Recomiendo:
0

El proceso de paz en Colombia en El País

Fuentes: Rebelión

  La infamia es de nuevo inconmensurable pero puede criticarse y denunciarse en veinte líneas. No es necesario más. «Colombia no da tregua a las FARC» así titula Andrea Peña [1] su crónica sobre el proceso abierto en el país latinoamericano. Colombia, no el gobierno colombiano de derecha extrema. En letra algo más pequeña: «Los […]

 

La infamia es de nuevo inconmensurable pero puede criticarse y denunciarse en veinte líneas. No es necesario más.

«Colombia no da tregua a las FARC» así titula Andrea Peña [1] su crónica sobre el proceso abierto en el país latinoamericano. Colombia, no el gobierno colombiano de derecha extrema. En letra algo más pequeña: «Los militares insisten en su ofensiva y matan a un destacado líder rebelde». «Matan», no asesinan.

En la misma página un artículo del consultor para resolución de conflictos Joaquín Villalobos, uno de los responsables del asesinato de Roque Dalton, una de las «grandes» plumas reconvertidas de El País. Un paso de su sesuda reflexión: «Las FARC han sido un actor político, militar y también criminal en la Colombia rural profunda…» [2]. Otro más aunque les prevengo sobre las dimensiones de su insania política: «Es fácil asustar a los militares con la paz, pero pese a los errores, las fuerzas de seguridad colombianas han logrado un prestigio y una legitimidad sin precedentes en el continente…». Sin comentarios.

Uno de los editoriales del día abona, por supuesto, la misma senda vomitiva [3]:

Nadie dice que resultará fácil, afirma el editorialista, pero «que las FARC hayan respondido reafirmando su disposición a un alto el fuego tras anunciar el Gobierno de Juan Manuel Santos la muerte en una operación militar de un guerrillero importante, Danilo García, es prueba de que Colombia está ante su mejor oportunidad para poner fin a este largo conflicto». Muerte, operación militar,… Ningún comentario de duelo, ninguna crítica al asesinato del Ejército.

Ha sido un logro llegar a los puntos que habían negociado las dos partes durante varios meses, prosigue el texto, pero ahora empieza lo más difícil. «Las FARC dicen estar dispuestas a sentarse, a partir del 6 de octubre en Oslo, si previamente hay un alto el fuego recíproco, lo que pone al Gobierno en una complicada tesitura. El propio Santos ha pedido realismo y afirmado que las operaciones militares «van a continuar»». Al editorialista le parece magnífico, maravilloso. ¿Por qué? Porque de momento «no puede ser de otro modo, so pena de que el Estado pierda credibilidad, no solo ante la guerrilla sino ante una sociedad escaldada por el aprovechamiento que hicieron las FARC de anteriores negociaciones». ¿Aprovechamiento de las FARC de las anteriores negociaciones? ¿Qué aprovechamiento? ¿Credibilidad del Estado colombiano?

Son unos ocho millares de personas con capacidad de aguante en territorios a los que no llega el Estado, afirma el editorial de un diario que hablaba hasta hace tres días de desalmados terroristas para hacer referencia a estas personas con capacidad de aguante. El anterior presidente, Álvaro Uribe, «ahora rabiosamente en contra de estas negociaciones, hizo serios esfuerzos para colmar ese vacío que llenan las armas y el narco». El mismo abyecto cuento de siempre: narcos y guerrilla son uno o lo mismo, o parientes muy cercanos.

Muchas cosas han cambiado para las FARC, apunta finalmente el editorial del postmoderno global-imperial. «La transformación del mundo, su aislamiento y el ascenso de una generación de dirigentes más jóvenes con otros horizontes, incluso de vida política, subrayan que lo que fue la guerrilla más antigua del mundo es, ya desde hace tiempo, todo un arcaísmo». ¿Quién es un arcaísmo? ¿La guerrilla colombiana que ha luchado durante décadas contra un régimen político antidemocrático responsable del asesinato de miles de sindicalistas y políticos de izquierda o un diario que recuerda cada día más a la derecha más extrema?

¿Defensor de las libertades y de la justicia el diario global-imperial? ¡Qué risa doña Sofía!

 

Notas:

[1] El País, 7 de septiembre de 2012, p. 2.

[2] Joaquín Villalobos, «Confiar o no confiar». Ibidem.

[3] http://elpais.com/elpais/2012/09/06/opinion/1346960434_210037.html

 

 

 


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.