Este 26 de julio del 2005 se realizaron actos conmemorando y recordando a Evita, esa mujer inolvidable, amada y odiada con la misma intensidad. Muchos fueron los recuerdos y su tránsito por la casa Rosada, la Fundación, y su lugar al lado de Perón, el renunciamiento y el cáncer, su sepelio y los cientos de […]
Este 26 de julio del 2005 se realizaron actos conmemorando y recordando a Evita, esa mujer inolvidable, amada y odiada con la misma intensidad.
Muchos fueron los recuerdos y su tránsito por la casa Rosada, la Fundación, y su lugar al lado de Perón, el renunciamiento y el cáncer, su sepelio y los cientos de anécdotas recordando su corta vida, y un recuerdo tan intenso como las discusiones sobre lo que hizo y no hizo.
Por otro lado, biografías hay muchas, historias conocidas y otras que se volvieron a desempolvar como todos los años, tratando de no olvidarla y tomando su ejemplo y su enseñanza para muchos. Otros preferirán rescatar sus resentimientos y frotar esas historias que cubren este largo camino del peronismo en la vida nacional, donde indudablemente Eva Duarte de Perón es una figura esencial y especial.
Pero Eva Duarte de Perón, Evita, tuvo un pensamiento, una visión y un perfil que se fue diagramando en el proceso de aquel primer gobierno peronista y en la convalecencia que la llevó a la muerte durante el inicio del segundo.
Entre 1946 y 1952 pronunció cientos de discursos, en los lugares más opuestos y que suman un perfil ideológico sobre el justicialismo, el rol de Perón, su papel como mujer y los espacios que debían tener los trabajadores.
Les habló a las mujeres, a los sindicatos, a los obreros y trabajadores de todas las ramas, inauguró escuelas, hospitales, centros de recreación, hogares de ancianos, disertó ante los obreros y trabajadores de España e Italia, disertó ante delegaciones extranjeras, adoctrinó en las escuelas justicialistas y arengó durante los 1º de mayo, recordó como una gesta el 17 de octubre y visitó las provincias argentinas.
Luego de las elecciones del 24 de febrero de 1946, el primer gobierno peronista asume el 25 de mayo de ese año, el primer discurso de Evita fue el 25 de julio de 1946 por LRA Radio Nacional del Estado, dirigido a la mujer argentina. Ese año pronunció 5 alocuciones más, entre ellas una por el 17 de octubre y otra en San Miguel de Tucumán.
En 1947 Evita habló, disertó, dio conferencias de prensa y otros en 62 oportunidades. El primer discurso lo hizo el 27 de enero para hablar nuevamente por Radio Nacional sobre el voto femenino.
En 1948 pronuncia 83 discursos.
En 1949 en 42 oportunidades.
En 1950 también hay registrados 42 discursos.
En 1951 35 fueron las oportunidades de exposición pública.
En 1952 14 intervenciones y su testamento. .
En total 285 discursos, disertaciones, charlas llevadas en cada lugar donde fue convocada.
No cabe duda que el porcentaje mayor de los discursos fueron dirigidos hacia el movimiento obrero, los sindicatos de oficios y labores más variados recibieron la visita de Evita, sean conmemoraciones, entregas de obras, inauguraciones o charlas que daba en torno a las preocupaciones del momento político. Hay que destacar un párrafo aparte con respecto a las organizaciones empresarias donde su lenguaje y su discurso fueron diferentes, al igual que su trabajo en función de la ley que habilitara el voto de la mujer, pero también leyes políticas que la incorporaran, definitivamente, al mundo laboral, político y cultural, tomando los antecedentes y los proyectos existentes.
En el caso de la niñez y adolescencia dedica párrafos hacia la necesidad de incentivar el ejercicio físico, la educación y el conocimiento de otras poblaciones alejadas y no conocidas por los niños, buscando el intercambio solidario y de conocimiento mutuo.
Dentro del discurso que prevalece en Eva Perón está el del pueblo, a quien dedica párrafos completos, intenta y logra afirmarse sobre su planteo de pueblo y lo sostiene en su discurso del 27 de marzo de 1950 en el acto de clausura de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, donde afirma en uno de sus frases: ¨Nosotros, siguiendo la doctrina de Perón, sostenemos que el pueblo es lo que el pueblo siente que es¨. Luego sostiene que el pueblo se siente plebe, clase, proletario, ni raza y sostiene que: ¨El pueblo se siente también como una gran unidad constituida por hombres y mujeres cuya primera función es vivir y para eso trabajar; vivir en el sufrimiento y casi siempre en la pobreza, ayudándose unos a otros a sufrir y a gozar, a vivir y a morir. El concepto de solidaridad, de la fraternidad, de la igualdad y del amor son inseparables del concepto de PUEBLO¨.
El pueblo siente y sabe que está constituido por todos los trabajadores, sostiene Evita, pero siente que también lo integran sus mujeres, sus niños y sus ancianos, concluye que además aquellos que son solidarios con el pueblo aunque no sean trabajadores manuales, pero sí participes de los grandes dolores y las pequeñas alegrías, son parte del pueblo
Evita fue una mujer que abrazó la comunidad organizada y encontró en el movimiento obrero la esencia del cambio que se estaba dando desde el Estado.
Sin embargo, sus discusiones fueron sugestivas en el marco de aquellos años, porque no dudó en debatir con el ministro de Salud de la Nación, el doctor Ramón Carrillo, hombre de su confianza, y sostener que los hospitales y los bienes de la Nación eran del pueblo y no del Estado. Elementos sustanciales no pequeños, en medio de un entramado de formación y proyecto de Nación. Porque el Estado y el Pueblo diseñan poderíos y pertenencias diferentes. Cuando el pueblo se hace fuerte en sus herencias y pertenencias las defiende hasta morir. Provoca, indudablemente, una necesidad de cuidado y de preservación que no se delega. En el Estado la pertenencia es cuidada por un gobierno al cual se le deposita confianza, pero si este traiciona los intereses populares, los bienes populares se pierden definitivamente, hasta que el pueblo decida recuperarlos.
