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Se multiplican los proyectos pese a la precariedad

España: Nacimiento y muerte de medios antagonistas

Fuentes: Diagonal

La contrainformación se expande en la red, no sin dificultades. Valladolor y Diario de Vurgos aportan nuevas miradas sobre la realidad de Castilla y León. Mientras, en Andalucía el G.A.S. ha puesto fin a un proyecto que se había convertido en referencia.

«Nos vamos y lo hacemos por la puerta chica, sin previo aviso, silenciosamente». Afortunadamente las letras no hacen ruido y se puede hablar aquí del fin de grupodeaccionsocial. net sin que siente mal a aquellos que han participado de su andadura. El proyecto del Grupo de Acción Social (G. A. S.), afincado en Cádiz, nació hace más de dos años. Desde entonces han dinamizado una página web con intensa actividad sobre la realidad andaluza. Sustentado en una red de colaboradores cada vez más pequeña, el compromiso acaba convirtiéndose en una carga demasiado pesada para las escasas personas que permanecen. Como despedida lanzan algunas reflexiones sobre la contrainformación y el ciberactivismo. Internet, dicen, facilita la rapidez de la comunicación y el contacto en otras partes del planeta pero «contribuye a la saturación de información, al aislamiento en relación al vínculo que se establece entre la máquina y la persona que la utiliza, y no entre persona y persona, a la pérdida de lo presencial». Esto provoca lo que llaman «amnesia colectiva» porque la saturación hace que se olvide lo que pasó hace un año. De la misma manera creen que esa tendencia a la actualidad hace que «normalicemos las barbaries como meros espectadores y nos consolemos con mantenernos informados de lo que acontece en el mundo, ya que, ante la impotencia de no poder transformar dinámicas tan poderosas, nos contentamos con contemplarlas y describirlas».

 

Siguen dando caña al ciberactivismo que, según dicen, «tiene elementos interesantes y eficaces para conseguir ciertos objetivos, pero cuando éste tiene más peso que el trabajo presencial y en la cotidianidad, segrega endorfina a la conciencia de aquellos que por tener un espacio virtual subversivo o realizar acciones a través de la red, creen que ya está todo hecho». Su aportación para «abrir las miras a un verdadero cambio personal y social» pasa por «favorecer el pensamiento crítico, la cultura política y popular», pero también «socializarse con las multitudes de realidades con las que convivimos» puede contribuir a ese cambio.

Nuevos bríos

En contraste, aparece un proyecto en Valladolid, (Valladolor.entodaspartes. net), que se une a la eclosión de medios de contrainformación que existen por todo el Estado. La web es una página que pretende dar una perspectiva diferente a la actualidad local de la provincia con un marcado tinte antifascista y movilizador. Contemporáneamente la página burgalesa diariodevurgos.org cumplía sus dos años de andadura con una denuncia a «las ejecuciones de hipotecas», es decir, a los desalojos por impagos que se están produciendo en la ciudad. También en Asturias cuentan con su página en bable glayiu.org, que da buena visibilidad a las movilizaciones locales. Las redes sociales que existen en muchos territorios gobernados tradicionalmente por la caspa política, cuentan ahora con sitios a los que enviar sus convocatorias y denuncias, y pueden desenmascarar realidades que se relacionan con los poderes políticos de la capital.

Las clásicas propuestas en la red

En las capitales grandes, los proyectos contrainformativos han encontrado más posibilidades de establecerse desde hace varios años. Los ya tradicionales rebelion.org, kaosenlared, nodo50.org, lahaine.org o los indymedias (Estrecho, Madrid, Barcelona, Euskadi, Galiza o Canarias) se han convertido junto, con alasbarricadas. org en referentes en la red. Se han incorporado también realidades como centrodemedios.net, o klinamen que conforman, junto con republica. es, o tercerainformación. es un panorama bastante plural de las sensibilidades de la izquierda.

Los modelos están más o menos asociados a organizaciones o movimientos políticos y existen muchas diferencias en la organización interna, y en el «modelo de comunicación» que va de uno «activista» a otros más ortodoxos que respetan los cánones periodísticos.

Se suma la aportación de radios libres y comunitarias que han encontrado en internet un lugar donde prolongar su trabajo.