José Natanson afirma que la economía parece girar hacia el centro. Esto lo dice en la editorial de la edición nº 183 de setiembre 2014 de Le Monde Diplomatique. Reproduzcamos sus palabras: «…pareciera existir una suerte de consenso tácito alrededor de algunas líneas económicas elementales, consenso evidenciado en la heterodoxia moderada, una especie de lavagnismo […]
José Natanson afirma que la economía parece girar hacia el centro. Esto lo dice en la editorial de la edición nº 183 de setiembre 2014 de Le Monde Diplomatique.
Reproduzcamos sus palabras:
«…pareciera existir una suerte de consenso tácito alrededor de algunas líneas económicas elementales, consenso evidenciado en la heterodoxia moderada, una especie de lavagnismo difuso, que parece resumir la fe económica de los referentes de los principales candidatos presidenciales, muchos de los cuales fueron de hecho funcionarios kirchneristas (Roberto Lavagna, Miguel Peirano y Daniel Arroyo en el massismo, Martín Lousteau y Alfonso Prat-Gay en UNEN). En cuanto a Mauricio Macri, y aunque algunos de los economistas que lo acompañan muestran efectivamente un perfil diferente, no cuesta mucho imaginárselo ofreciéndole el manejo de la economía a un lavagnista (o incluso al mismo Lavagna, a quien, recordemos, en su momento tentó como candidato porteño).»
«En el marco de una economía sin grandes crisis pero menos próspera que la de hace algunos años, la oposición a los gobiernos progresistas de América Latina aparece como populista en materia de seguridad pública, liberal (aunque no totalmente neoliberal) en materia económica, y lo suficientemente inteligente como para mostrar una cara social: Henrique Capriles, Mauricio Rodas, Aecio Neves, Massa, Macri, Unen…».
Afirmar todo esto implica desconocer, o negar, las campañas destituyentes contra el gobierno. Porque si se reconoce la existencia de estas campañas no cabe menos que preguntarse quiénes las hacen y por qué razón. Y no cabe otra respuesta que la de que el capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI) quiere volver a una década del ’90 corregida y aumentada.
Frente a este peligro, una política en defensa del pueblo es oponerse a ese capital concentrado y exigir que el futuro gobierno no retroceda en las mejoras logradas en esta década en salarios, empleo, asignaciones sociales, derechos democráticos, etc. Y exigir a los candidatos que se definan claramente por este punto.
La necesidad de que toda la población tenga clara conciencia del peligro de la política del capital concentrado es decisiva. Este es uno de los ejes centrales de la lucha política actual. Toda la prensa escrita que responde a los intereses del capital concentrado (Clarín, La Nación, Perfil, etc.), y los medios audiovisuales que cumplen la misma tarea, centran gran parte de sus esfuerzos en nublar la conciencia de la población en este punto. ¿Cómo puede ser un verdadero progresista Natanson si él también colabora en esta tarea, por la razón que sea? Se puede suponer que no tiene claro este tema, que sus conocimientos de economía son muy limitados, que no tiene mala intención, etc., pero un periodista, un comunicador, un director de un mensuario como Le Monde Diplomatique, tiene la obligación de no equivocarse en temas cruciales como éste de cuyo desenlace depende el avance o retroceso de la situación social general.
Con un elemental conocimiento de la economía real se tendría claro que el CCyCI necesita vender en todo el planeta, y comprar insumos también en todo el mundo. Esta necesidad material lo lleva inevitablemente a destruir el crecimiento industrial de todos los países. Por otro lado, el pueblo necesita trabajo, y no hay trabajo sin crecimiento industrial, del cual depende todo el funcionamiento de la economía.
Desconocer todo esto y afirmar que la política económica parece deslizarse hacia el centro no puede tener ningún apoyo en la realidad material, más bien parece ser una expresión de deseos de alguien como Natanson que da la impresión de ser un centrista estructural.
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