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Hablemos de El País

Fuentes: Rebelión

Dos tópicos rodean al diario El País. Por un lado, ser el medio más deseado por los anunciantes por su gran número de lectores y, por otro, su ideario progresista. Veamos algunos detalles respecto a esos tópicos. Se suele decir que las grandes empresas de comunicación logran su viabilidad económica gracias al gran número de […]

Dos tópicos rodean al diario El País. Por un lado, ser el medio más deseado por los anunciantes por su gran número de lectores y, por otro, su ideario progresista. Veamos algunos detalles respecto a esos tópicos.

Se suele decir que las grandes empresas de comunicación logran su viabilidad económica gracias al gran número de lectores que las convierten en atractivas para los anunciantes, pero una noticia de economía de El País del 26 de mayo nos puede ayudar a conocer algunos de los métodos por los que consiguen la publicidad.

En la citada información, referida a una demanda de la editora del diario contra la multinacional Tiscali, podemos descubrir que en julio de 2001 esta multinacional compró a Prisa el proveedor de acceso a internet Inicia. Uno de los puntos del acuerdo de compra-venta, era el compromiso de Tiscali de invertir en publicidad 10 millones de euros en los medios de la editora española, una cantidad mayor incluso que el precio de la compañía vendida. Se trata de un ejemplo de todos los elementos mercantiles que interfieren en las empresas de medios de comunicación. Es falso que se trate de un modelo comunicacional basado en el logro de lectores y audiencias mediante la calidad para, posteriormente, ser un medio deseado por la publicidad. Muchas veces son otros productos no relacionados con la información los que aseguran ingresos que sanean las empresas y permiten presentarlas como buenos y rentables medios de comunicación.

Respecto al tópico del progresismo de El País y su «honorable» código deontológico basta recordar el anuncio pagado publicado el pasado 25 de mayo. Una publicidad homófoba reaccionando a la ley de matrimonios entre homosexuales, sin identificación de quien la patrocinaba, en la que se afirma que «el matrimonio es una institución única de Dios», que «el SIDA y otras enfermedades de origen homosexual proliferarán» y que «gays de todo el mundo buscarán refugio en España». Terminan afirmando que «el matrimonio gay es un travesti destructor de la ley de Dios». Al día siguiente, y ante las críticas de los lectores, el diario publica una noticia en la que afirma que el anuncio «viola abiertamente las normas establecidas por el periódico» y que «fue publicado por un fallo en los sistemas de control». Como si los «controles» del diario no pudieran haber percibido el anuncio durante todas las ediciones de ese día. Sin embargo, funcionó a la perfección ese «control» el pasado mes de noviembre cuando a un grupo de cinco personas no se nos permitió contratar una esquela en el mismo diario por el millar de muertos en Faluya como consecuencia de los bombardeos del ejército norteamericano.

Quizás va siendo ya hora de que los ciudadanos vayan olvidando algunos prejuicios positivos de El País y sepan qué valores y qué dineros son los que condicionan sus contenidos.

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