ukase dictatorial y totalitario de «El País». Muchos nos hemos levantado (y continuaremos levantándonos) en apoyo de la verdad, el derecho a la cita, en rechazo de este «psicodrama», mero intento de las transnacionales de la información de establecer una tiránica y aberrante subversión del copyright, de ostentar los derechos exclusivos de un alfabeto no negociable en Bolsa de Valores alguna, de apoderarse como accionistas exclusivos de un idioma patrimonio de todos. En teoría cada uno de nosotros podría recibir un mail de la sra Gerente de «El País«, un mail ultimátum que exhiba el muy monárquico y sacrosanto binomio opcional: o pagan o se callan. Desde luego, urge decirlo, a priori; de América Latina tras siglos de saqueo y matanza se llevaron todo el oro, desafortunadamente no hay con qué pagarles, y en cuanto a callarnos, ufff, ya nos callamos por siglos, a algunos de nuestros antepasados hasta les mutilaron la lengua, es el momento de hablar, de polemizar, de sostener nuestros derechos, de ganarles el debate a lomo de verdad y transparencia, es el instante en que las especies condenadas a siglos de ingente soledad luchen al fin (y para siempre) por disfrutar de la injustamente dilatada, segunda (y definitiva) oportunidad sobre la tierra.