Diversos han sido los debates y análisis sobre las causas del aplastante triunfo en primera vuelta del derechista, procesado e hijo del empresario Macri, sobre el Senador y ex ministro de educación, Daniel Filmus. De acuerdo a varios especialistas, el denominado sector medio de las poblaciones urbanas y como producto de un comportamiento individualista-egoista difundido […]
Diversos han sido los debates y análisis sobre las causas del aplastante triunfo en primera vuelta del derechista, procesado e hijo del empresario Macri, sobre el Senador y ex ministro de educación, Daniel Filmus.
De acuerdo a varios especialistas, el denominado sector medio de las poblaciones urbanas y como producto de un comportamiento individualista-egoista difundido por décadas desde los medios concentrados de comunicación del capitalismo global, han moldeado la cultura de este sector de la sociedad quien tiende a visualizar su mejora relativa en sus ingresos económicos como producto de su propio esfuerzo, sin intervención de otros factores.
Con esta matriz de opinión, instalada desde los medios televisivos, radiales, gráficos e internet, se convenció a buena parte de los sectores medios-medios bajos que el ciudadano de Buenos Aires es autónomo y hasta independiente, y toma decisiones propias más allá de los factores económicos y sociales por los que los habitantes capitalinos atraviesen.
La hipótesis que ha circulado desde el oficialismo y que el diario Clarín califica de alucinación, pareciera aproximarse a la realidad: describe que el bienestar económico relativo, el consumo en cuotas, las vacaciones de verano (e invierno), el aumento de las ventas en pequeños-medianos comercios, los aumentos jubilatorios, salariales, el aumento de trabajo en blanco y la asignación universal por hijo, es percibido por el ciudadano medio no como producto de las políticas del gobierno nacional, sino de factores económicos «no determinados» y que por este motivo fue «sobrevotado» Mauricio Macri. Y esto parece aproximarse a la realidad aunque poco se ha hecho para contrarrestar esta percepción.
Solo una operación psicológico-mediática dirigida desde los laboratorios de consultoras internacionales en guerras de comunicación pudieron hacer aumentar el caudal electoral de quien no solo no ha tenido influencia en estos logros de la economía, sino que tampoco ha administrado bien su propia área de jurisdicción política: la ciudad de Buenos Aires.
La subestimación del gobierno y la jefatura de campaña electoral que no solo no hicieron su trabajo militante, sino que, creídos que la imagen de la presidenta (que inteligentemente no se inmiscuyó de lleno) bastaría-cuando nunca se ha ganado la capital desde el peronismo- no realizaron una campaña científicamente planificada, limitándose a realizar actos desconectados de la realidad cotidiana del vecino y dirigida a los ya convencidos, a los propios.
Nuevamente la derecha propinó un garrotazo al kichnerismo porteño (ahora ya sin Alberto Fernández como mariscal de las derrotas) que no trabajó para contrarrestar puerta a puerta (ni siquiera conocían a los comuneros) la andanada mediática de apoyo incondicional al procesado por escuchas ilegales, Mauricio.
El cálculo electoralista de los votos obtenidos en la capital para sumar al triunfo a las elecciones presidenciales del 23 de octubre se privilegió por sobre las aspiraciones de los habitantes de la ciudad que esperan un gobierno del Pueblo, pero que, otra vez, deberán soportar cuatro años más de fascismo, estupidez y enajenación de los bienes, ilusiones y esperanzas de los porteños.
Los habitantes de la vidriera política y cultural del país, presos de conciencia de los medios de comunicación, esperaron en vano ser liberados por Cristina y Filmus, quienes le abrieron la puerta a Mauricio para ser el candidato de la derecha en 2015.
Nicolás Alvarez Guevara es Comunicador Popular