Aunque se supone que buena parte de las 5.000 personas que visitan una web contracapitalista son los mismos visitantes de otras web de la misma naturaleza, y que por lo tanto el número de los visitantes que giran no va mucho más allá de los 10.000, imaginemos que son compartimentos estancos, que los visitantes son […]
Serían cien mil personas bramando contra el sistema neoliberal y contra tantos de sus abusos dentro y fuera del país. Pero si esas cien mil personas no hacen otra cosa que vociferar contra todos y contra todo alimentándose unos de otros de la misma repulsa e incluso del mismo odio que genera el marco sociopolítico de referencia, no habrá más que una bolsa más o menos grande -una burbuja, como ahora se estila- de libertarismo, de protesta inaudible y de rencor. Si esto fuera así, habrá que reconocerse que es urgente hallar los resortes que hagan saltar la ideología contracapitalista al exterior para ir contaminando severamente a la opinión pública. Para convencerla no de que sus ideas, que no tiene, no valen, sino de que es preciso dar la espalda al Poder y menospreciar la información permanentemente manipulada. Y aunque la virtud principal del revolucionario es la paciencia, decía Mao, la ganancia en recursos del Poder para poner mordazas al pueblo hoy día se va incrementando en la misma medida que crece la confusión, el aturdimiento y el sopor del pueblo fuera de la Red y aun dentro de ella. La Red debiera verse como un mera arma logística más frente al Poder, no por potente menos complementaria. Pero si no se consigue encontrar los mecanismos organizativos adecuados para trasvasar el espíritu y el sentimiento manifiestamente rebelde que anida en la Red, a los espacios comunes de la sociedad, estas webs no serán más que recintos carcelarios donde los presos se pasan el día golpeando los barrotes, además inútilmente porque los carceleros ya están insonorizando los recintos…