¡Hasta en los obituarios pueden verse lodazales político-históricos! No es que antes el diario monárquico estuviera orientado hacia el centro o la derecha moderada. No, en absoluto. Pero parece evidente que desde que sus amos tienen pasaporte usamericano, la ubicación del diario imperial-global se sitúa cada vez más en la extremísima derecha, bordeando cumbres abismales. […]
¡Hasta en los obituarios pueden verse lodazales político-históricos! No es que antes el diario monárquico estuviera orientado hacia el centro o la derecha moderada. No, en absoluto. Pero parece evidente que desde que sus amos tienen pasaporte usamericano, la ubicación del diario imperial-global se sitúa cada vez más en la extremísima derecha, bordeando cumbres abismales.
Le ha tocado el turno ahora al revisionismo histórico a propósito del fallecimiento de Richard F. Stoltz. La entrada, para que ya se vayan imaginando la salida: Carolina García [CG], la autora del obituario, titula así su dulce crónica: «Richard F. Stolz, el agente que limpió la imagen de la CIA». Un angelito limpiador, vamos. Empezamos bien.
Richard F. Stolz (Dayton, Ohio, 1925), agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, en sus siglas en inglés, nos ¿aclara? CG) fue el artífice del lavado de cara del espionaje -¿»espionaje» es la palabra?- estadounidense. ¿Qué pasó? Pues que Estados Unidos, con Reagan en la presidencia, vendió armas en 1986 a Irán, que estaba en guerra con Iraq (país a quien en principio apoyaba la diplomacia usamericana). a cambio de obtener la liberación de los rehenes estadounidenses que estaban secuestrados.
El escándalo se conoció con el nombre de «Irangate». El embargo del Congreso americano prohibía cualquier tipo de intercambio. Pero Irán no era Cuba. Y aquí, por supuesto, valían los saltos cuánticas y las rupturas normativas
Stolz, que estaba entonces jubilado después de 31 años de servicio, intervino en «la operación». El escándalo tuvo otra derivada igual de esencial: la ayuda con el dinero obtenido por la venta de armas a Irán a la contra nicaragüense. ¿Qué contra? CG habla de ella en los siguientes términos: «[…] uso de fondos públicos para ayudar a la extrema derecha de Nicaragua contra el Gobierno sandinista». ¿Extrema derecha es término para hablar de un grupo de terroristas desalmados a sueldo de la CIA, de instructores usamericanos, de campesinos aterrorizados y de otros más confundidos y engañados? ¿Esto era la extrema derecha nicaragüense? Lo era claro, pero fue algo, mucho más que eso
Hablábamos antes de 31 años de servicio. Dentro de la agencia, nos cuenta CG, Stolz fue destinado a Italia, RFA, Turquía, Bulgaria y Moscú. De la URSS fue expulsado en 1965 acusado de espionaje. ¿Se imaginan las andanzas el angelito Stolz?
Las consecuencias del Irangate no fueron las únicas «cuestiones delicadas» en las que le «tocó» lidiar a Richard F. Stolz. Ante la sospecha de que el Capitolio pretendía reducir gastos en defensa y en inteligencia, Stolz, el solito o con ayuda, planeó un futuro alternativo (poco alternativo) para la agencia: «amplió los destinos de las operaciones e incluyó la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico internacional como objetivos de la agencia». Tres en uno: comunismo, terrorismo y narcotráfico. De estos dos últimos, sobre todo de estos dos últimos, sigue viviendo.
CG finaliza el obituario de este sin duda admirable angelito celestial americano-muy-americano señalando que quienes compartieron su vida en la agencia le han definido «como una persona indulgente y comprensiva con sus agentes». Para poner la última guinda a pastel tan democráticamente indigesto, CG señala que Thomas Twetten, otro ex agente de la CIA, el que se convirtió en su reemplazo cuando Stolz se jubiló, ha recordado la criminal norma del fallecido en la CIA: «Está bien correr riesgos, su jefe les apoyará; siempre y cuando los beneficios potenciales sean mayores que el peligro de quedar atrapado».
CG nos informa también que en 1991, el entonces presidente George W. Bush, el padre de Bush II, el hijo del otro Bush que profanó o intentó profanar la tumba de Gerónimo, «le concedió la Medalla Nacional de Seguridad por su labor desarrollada en Inteligencia». ¡Medalla Nacional de Seguridad!
Todo normal, todo sin problemas. Una persona admirable que limpió imágenes impropiamente ensuciadas. ¿Así se ve la historia con los ojos del diario global e imperial?
Notas:
[1] Carolina García, «Richard F. Stolz, el agente que limpió la imagen de la CIA». El País, 3 de julio de 2012, p. 38. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/07/03/actualidad/1341272499_160844.html
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