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Mentir es necesario para defender los intereses estratégicos con el régimen marroquí

Falsimedia (sección Canarias) arremete contra Venezuela

Fuentes: Rebelión

Gracias a los órganos de propaganda Agencia Canaria de Noticias y Canarias7, hemos podido saber que la pasada semana las autoridades marroquíes expulsaron del Sahara ocupado a un espía de Hugo Chávez. Hay que ver con detalle esta noticia para darse cuenta hasta qué punto una mentira, en manos de la elite gobernante canaria, puede […]

Gracias a los órganos de propaganda Agencia Canaria de Noticias y Canarias7, hemos podido saber que la pasada semana las autoridades marroquíes expulsaron del Sahara ocupado a un espía de Hugo Chávez. Hay que ver con detalle esta noticia para darse cuenta hasta qué punto una mentira, en manos de la elite gobernante canaria, puede jugar el doble papel de legitimar el brutal régimen marroquí, y a la vez criminalizar a Hugo Chávez.

Los empresarios canarios viven esta dualidad estrechando cada vez más sus vínculos con el poder alauita, mientras alimentan su particular guerra contra el presidente venezolano, por cuanto el fortalecimiento de la Revolución Bolivariana es inversamente proporcional al debilitamiento de sus cuentas corrientes y sus negocios en el país caribeño, engordadas unas y otros gracias al conchabeo con el anterior régimen de corrupción que existía en Venezuela.

Y así, una falsa noticia ha servido para esta doble misión, aunque con ello sus medios de propaganda hayan quedado, una vez más, a la altura de simples voceros de una monarquía colonialista que vulnera sistemáticamente los derechos humanos del pueblo saharaui.

La noticia en cuestión recoge, de principio a fin, los argumentos de las fuerzas de ocupación marroquíes, quienes detuvieron, interrogaron, amenazaron y expulsaron del país a Carlos González, cineasta español nacido en Venezuela y residente en los EE.UU.

En concreto, Falsimedia (sección Canarias) dio por buena la versión de que González era un «enviado directo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al Sahara para prepararle un informe y que su verdadera profesión es periodista». Aclarando al tiempo que «Venezuela mantiene una política de apoyo incondicional al Frente Polisario, incluso el presidente Hugo Chávez se ha convertido en el gran defensor de los saharauis en América Latina».

Al parecer, defender la legalidad internacional (expresada en múltiples resoluciones de la ONU y de otras instituciones de todos los ámbitos) y la legitimidad del derecho de autodeterminación de los saharauis es un crimen, constatado por el «apoyo incondicional al Frente Polisario». Por el contrario, amplificar y ayudar a difundir soflamas de quienes ocupan un país y reprimen a sus habitantes, es una tarea periodística.

El régimen marroquí (y sus cómplices canarios) aseguran que Carlos González llegó «a Al Aaíun y se presentó como ingeniero interesado por la arquitectura del Sahara. Sin embargo, al ser vigilado, la policía le detectó grabando entrevistas con los simpatizantes del Polisario». Razón por la cual, la policía le confiscó más de diez horas de grabación, y al ser interrogado, dijo que «era un enviado directo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al Sahara para prepararle un informe y que su verdadera profesión es periodista». Que «efectivamente este individuo nació en Venezuela, aunque lleva un pasaporte español», y que «el pasado domingo abandonó el Sahara Occidental en dirección a Canarias».

Pero la realidad es bien diferente. A su llegada a Madrid, tras ser expulsado de los territorios ocupados, el cineasta explicó, a través de una carta, los detalles de lo ocurrido. La intención de su viaje era la de «realizar un documental sobre la situación que viven los niños y jóvenes en las escuelas de El Aaiún». Y lo que encontró fue «una situación represiva impresionante, las escuelas están tomadas por las fuerzas de seguridad, inclusive escuelas primarias […] Dentro de las escuelas hay agentes vestidos de civil, todo esto para no permitir que los estudiantes saharauis se manifiesten pacíficamente pidiendo una patria libre. Conocí niños de ocho años que ya han sido detenidos y torturados en numerosas ocasiones».

