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El tiro al blanco contra periodistas, de fiesta en Washington D.C.

Fuentes: La Pupila Insomne

Luego de perseguir a Wikileaks y asesinar periodistas, el gobierno norteamericano organiza la celebración del «Día mundial de la libertad de prensa». Quizá sin ser consciente de que lo hacía en vísperas del «Día mundial de la libertad de prensa», el líder de la organización Wikileaks ha terminado una entrevista con el canal de televisión […]

Luego de perseguir a Wikileaks y asesinar periodistas, el gobierno norteamericano organiza la celebración del «Día mundial de la libertad de prensa».

Quizá sin ser consciente de que lo hacía en vísperas del «Día mundial de la libertad de prensa», el líder de la organización Wikileaks ha terminado una entrevista con el canal de televisión Russia Today, señalando que «los medios de comunicación, en general, son tan malos, que tenemos que preguntarnos si el mundo estaría mejor sin ellos por completo». Es una frase que a algunos puede parecer absoluta y a otros sorprendente, viniendo de alguien que durante los últimos meses no ha dejado de ocupar primeras planas en esos mismos medios, pero tal vez la propia experiencia de Assange sea una prueba de cómo el manejo de la información por las grandes corporaciones mediáticas es hoy uno de los mayores obstáculos al ejercicio de un periodismo al servicio de las libertades.

Si en 1993, la Asamblea General de la ONU proclamaba, al declarar el 3 de mayo como fecha para la celebración, que «una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática», el curso de tal aspiración confirma la evaluación realizada por el líder de Wikileaks. La conmemoración de este año ha sido en Washington D.C., con una conferencia a cuya inauguración asistieron la presidenta de la UNESCO, Irina Bokova, en compañía de la secretaria de estado adjunta de EE.UU. para la diplomacia y asuntos públicos, Judith McHale, y Carl Gressman, presidente de la National Endownment for Democracy, una organización bipartidista que hasta The New York Times ha señalado como pantalla de la CIA.

La señora McHale presentó un video en homenaje a «todos los periodistas muertos en el cumplimiento de su trabajo», y el señor Gressman como buen guerrero -que proviene de los tiempos de la Guerra Fría- dijo que «internet es el nuevo campo de batalla de las ideas». Los reportes sobre el evento, ni ninguno de los más de 800 «defensores de la libertad de prensa, periodistas y creadores de políticas» presentes en la conferencia, han señalado si en el video aparece José Couso, el camarógrafo asesinado por las tropas norteamericanas en Iraq, o las imágenes de los reporteros de Reuters abatidos por un helicóptero militar de EE.UU. en ese mismo país.

Por otra parte, el tema central de la celebración: «El periodismo en el siglo XXI: Nuevas fronteras, nuevas barreras», pareciera abrir el espacio para que la persecución al líder de Wikileaks, el acceso a los prisioneros en el campo de torturas de Guantánamo, el bloqueo en Facebook y YouTube a contenidos cubanos, o el trato al soldado norteamericano Bradley Manning, sospechoso de filtrar cientos de miles de documentos del mismo Departamento de Estado que organiza la conferencia, fueran abordados. Sin embargo, el fuerte sesgo norteamericano en la organización del evento, que acaba de ser coronado por la euforia que ha inundado Washington con la noticia del asesinato de Osama Ben Laden, no parece permitir otra cosa que sumarse al aplauso «pluralista, libre e independiente» que reunió más de 25 000 personas frente a la Casa Blanca celebrando la muerte del villano que entrenó EE.UU. para enfrentarse a la ocupación soviética de Afganistán.

En medio de tanta celebración, tampoco habrá tiempo para preguntar por algo tan caro a los periodistas como el correcto uso de las palabras. Por ejemplo, por qué la resistencia persistente de los grandes medios para llamar terrorista al ex agente de la CIA Luis Posada Carriles -a quien denominan «anticastrista» o «militante», a pesar de ser el autor de la voladura en pleno vuelo de un avión civil con 73 personas a bordo- y el consenso automático para aplaudir el asesinato extrajudicial de los enemigos de Washington. ¿O es que acaso el carácter libre, pluralista e independiente de estos medios los obliga a emplear eufemismos para calificar a un terrorista confeso si este trabajó a sueldo de los servicios de inteligencia de una sociedad tan democrática como la norteamericana, que juega al tiro al blanco no solo con los villanos que ha fabricado sino también contra los informadores?

Fuente original: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/05/03/el-tiro-al-blanco-contra-periodistas-de-fiesta-en-washington-d-c/