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Entre el «presentismo» y el empobrecimiento en Santa Fe crece el embrutecimiento

Fuentes: Rebelión

Siete de cada diez niños y adolescentes en Argentina perviven empobrecidos. En la región aledaña a la ciudad de Santa Fe: el 60% de la población es pobre. Y si vamos a una mirada más profunda e integral y revisamos: nivel educativo de los padres y madres de las familias, sus condiciones de vida en casas alquiladas, prestadas u compartidas; el acceso a agua potable, servicios cloacales, energía eléctrica, servicios de internet, transporte, consumos culturales y recreativos, y sobre todo: condiciones de trabajo y salario respectivo: el panorama es triste, afecta hasta más no ceder el dolor y abre una pregunta que debería despertarnos los ojos nublados de cobardía y sobreadaptación: ¿cuáles son los efectos en la subjetividad de esas mayorías empobrecidas de estas relaciones sociales de producción que traen la políticas económicas de J. Milei y M. Pullaro? Una feroz embestida del capital contra los/as trabajadores que resumimos aquí en un simple dato objetivo: el 70 % de los docentes santafesinos cobra salarios más cerca de la indigencia que de la línea de la pobreza. Quizás cuando el insight político de esta situación emerja en la conciencia de la ciudadanía que sigue aplaudiendo al “orden de la derecha” … ya va ser demasiado tarde: salarios indigentes para embrutecernos y embrutecer más aún a los estudiantes que concurren a las escuelas santafesinas. Si quienes tienen la noble tarea de enseñar y transmitir conocimientos, cultura, actitudes y valores sobreviven en la pobreza (y encima se los castiga si se atreven a reclamar por sus derechos) … el futuro va continuar con este presente de pesadumbre, como diría Atahualpa Yupanqui: pesa la sombra, la sombra que pesa, la oscuridad tenebrosa nos tomó y oprime mientras la oligarquía y las empresas transnacionales acumulan ganancias incontables en la potente provincia de la Fe Santa. “Las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas”, sentenció el autor de “El canto del viento”.

Pullaro y sus políticas son la síntesis de lo que piensa/siente y aplica la burguesía de la región centro del país. Poner el Estado al servicio de los ricos mientras docentes, trabajadores estatales y privados sufrimos la mayor explotación laboral y social nunca vista. Como subrayó el economista y docente José Castillo en una entrevista que le realizamos en Contrapuntos: “Toda la burguesía nacional y extranjera, más o menos concentrada, comparte con Milei el ataque contra la clase trabajadora».

Por eso, cuando nos referimos al inicio del ciclo lectivo de cada año, los medios oficiales y hegemónicos suelen resonar en conjunto: otra vez la misma historia, paro docente; dejando de lado u callando (canallamente) lo predicho: hay algo -varios indicadores- que unen a alumnos y docentes en estos lares santafesinos: enseñamos y aprendemos entre la miseria, el desamparo, la desvalorización, la perversión a la que nos somete “el orden de la derecha”, sus referentes políticos y sus campañas mediáticas para enemistar familias y docentes, demonizando todo atisbo de conciencia crítica y organización sindical.

La aplicación del “premio presentismo” a los docentes ni siquiera nos retrotrae a los años 90, si no a la misma dictadura comenzada en 1976 cuando Pedro Bruera y el coronel Valladares aplicaban el “Operativo Claridad”: persecución, represión, muerte y control de lo que cada “agente estatal y docente” hacía y pensaba en las aulas. Si no faltas y obedeces te damos un premio…si no “desapareces por debajo de la línea de la pobreza”.

En fin, el desafío es enorme: trabajar cotidianamente el sentido y pertenencia de clase de los docentes santafesinos, pelear contra las políticas gubernamentales y la burocracia sindical, y empezar a construir canales propios de participación/comunicación que nos ayude a salir de esta trampa del doble embrutecimiento: salarial/laboral y simbólico/cultural.

A no olvidarnos que Pullaro y Milei son precisamente manifestaciones particulares políticas de un orden capitalista que viene con su sombra y explotación para que ni siquiera sepamos leer y escribir: son las nuevas ignorancias del consumo adictivo de pantallas y big tech. La educación es otra cosa.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.