González fue detenido e interrogado durante siete horas. En ese periodo de tiempo fue amenzado e intimidado. En ningún momento se le permitió hacer llamadas telefónicas. Pese a que viajó como ciudadano español, al darse cuenta la policía de que era nacido en Venezuela y tenía residencia en Estados Unidos, se le acusó de ser agente de Hugo Chávez, de la CIA y de tener un pasaporte falso. Cuando a las diez y media de la noche fue puesto en libertad, un agente le acompañó al hotel y al día siguiente al aeropuerto para proceder a su expulsión en el primer vuelo comercial hacia Las Palmas.

Pese a que vivió momentos muy difíciles durante su paso por comisaría, González asegura que no fue nada «comparable con las torturas y amenazas que reciben los activistas» de derechos humanos. Y finaliza su carta diciendo que «Marruecos es un país represivo y eso es evidente al poner pie en el Sahara Occidental. La persecución y tortura de todo aquel que se manifieste en contra de la ocupación marroquí es una ocurrencia diaria».

Ver artículo de Falsimedia: http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=28466

Texto completo de la carta de Carlos González

Madrid, 7 de junio del 2.006

Mi nombre es Carlos González y soy cineasta radicado en Los Angeles, Estados Unidos. He trabajado alrededor del mundo para estudios importantes como la Universal y Paramount. Soy miembro del Directors Guild of America, gremio que representa los directores más importantes del cine y la televisión estadounidense, entre ellos Steven Spielberg y Francis Ford Coppola.

El día 29 de mayo viajé de Las Palmas, Gran Canarias a El Aaiún, Sáhara Occidental para realizar un documental sobre la situación que viven los niños y jóvenes en las escuelas de El Aaiún. Me encontré con una situación represiva impresionante, las escuelas están tomadas por las fuerzas de seguridad, inclusive escuelas primarias. Pude ver con mis propios ojos escuelas rodeadas por fuerzas de seguridad de todo tipo -ejército, fuerzas auxiliaries, GUS (fuerzas de respuesta rápida). Dentro de las escuelas hay agentes vestidos de civil, todo esto para no permitir que los estudiantes saharauis se manifiesten pacíficamente pidiendo una patria libre. Conocí niños de ocho años que ya han sido detenidos y torturados en numerosas ocasiones.

La ciudad está tomada. La presencia de las fuerzas de seguridad es impresionante, no se pueden caminar cincuenta metros por las calles de El Aaiún sin cruzarse con algún tipo de fuerza de seguridad. Los activistas son perseguidos constantemente y no pueden salir de su casa sin ser hostigados. Ellos y sus familias son perseguidos y torturados, sus casas destruidas, no importa edad o sexo.

El sábado 3 de junio alrededor de las 15:30 circulaba por las calles de El Aaiún en compañía de activistas de derechos humanos cuando fuimos detenidos por las fuerzas policiales. Me llevaron a la comisaría de la calle Smara e interrogado durante siete horas. Durante el interrogatorio se me amedrentó e intimido brutalmente por hasta cinco agentes a la misma vez. En ningún momento se me permitió hacer llamadas telefónicas a pesar de insistir constantemente. Viajé como ciudadano español, pero al percatarse de ser nacido en Venezuela y tener residencia en Estados Unidos, se me acusó de ser agente de Hugo Chávez, de la CIA y de tener un pasaporte falso. Se me presionó para dar los nombres de las personas con las que me había reunido lo cual rehusé tajantemente.

Alrededor de las 22:30 fui puesto en libertad y acompañado al hotel por uno de los agentes. Al siguiente día, el domingo 4 de junio, fui expulsado en el primer vuelo comercial hacia Las Palmas y acompañado por un agente de seguridad hasta que abordé el avión.

Viví momentos muy difíciles durante la interrogación pero nunca comparable con las torturas y amenazas que reciben los activistas. Marruecos es un país represivo y eso es evidente al poner pie en el Sáhara Occidental. La persecución y tortura de todo aquel que se manifieste en contra de la ocupación marroquí es una ocurrencia diaria.

Carlos González, cineasta