En las últimas tres semanas de octubre, más de treinta periodistas perdieron la vida mientras informaban desde la Franja de Gaza. El conflicto, con el corolario de decenas de miles de víctimas, no excluye a las y los trabajadores de la prensa. Para la Federación Internacional de Periodistas (FIP), organización con sede en Bruselas, Bélgica, que reúne a más de 600.000 comunicadores de 140 países, es fundamental que los protagonistas de este nuevo conflicto respeten el derecho a la información (https://www.ifj.org/es/sala-de-prensa/noticias/detalle/category/comunicados-de-prensa/article/palestina-al-menos-veintitres-periodistas-muertos-en-gaza). “Respetar la seguridad de los periodistas en Gaza”
En su reciente visita a Suiza, el periodista francés Anthony Bellanger, actual secretario general de la FIP, ratificó desde Berna, Lausana y Ginebra el llamado que la misma le hiciera el 13 de octubre a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la cual también se ocupa de las grandes cuestiones ligadas a la información. “Los trabajadores de los medios de comunicación en áreas de conflicto armado deben ser tratados y protegidos como civiles y se les debe permitir realizar su trabajo sin interferencias”, recordó Bellanger, quien anticipó las gestiones que su organización está realizando ante la UNESCO para obtener un apoyo solidario excepcional que permita a los periodistas palestinos la compra de chalecos antibalas, cascos y equipo de primeros auxilios. La solicitud incluye también los medios para establecer una casa para la prensa en Khan Younes, Gaza, que permita realizar correctamente sus tareas profesionales en el terreno a los periodistas extranjeros con base en El Cairo y que entren por Rafah.
Hace apenas unos días la FIP instó a los protagonistas del
conflicto “a hacer todo lo posible para salvaguardar a los periodistas y los
profesionales de los medios”. Y les recordó que “hay en todo el mundo un
intenso interés (y una gran preocupación) por este conflicto, pero que la gente
sólo podrá entender lo que realmente está pasando si a los periodistas se les
permite hacer su trabajo”.
Según la organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras, Israel
“asfixia al periodismo en Gaza” (https://www.rsf-es.org/palestina-israel-asfixia-al-periodismo-en-gaza/).
Su Secretario General, Christophe Deloire, condenó el bloqueo mediático que
intenta imponer Israel y afirmó que “el periodismo es el antídoto contra la
desinformación que se extiende con especial fuerza en esta región”.
Ante la situación dramática que viven las mujeres y los hombres de prensa en esa zona del Medio Oriente, el 2 de noviembre la FIP difundió una nueva toma de posición con la firma personalizada de más de 70 de sus sindicatos y asociaciones miembros de diversos continentes. La misma reitera la “profunda preocupación por la difícil situación de todos los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación que cubren el conflicto”. Y señala que esta situación se vuelve más acuciante “luego de que Israel anunciara el 27 de octubre que no garantizaría la seguridad de los periodistas en Gaza” (https://www.ifj.org/es/sala-de-prensa/noticias/detalle/category/comunicados-de-prensa/article/global-call-israel-must-commit-to-protecting-journalists).
“Rechazamos esta política y exigimos que los ministros y los mandos militares israelíes cumplan con la legislación internacional”, subraya la FIP, y puntualiza que desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre pasado y hasta el momento de escribirse estas líneas han muerto 29 periodistas palestinos, cuatro israelíes y uno libanés, y que muchos otros (tanto palestinos como israelíes) están heridos o desaparecidos.
En su comunicado, la FIP le pide a Israel “que cumpla plenamente con el derecho internacional humanitario y la legislación internacional sobre derechos humanos y que actúe para impedir la comisión de cualquier delito contemplado en el derecho internacional, incluidos los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y el genocidio, así como la incitación a cometerlos”. Y recuerda que el artículo 79 de la Convención de Ginebra establece que «en las zonas de guerra, los periodistas deben ser tratados como civiles y protegidos como tales siempre y cuando no participen en las hostilidades». La FIP exige el respeto de este artículo, cuya contravención constituiría un crimen de guerra, y demanda la normalización de los sistemas para la comunicación en Gaza. Concretamente, el acceso al Internet, que a menudo no está disponible, lo que “viola el derecho humano fundamental a procurar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio y sin consideración de fronteras”.
Una guerra también informativa
La comunicación de las cifras relativas al número de víctimas y el impacto del conflicto forman parte de esta guerra en la Franja de Gaza, la cual ya es tan dramática como global. El mismo presidente norteamericano, Joe Biden, intervino en la polémica sobre la veracidad de los datos sobre muertos y heridos (https://cnnespanol.cnn.com/2023/10/27/funcionarios-palestinos-publican-nombres-muertos-gaza-trax/). La guerra informativa propia de este conflicto ya se ha instalado, y sin periodistas en el terreno se desvanecen las fuentes veraces y la difusión de información objetiva.
