El papel de los medios de comunicación es desorientarnos, y ayudar a no creemos lo que podemos ver con nuestros propios ojos: que hay un genocidio en marcha, y que nuestros propios líderes están ayudando activamente en su ejecución.
Es muy fácil desmontar cualquier informe de The Guardian sobre Gaza –como he hecho en este artículo – e identificar las mismas malas prácticas periodísticas.

En dicho artículo, podría haber tomado cualquier párrafo y analizarlo de la misma manera que lo hago a continuación. Pero por brevedad, he seleccionado solo cuatro párrafos (cada uno en negrita) que ilustran el pésimo estado de la información sobre Gaza por parte del periódico supuestamente liberal más serio de Gran Bretaña.
Nótese que estas tergiversaciones están incluidas en una historia que es ostensiblemente crítica con Israel. Un nuevo informe de las Naciones Unidas acusa a Israel de maltratar y torturar físicamente a su personal, incluidos maestros y maestras, médicos y trabajadores sociales, además de utilizar a personas como escudos humanos.
El lenguaje y el marco utilizados por The Guardian tienen como objetivo diluir el impacto del informe de la ONU y, por lo tanto, dar al comportamiento de Israel mucha más legitimidad de la que merece.
La Medialuna Roja Palestina dijo el martes que Israel había liberado a un médico, arrestado desde el ataque mortal – de las tropas israelíes y enormemente controvertido – contra ambulancias en el sur de Gaza el 23 de marzo.
«Enormemente controvertido» es la forma cobarde de The Guardian para referirse a una atrocidad indiscutible. Israel asesinó a 15 paramédicos y miembros del equipo de bomberos en una ráfaga de balas de tres minutos y medio contra vehículos de emergencia claramente identificados. Después, Israel aplastó los vehículos y los enterró junto con los cuerpos de los socorristas para ocultar las pruebas.
¿En qué mundo esto es «controvertido»?
La «controversia» implica dos lados de un problema. Sugiere espacio para la duda. No hay debate ni duda sobre lo que sucedió, aparte de la que perpetúan los medios de comunicación occidentales. Si Rusia hubiera hecho lo mismo con los médicos ucranianos, The Guardian lo estaría llamando lo que es: un crimen de guerra.
Los crímenes de guerra no son «controvertidos». Son crímenes de guerra.
Israel prohibió toda cooperación con las actividades de la UNRWA en Gaza y Cisjordania a principios de este año, y afirma que en la agencia [de las Naciones Unidas] hay infiltrados de Hamás, una acusación que ha sido fuertemente cuestionada.
Una vez más, » fuertemente cuestionada » es la forma astuta que tiene The Guardian de dar crédito a una obvia mentira israelí. Israel ha tenido muchos, muchos meses para presentar alguna evidencia que respalde su afirmación de que Hamás se infiltró en la agencia de refugiados de la ONU, UNRWA, algo que rotundamente no ha pasado.
Decir que la difamación es una «acusación» y afirmar que es «cuestionada» es sugerir que alguien, aparte de Israel, toma la difamación en serio. Nadie lo hace; por eso es una difamación.
Los grupos de derechos humanos acusan a Israel de utilizar la “táctica de hambruna» que pone en peligro a toda la población, convirtiéndola potencialmente en un crimen de guerra.
No es solo un «grupo de derechos», y no es solo una «acusación». La Corte Penal Internacional tiene una orden de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu por crímenes contra la humanidad, y uno de esos crímenes es matar de hambre a la población de Gaza. La política de hambruna de Israel se ha intensificado desde que Israel rompió el acuerdo de alto el fuego el mes pasado. Los líderes israelíes incluso admiten con orgullo que están matando de hambre a la población. Entonces, ¿cómo es eso solo una «acusación»?
Y matar de hambre a la población no es solo «potencialmente» un crimen de guerra. Es un crimen de guerra. Es un excelente ejemplo en el derecho internacional de «castigo colectivo», es decir, castigar colectivamente a civiles por las acciones de sus líderes. Y en este caso, el «castigo» es matarlos de hambre, el tipo más grave de castigo colectivo y el tipo más grave de crimen de guerra.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha prometido continuar la ofensiva hasta que regresen todos los rehenes y Hamás sea destruido o acepte desarmarse y abandonar el territorio.
Los periodistas suelen usar la palabra «promesa» para indicar una visión positiva de una acción propuesta. Una palabra más neutral aquí sería «amenazado». Incluso la conservadora Corte Internacional de Justicia sospecha que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza. Como suena que “Netanyahu promete continuar con el genocidio hasta que todos los rehenes regresen», ¿Extraño? ¿Escandaloso? Entonces, entiendes el punto.
Además, ¿por qué The Guardian repite como un loro sólo las afirmaciones más interesadas de Netanyahu sobre los objetivos de los crímenes de guerra de Israel (mientras le da a Israel el beneficio de la duda sobre si son crímenes de guerra)? Hay toda una serie de otras razones, mucho más plausibles, para que Israel destruya toda la infraestructura de Gaza, incluidos sus hospitales, y asesine y mutile a 100.000 palestinos, que «recuperar a los rehenes» o «desarmar a Hamás».
Incluyen un objetivo declarado por Netanyahu y otros líderes israelíes de que desean «alentar» a los palestinos a abandonar su patria. La muerte y la destrucción desenfrenada propagadas por Israel parecen ser lo quieren decir con «aliento».
El goteo constante de lenguaje sesgado, informes sesgados y encuadres prejuiciosos por parte de los medios occidentales tiene un propósito. Su objetivo es erosionar el sentido del lector de lo que está bien y lo que está mal, de la realidad y la ficción, de la víctima y del opresor.
Están ahí para desorientarnos, preparándonos para no creer lo que podemos ver con nuestros propios ojos: que se está llevando a cabo un genocidio y que nuestros propios líderes están activamente participando en él.
Fuente: https://jonathancook.substack.com/p/the-drip-drip-of-slanted-gaza-reporting
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.