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El periodista estrella

Fuentes: Rebelión

¿Recordáis a ciertos jueces a los que portavoces gubernamentales y periodistas afines calificaban de «juez estrella» porque eran valientes frente a los poderosos y cumplían con su oficio? Garzón, Pedraz, Elpidio, Castro… son los recordados por nosotros, los bien pensantes, porque por su honestidad profesional sufrieron y sufren persecución de una justicia fustigada por el […]

¿Recordáis a ciertos jueces a los que portavoces gubernamentales y periodistas afines calificaban de «juez estrella» porque eran valientes frente a los poderosos y cumplían con su oficio? Garzón, Pedraz, Elpidio, Castro… son los recordados por nosotros, los bien pensantes, porque por su honestidad profesional sufrieron y sufren persecución de una justicia fustigada por el periodismo felón. 

¿Pues, qué me decís de ese periodista-estrella que desde hace años (los mismos que llevamos en España después de destapada la corrupción política porque al periodismo le pareció una manera segura de ganar dinero, no porque no dispusiera mucho antes de toda esa información que fue dosificando…) gangrena la opinión pública? Un charlatán que, aparte de profesar descaradamente la ideologa ultraliberal se sirve del libelo, de la tergiversación, de la mentira, de la patraña para alentar a los que le prestan atención a levantar un muro ante cualquier intento de cambio profundo en el panorama putrefacto de este país?

Pero es que si ese periodista-estrella es un nauseabundo opinador y un bellaco más de los muchos que abundan en este deplorable sistema, los dos emporios principales en comunicación, Mediaset y Atresmedia, que abarcan las cuatro cadenas de televisión principales españolas, están en manos privadas. Y como es propio de quienes por tener o tocar poder adoran a la canalla del individualismo exacerbado en detrimento de lo público, es evidente que ambos emporios siguen apostando por que este país siga siendo una parodia o una farsa de democracia. Y en consecuencia, nada mejor que dar permanente soporte y alas en sus cadenas a ese periodista-estrella cuya actitud, estilo, creencias y tortuosidades contrarias a la deontolgía de la profesión son exactamente lo que esos propietarios y la ideología ultraliberal de la que viven y medran precisan.

Pues bien, sin temor a exagerar, la manera no ya de tolerar sino de potenciar la presencia de ese energúmeno en las cuatro cadenas de televisión es una de las causas de la causa de que España añada a su proverbial retraso de toda la vida en tantas materias, el retraso en alcanzar los niveles de honestidad y seriedad que un país debe tener para que el mundo pueda decir de él que es una verdadera democracia. El hecho de que la participación constante de ese periodista amarillista se combine con la presencia en los programas televisivos de otros periodistas honestos y de una categoría profesional ligada a la moderación y al eclecticismo, es decir, a la neutralidad, es la martingala perfecta para conseguir el objetivo. Pues un solo mitinero que es periodista y está presente en todos los eventos televisivos y radiofónicos, puede hacer mil veces más efecto en la opini ónpública que mil de cerebros bien amueblados en materia de información y de opinión que se mantienen públicamente con el decoro y el respeto debidos a la profesió periodística y a las correctas reglas del juego informativo y opinativo. Ni las decenas de miles firmas (las que me he unido) conseguidas que piden la ausencia de este bellaco en ciertos programas de televisión conseguirán otra cosa que decorar la sensación de vivir en una democracia en libertad, pero no desterrar a un perro de presa sanguinario de este sistema miserable. 

 

Jaime Richart, Antropó logo y jurista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.