El último lunes de octubre Naciones Unidas informó que “mientras comienza a llegar a Gaza la ayuda que tanto necesita, recrudece la guerra por los datos verídicos debido a que las redes sociales alimentan narrativas contradictorias sobre la situación” (https://news.un.org/es/story/2023/10/1525307).
Noticias ONU afirmó que “tras los atentados del 7 de octubre de Hamás contra Israel, sigue circulando desinformación perjudicial sobre el conflicto en curso, la cual podría tener consecuencias peligrosas sobre el terreno”. Y puso el acento en la necesidad de una información realmente veraz: “Si bien la desinformación puede ser resultado de la difusión accidental de falsedades, también puede serlo gracias a la difusión intencional por agentes estatales. En el caso de un conflicto armado, por ejemplo, para influir sobre la opinión pública o la política, y puede afectar todas las áreas del desarrollo, desde la paz y la seguridad hasta la ayuda humanitaria”.
Con los ojos del mundo entero puestos en el paso fronterizo de
Rafah, Egipto, a partir del 22 de octubre las imágenes de convoyes que
finalmente pudieron ingresar a Gaza cargados de ayuda humanitaria inundaron las
redes sociales. En paralelo, sostiene Noticias ONU, se
multiplicó la desinformación sobre lo que esos camiones contenían y
también sobre la manera en que esa ayuda llegaba a su destino, un enclave asediado
de 363 kilómetros cuadrados donde viven 2.3 millones de personas, de las cuales
1.4 millón se encuentran desplazados por las hostilidades”.
La misma ONU brindó ejemplos de mentiras que han circulado como
información veraz. Entre otras, que tanto ella como como algunas de sus
organizaciones subsidiarias en la región, como la Agencia para los Refugiados
Palestinos (UNRWA, en inglés), “estaban vendiendo sacos de trigo a precios
desorbitados en Gaza”. Nada más lejos de la verdad, ya que la UNRWA
les sigue proporcionando pan a los desplazados en sus refugios y ha
distribuido gratuitamente harina de trigo para impulsar la producción en unas
16 panaderías. Esta agencia ha apoyado a los refugiados de Palestina desde 1950
y sigue siendo el principal organismo de asistencia humanitaria de Naciones
Unidas en Gaza (https://www.unrwa.org/).
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) aseguró harina gratuita
para otras 23 panaderías en la zona de conflicto.
“Las mentiras viajan mucho más rápido que los hechos verídicos”, afirmó recientemente Melissa Fleming, subsecretaria general de Comunicaciones Globales de la ONU. «Una vez más”, según Fleming, “la niebla de la guerra está impulsando la propagación del odio y la mentira en Internet, lo que da lugar a errores peligrosos con consecuencias reales en tiempo real». La alta funcionaria de la ONU señaló que, “en este sentido, la incitación al odio y la desinformación, ya muy extendidos, inundan las redes sociales, distorsionando las percepciones y aumentando el riesgo de más violencia». Y subrayó “la importancia de obtener noticias de fuentes fiables y redoblar los esfuerzos para que Naciones Unidas imponga sus propias barreras contra la difusión de contenidos nocivos» (https://melissa-fleming.medium.com/a-wartime-case-for-information-integrity-aa35bd2941cf).
A fin de contrarrestar la desinformación y promover lo que Naciones Unidas denomina «integridad de la información», sus agencias están interviniendo para brindar datos veraces y corregir noticias falsas perjudiciales, poniéndose en contacto directo con los medios de comunicación e informando en sus plataformas digitales acerca de lo que está ocurriendo sobre el terreno en Gaza.
La ética por encima de todo
El 19 de octubre, doce días después del inicio del conflicto en Gaza, la FIP les recordó a los periodistas en general y en especial a sus miembros la necesidad de respetar los principios profesionales afirmados por la Carta Mundial de Ética para Periodistas (https://www.ifj.org/es/quien/reglas-y-politica/carta-mundial-de-etica-para-periodistas).
“Información no verificada, videos sin fuentes e imágenes de las redes sociales: la guerra entre Hamás e Israel es también una guerra de comunicación”, denunció recientemente la Federación Internacional del sector, reiterando así que los principios profesionales del periodismo deben ser absolutamente respetados. “El deber del periodismo”, enfatizó, “es proporcionar información de interés público”.
Ya en esas primeras horas del conflicto, la FIP le recordaba al mundo una dolorosa verdad: que “la guerra de comunicación es intensa, y que cada bando defiende su verdad”. Prohibidos de trabajar en la Franja de Gaza –nada menos que una gigantesca prisión al aire libre para los civiles palestinos–, muchos periodistas extranjeros utilizan con demasiada frecuencia fuentes secundarias o fuentes “oficiales” de cada bando, pero sin poder comprobar su veracidad. Según la FIP, “esto va en detrimento de la ciudadanía, uno de cuyos derechos fundamentales es estar bien informada”. “Ningún otro conflicto de los tiempos modernos”, concluye la FIP, “ha resultado tan letal para los trabajadores de los medios de comunicación en un período tan breve”.
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