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El verdugo voluntario de Hitler y Macri

Fuentes: Miradas al Sur

Jaime Durán Barba el gurú del marketing político «despolitizado» de Mauricio Macri exhibió con desparpajo e impudicia su admiración por Adolf Hitler cuando en una entrevista comparó a Hugo Chávez con el Fuhrer. Cuando le advirtieron que no eran comparables un presidente latinoamericano y el principal responsable de la Shoá, Durán Barba replicó: «¡No! ¡Hitler […]

Jaime Durán Barba el gurú del marketing político «despolitizado» de Mauricio Macri exhibió con desparpajo e impudicia su admiración por Adolf Hitler cuando en una entrevista comparó a Hugo Chávez con el Fuhrer. Cuando le advirtieron que no eran comparables un presidente latinoamericano y el principal responsable de la Shoá, Durán Barba replicó: «¡No! ¡Hitler era un tipo espectacular! ¡Era muy importante en el mundo!». Luego prefirió comparar a Chávez con José Stalin, de quien elogió su gusto por la poesía.

El gurú ecuatoriano concedió una entrevista a la revista Noticias en la que afirmó que Chávez «era un retroceso a la época en que los presidentes eran dioses». Los periodistas le recordaron que Chávez tuvo un alto nivel de popularidad y Durán Barba retrucó: «Sí, como Hitler. Tuvo un enorme nivel de aprobación y no significa que fue un gran gobierno. Hitler tuvo una aprobación mayor que la de Chávez, 90 por ciento». Los periodistas le plantearon que no son comparables. «¡No! ¡Hitler era un tipo espectacular! ¡Era muy importante en el mundo!», contestó Durán Barba. Entonces, le recordaron que mató a seis millones de judíos. «Y éste (Chávez) expulsó a la mitad de los judíos de Venezuela.»

Es llamativo -cuando no sospechoso-, que a este hechicero de los slogans, las encuestas, especializado en comunicar mentiras e ilusiones -e inclusive fabricarlas-, le falle la comunicación: tras cometer el sincericidio, Durán Barba intentó explicar que la palabra «espectacular» tiene otro significado en Ecuador, cuando la verdad es que en el país andino «espectacular» significa «espectacular», al igual que Hitler significa Hitler aquí y en el Polo Norte. En este caso, pareciera que el autor del libro El Arte de Ganar ha sido traicionado primero y derrotado después por su propia lengua larga.

Hasta en la Alemania actual de la dictadura bancaria está prohibida toda apología al nazismo y hay leyes estrictas en su contra, porque opiniones como las de Durán Barba son consideradas, ni más ni menos, como un delito.

Sin embargo, Mauricio Macri y hasta el rabino Sergio Bergman mantuvieron un silencio cómplice con este admirador del carismático fundador del Tercer Reich y sus muchachos genocidas. De hecho, la bibliografía y las campañas de Durán Barba están salpicadas de nociones nazifascistas que lo convierten en digno heredero de la escuela goebbeliana de la comunicación de masas.

Como Goebbels, una de sus debilidades es la exageración, lindando con la mitomanía. Durán afirma tener cuatro títulos de grado: doctorado en Derecho, maestría en Sociología, licenciatura en Filosofía Escolástica y doctorado en Historia. Pero según los registros de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de Ecuador, únicamente tiene una licenciatura en Ciencias Políticas, obtenida en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y registrada recién en 2006.

Más allá de los globos amarillos, el baile a ritmo de cumbia y la buena onda, no es un secreto que para este gurú de la comunicación, el miedo es una moneda, una materia prima, un poderoso instrumento de mercadeo… Un ingrediente clave de toda movilización exitosa para la guerra o para la adquisición del poder es la explotación del miedo mediante la manipulación de la percepción.

