Retumban aún en mi memoria los dichos de un docente que dictaba Sociología de la Educación: “en todas partes del mundo el trabajo docente está mal pago por ser considerado trabajo femenino”.
Si a esto le sumo las consideraciones de los organismos internacionales que expresan que, ante el mismo trabajo, una mujer recibe una paga de entre un 25 % y un 40 % inferior a la de un hombre (1), termino caminando por las paredes. Ni qué decir cuando me enfrento a las estadísticas que mencionan que más del 70 % de los pobres son mujeres y niños (UNICEF)
La discriminación de género es una realidad en cualquier parte del planeta, pues es parte necesaria de la concepción social del patriarcado. Sin inferioridad femenina no hay patriarcado. Si dudan, nominalicen los personajes destacados de cualquier lugar del mundo en dos columnas, una de hombres y otra de mujeres. ¿Cuál lista es más larga?
Aún así, partiendo de estos preconceptos, siempre propendemos a considerar que hay instituciones que sostienen preceptos tendientes a superar estas situaciones, por ejemplo el Sistema Educativo o el Sistema Judicial.
Pondré la lupa en el Sistema Educativo, ya que he vivido dentro de él casi toda mi vida. He mencionado que el trabajo docente es mal pago, y nuestro país no está fuera de esa regularidad. Pero esto se agrava cuando develo que no es homogéneo en su interior. Ante la misma carga horaria, un docente de Secundaria gana más que uno de Primaria. Mirándolo desde una perspectiva de género, diría que un Profesor gana más que una Maestra. O sea, el nivel en el que hay nutrida presencia masculina percibe mejores salarios que el nivel integrado mayoritariamente por mujeres. En otros tiempos, esto se justificaba argumentando que las Maestras recibían su título al acreditarse en el nivel Secundario. Pero se obviaba que muchos de los profesores del nivel Secundario también tenían sólo formación secundaria.
Luego se fue extendiendo la formación de Maestros hasta igualar en tiempo a la de un Profesor. ¿Pero se igualaron los salarios? Esto es materia pendiente: a pesar de que los docentes del Estado están bajo el fuero de lo Contencioso Administrativo, nunca se debe olvidar el principio laboral que expresa que, ante igual trabajo, igual paga.
Pero esto no termina allí. Hay más. Las mismas leyes de Educación Nacional y Provincial de Buenos Aires explicitan que el Nivel de Educación Secundaria es obligatorio, y que todas las Escuelas Primarias deben tener un régimen de Jornada Completa para sus alumnos. Las distintas gestiones han realizado diversas inversiones en el Nivel Secundario, cercando o ignorando el crecimiento de las Escuelas Primarias para avanzar en el cumplimiento de lo que indican las leyes.
¿A quiénes perjudica que las escuelas Primarias no funcionen como Jornadas Completas? En general a las Mujeres. Si uno se detiene en la puerta de cualquier Escuela Primaria, la mayoría de las que aguardan a sus hijos salir de las instituciones, son mujeres. Y si esas mujeres deben trabajar, la gran mayoría no tiene quién se ocupe de cuidar a sus niños. Las nuevas conformaciones familiares, recibiendo aún los mandatos patriarcales, muestran a mujeres con muchos niños y una gran falta de figuras paternas. Aparte de ello, la sociedad actual requiere que, para sostener con alguna comodidad la economía hogareña, ambos integrantes de una pareja deben salir a trabajar, y no existe mejor lugar para dejar a los niños que una escuela, aún en aquellas donde hay mucho por mejorar. ¿Es realmente un costo que las Escuela Primarias sean de Jornada Completa, o es una inversión que genera un círculo virtuoso?
Aún así, los esquemas salariales de los docentes de Escuelas Primarias de Jornada Completa no reciben los estatutos correspondientes a su labor, ya que para las Maestras, tanto como para los Directivos, las extensiones de las Jornadas son consideradas provisionales, es decir, tienen 20 módulos semanales Titulares y 20 Provisionales. Esto no sucede en otros niveles.
El Nivel Inicial merecerá otro análisis similar.
Pero luego de considerar esto, puedo pensar: ¿todos somos iguales ante la Ley? ¿Cómo puede ser que el sistema educativo, generador de paradigmas sociales, aún sostenga la discriminación de género en su interior? ¿Las distintas gestiones que se han sucedido, han nombrado en el Nivel Primario los cargos que fueron previstos en el 2005? (2) ¿Todas las mujeres dirigentes gestionan como mujeres, o consideran que deben hacerlo con criterios masculinos? Sí creció la población, ¿por qué no se han creado nuevas Escuelas Primarias?
Mientras más develo situaciones, más preguntas se me presentan.
1- Organización Internacional del Trabajo
2- Resolución 1183/05 Prov. Buenos Aires
María Alejandra Vazquez (1961) es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UNQUI) e Inspectora de Educación Primaria de la Provincia de Buenos Aires.
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