En medio de las grandes pérdidas del pueblo argentino, durante décadas, Eva Perón se planteaba a partir del trabajo social y político devolver a cada hombre y mujer lo que les habían arrebatado y convertirlos, darle a cada uno conciencia de su destino social, conciencia solidaria, pero no agresiva. Su planteo, se puede decir maternal, porque lo comparaba con el cuidado que hacen las madres de sus niños, era así, porque la seguridad social debería haber cumplido esa función de protección de la realidad de los pueblos.
Luego afirmaba, cuando esa conciencia estaba en el pueblo, existía la determinación del mismo.
El papel de Evita con los niños, a quienes siempre en sus discursos y alocuciones les llama niños y niñas, nunca menores, es el lenguaje llano. Para los campeonatos Evita de 1950 les decía los siguiente: ¨Anhelo que el fútbol no constituya un deporte donde intervengan 22 jugadores y trescientos mil espectadores, sino que preferimos que sean 22 los que observen y trescientos mil los que jueguen¨.
Descamisados, compañeras, compañeros, trabajadores, trabajadoras, vecinos, ciudadanos, formas de expresión que deja un mensaje político. No hay gente individual, ni menores criminalizados.
Cuando habla a los industriales y empresarios se dirige en tono cordial pero distante. Agradece los aportes a la Fundación pero solicita a otros que tengan la misma actitud ¨solidaria¨.
Perón, la comunidad organizada, el proyecto justicialista, fue el lei motiv del planteo de Evita, ignorarlo sería hipócrita, lo que se puede buscar y se debe analizar en el proceso de su discurso y su accionar son las formas que va encontrando para la defensa de un gobierno y un proyecto que protege porque es arte y parte.
El 40 por ciento de los discursos fueron dirigidos a los trabajadores, no en vano fue nominada por la C.G.T. para ocupar el cargo de vice presidenta de la Nación, para la reelección presidencial de 1952. No fue una maniobra de los burócratas, porque estos debieron recoger el clamor incontenible del deseo del pueblo trabajador.
A pesar de las diatribas de aquellos años y las mitologías posteriores que la pintaron ordinaria, sin manejos y fuera de protocolo, Evita demuestra en sus exposiciones públicas dos tipos de discurso, el que dirige al pueblo, del cual se siente parte, y los que hace en forma protocolar.
Vale pensar en su forma de respeto hacia el conjunto, cuando en más de una oportunidad pide disculpas por sus llegadas tarde a los actos y rinde cuenta de donde viene y que hizo en esos lugares.
Los 285 discursos de Evita ocupan dos volúmenes, un total 776 páginas, menos de tres páginas por alocución, de 5 a 10 minutos de duración por discurso. De lenguaje sencillo y llano, claro y contundente.
Se cumplen 53 años de la muerte de Evita, hubo actos con la simbología peronista y no tanto, porque el lugar que ganó en la historia argentina y mundial es un espacio que no puede ser cubierto. Sin embargo, y a pesar de los antis, hay un discurso y una práctica diametralmente alejada de las formas políticas actuales. La propuesta ha desaparecido y la diatriba señala que se carece de ideas, por lo tanto, se ha constituido en el elemento central. En el discurso de Evita hay proyectos, planes y ejecuciones, con los cuales se puede o no estar de acuerdo, pero que inauguraron un tiempo del Estado y del proyecto de Nación con la participación del pueblo. De la apropiación del pueblo de sus derechos y de cada una de las obras, escuelas, hospitales y centros de recreación que se inauguraban, de las empresas del Estado y de los espacios verdes.
Habló a los agricultores, a los trabajadores del campo y les mostró el proyecto de Nación que se perfilaba en aquel Estado – Nación.
Hoy este proyecto de Nación tiene un cariz mirando al norte, subsumido, sin patrimonio nacional, sin propuestas y con mucho aire farandulero.
En estos 53 años que se cumplen de la muerte de Evita, las actuales mujeres que se postulan y rivalizan por los votos de los bonaerenses marcaron la magnitud de Evita, la fundación por un lado y los aplausos y apoyos supuestos que le daría Eva Perón al actual mandato presidencial.
El silencio de la muerte sirve para muchas causas, mejor sería que tomaran el mandato de Evita, lo hicieron posible, simplemente, desde la acción y su discurso, que por lo sencillo y claro, no necesita traducciones, interpretaciones a gusto, o supuestos pensamientos.
Vale agregar que una cosa es retratar, a través de la literatura, cual hubiese sido el accionar de alguien que ya no está; pero la historia y la política son contundentes, es o no es, fue o ya no pasará. Porque en ese sentido la narrativa permite estas hermosas distracciones, pero se necesita de una buena pluma…
En estos 53 años de su desaparición física valen sus palabras, sus pensamientos y un accionar. Era muy joven, murió muy joven, sin embargo, en ese corto lapso de tiempo dejó un trabajo, ideas y una actitud rebelde, aquella que la lleva a comprar las armas a los belgas para defender el gobierno peronista, y las entregó a los obreros. Esa era Evita, así pensó, vivió y murió, rodeada de amor y de odios que se profirieron luego de su muerte, sobre un cadáver que ya no podía responder… cobardías de otros tiempos que volvieron una y otra vez en la historia de represiones en nuestro país.