Durán Barba basa el arte de ganar elecciones y de la gobernanza, en explotar el miedo al otro de los más despolitizados, teniendo en mente la fabricación de un enemigo interno. Por consiguiente, el sistema expone a la vindicta popular a todas las personas que considera que sobran: demasiados extranjeros, demasiados trapitos, demasiadas mujeres violadas, demasiados planes sociales, demasiados enfermos, demasiados pobres, demasiadas personas sin hogar, demasiadas personas sin papeles. El resultado es inapelable: se trata a los hombres y a las mujeres como un recurso explotable que se puede seleccionar, evaluar y eliminar, y al mismo tiempo como una mercancía que se puede desechar o reemplazar.

Lo dicho por Durán Barba nada tiene de «simpático», de «humorístico» ni de casual… ésos son su pensamiento, sus valores y su visión del mundo. En los tiempos que corren, la derecha trasnacional ha perdido la verguenza frente a una publicidad que evoca genocidios, discriminación, racismos, xenofobias, homofobia porque necesita legitimar el uso de la violencia como privilegio de clase contra aquellos que son víctimas del saqueo y la degradación de la humanidad, cometidos por seres superiores en raza, clase o privilegios.

Las mentalidades liberales se han liberado del lastre de la igualdad, que para ellas era demasiado anacrónico, demasiado arduo de respetar, aunque en su opinión les había sido impuesto por el desarrollo de políticas orientadas por los derechos humanos, incluidas la no discriminación y el respeto de la dignidad humana. Estas políticas no lograron acabar con la sinrazón racista, simplemente permitieron ocultar el racismo basado en el esencialismo biológico y centrar la atención en el esencialismo cultural. Y, evidentemente, ello no permitió distanciarse de la creencia en una «civilización superior», ya que para muchas personas, entre ellas las elites políticas e intelectuales, Occidente conserva la aureola que blande desde la Ilustración y que justifica en sí misma la idea de la supremacía de un pensamiento «blanco».

Con un presunto pasado de izquierda. Durán Barba es hoy asesor mediático y gurú ideológico de los sectores más mediocres de la derecha latinoamericana y del Comando Sur del Pentágono con sede en Miami que es el encargado de conducir todas las operaciones militares y de acción psicológica estadounidenses en America latina.

Aunque sea amigo, confidente y estratega en la sombra de varios de los personajes más repulsivos del continente, ello no alcanza para explicar sus confesas simpatías neonazis.

Durán, que en 2003 aconsejó a su pupilo Carlos Menem no presentarse a la segunda vuelta con Néstor Kirchner, y que a la muerte del ex presidente le recomendó a Mauricio Macri bajarse de la carrera presidencial contra Cristina Kirchner, confiesa que aprendió a cantar la marcha peronista duránte la época del camporismo, cuando estudiaba en la Universidad de Cuyo, y rememora que llegó a enamorarse del peronismo de izquierda de los ’70 y como militante de la JP estuvo entre los jóvenes que fueron a buscar al ex presidente Juan Domingo Perón a Ezeiza, en 1973. Evidentemente, todos los que se convierten, se convierten para peor.

En una cabeza donde hierven las perversiones mediáticas más aberrantes para destilarlas como mercancías «políticas, esta vez lo entrampó la realidad y por fortuna no ha contado con la complicidad del silencio. De todos modos, si uno es mal pensado podría suponer que eso es precisamente lo que pretende el arquitecto del «círculo rojo» de Macri.

Como sostiene el filósofo mexicano Fernando Buenabad Dominguez, «Durán Barba tiene tatuada, en cada una de sus mercancías propagandísticas, una esvástica nazi. Va por el mundo, alegremente, exhibiendo su estulticia y su cartera de clientes. Se da el lujo de justificar sus esperpentos teóricos, imparte cátedras y publica libros. Todo con la impudicia y la impunidad que caracteriza a esos protagonistas de la manipulación mediática que se auto venden como ‘genios’, como modelos de sagacidad y astucia, como eficientes defensores de los intereses burgueses y como magos mass media cuya eficacia radica en simplificar el trabajo histórico del capitalismo que consiste, también, en esconder bajo la alfombra, (es decir invisibilizar) los delitos y las muertes que fabrica, incesantemente. Y lo peor es que no es un caso único».

Fuente original: http://sur.infonews.com/notas/el-verdugo-voluntario-de-hitler-y-macri