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Sobre el "Manifiesto a favor de García Montero"

Hace falta estar ciego

Fuentes: larepublica.es

El texto «A favor de García Montero», autocalificado hipócritamente como «manifiesto» a favor de… (más ajustado, por su contenido, habría sido titularlo: En contra de…), a pesar de su pobreza terminológica y retórica, ocupa un espacio central en la campaña mediática desatada para conseguir el desprestigio público de la persona y del trabajo intelectual del […]

El texto «A favor de García Montero», autocalificado hipócritamente como «manifiesto» a favor de… (más ajustado, por su contenido, habría sido titularlo: En contra de…), a pesar de su pobreza terminológica y retórica, ocupa un espacio central en la campaña mediática desatada para conseguir el desprestigio público de la persona y del trabajo intelectual del profesor José Antonio Fortes; pues, por un lado, condensa, en pocas líneas, las ideas fuerza que articulan la desinformación ejercida por los medios de comunicación (con El País a la cabeza y, cual Santa Alianza, seguido por el resto); y, de otro lado, porque mediante una táctica de enmascaramiento de los hechos (con una utilización perversa de la separación ideológica izquierda/derecha en un tosco cuento con reparto de papeles: el bueno/el malo; el comprometido izquierdista/el fascista; el sensato/el perturbado; etc.) se da gato por liebre a la «noble credulidad de grupos y personalidades de izquierda» y se legitima «esta bonita e inexacta historia» (consúltese «Fortes-García Montero: los hechos son los siguientes» en Rebelión, 18/11/2008) mediante una forzada llamada a la adhesión inquebrantable.

Y es precisamente por la centralidad señalada de este texto (*), por lo que merece la pena detenerse en su análisis. Es necesario, ante una más de las campañas de descrédito del pensamiento crítico, que ejerzamos nuestro derecho de lucha por la palabra, por su sentido, y por los espacios de debate social que no podemos abandonar.

Ya desde el comienzo del «manifiesto», para la construcción de dos figuras antagónicas desde un maniqueísmo ostentoso, se enmarca y se cierra toda posibilidad de reflexión del lector, con la tentativa de deslegitimación de la sentencia judicial, y con la sentimentalización de los hechos y una desvergonzada apropiación del poder simbólico de la figura del poeta F.G. Lorca, puesta al servicio de la imagen pública del profesor Montero, y ariete de embestida de los redactores. De este modo, se trastoca la línea ideológica marxista de las investigaciones del profesor Fortes, hasta convertirlo en un revisionista más (= derechista) de la historia española, en una caricatura de sí mismo.

El texto continúa con la noble decisión de «no recurrir» la sentencia por parte del profesor Montero, si bien, a la vista de nuevas informaciones, esta afirmación también resulta falsa. A través de una curiosa justificación (abrir un debate sobre la libertad de expresión) para este cambio (recurrir) el debate ya se ha iniciado, desde la prensa granadina para defender a García Montero, en términos de restricción (o eliminación) de la libertad de cátedra en las universidades. ¿Este es el asunto que se pretende discutir? ¿El de la limitación a la libertad de expresión y libertad de cátedra al servicio de unos intereses determinados?

A continuación, en la escala hagiográfica de sucesos que santifica la figura de García Montero (y que, por tanto, sirve para desprestigiar aún más, en contraposición, al Otro) a través de una argucia simple, pero poderosa, se traslada su intencionalidad de abandonar la UGR de temporal a definitiva, transmitiendo al lector la falsa imagen de abandono obligatorio a causa de la sentencia judicial esquivando, de este modo, informar sobre la voluntariedad de su decisión (Excedencia) y el carácter temporal de la misma, sin abandono de su plaza funcionarial (Todo un lujo para los tiempos que corren). Para ello, además, el profesor García Montero no ha dudado en efectuar una utilización perversa y falta de moral del término exilio. La lógica y necesidad de esta manipulación, otra más, persigue elevar el grado de identificación con el acusado en un proceso continuo de victimización y sentimentalización de su imagen y efigie pública.

En línea con esta victimización del profesor Montero se introduce, en el texto, una nueva figura: la del profesor juicioso (frente al «disparatado») que ejemplariza las buenas prácticas educativas (frente «a un adoctrinamiento insensato») y que con su valor cívico denuncia las malas artes de este «supuesto» profesor. Para ello los redactores no dudan en: anular el espacio del debate de ideas e instalarse en el insulto y la descalificación gratuita mediante una terminología patologizadora; en tratar al alumnado de la UGR como mediocres esponjas receptoras acríticas sin juicio ni capacidad de raciocinio; en defender que los centros universitarios deben concebirse como simples cortijos propiedad de ciertos letraterratenientes que ejercen el ordeno y mando.

Para reforzar, aún más, el carácter malvado (derechista) del profesor J.A. Fortes tampoco dudan, los redactores, en ocultar y manipular los términos de la sentencia judicial al afirmar que ésta refrenda la manifestación pública de los «disparates» derechistas y canalladas de este profesor. Asunto que no entra a enjuiciar la sentencia, ni puede, ya que se instruían unos hechos determinados y su función, como es lógico, no consiste en limitar la libertad de cátedra o revivir la censura (puntos que, al parecer, se inscriben en las peticiones de los redactores de este manifiesto).

La utilización del término «felonías» nos aclara, a los lectores, que una de las lógicas básicas del sentido del texto se instala en la dialéctica lealtad/traición a uno de los nuestros, es decir: en torno a la adhesión a los valores encarnados en la figura construida y edificada, utilizando los mecanismos señalados (victimización del culpable/perversión del sentido/manipulación de los hechos/culpabilización del inocente), del profesor García Montero.

Mediante el antagonismo («perdemos/quedamos») de los términos «valioso»-Montero / «lo que hay»-Fortes, como resultado de la sucesión de vocablos que inciden en la ridiculización del profesor Fortes, se alcanza el fin básico del texto: la alteración de la posición de ambos (víctima-inocente/García Montero // verdugo-culpable/J.A. Fortes) y la destrucción completa de la imagen de este último, a través de un proceso de desprecio y degradación, hasta convertirlo en un ser sin valor, un adoctrinador insensato, un supuesto y disparatado profesor, un loco derechista, un propalador de felonías, etc.

Por eso, la guinda lógica del texto no puede ser otra que su conclusión final, encaramada en la rancia chulería del «Y no sabemos callarnos», de quien está seguro de su dominio mediático, de su posición de poder, y que lo ejerce e impone sin límite ni medida. ¿Mantendremos, desde el análisis y el conocimiento, un silencio cómplice ante este infamante texto? ¿Es que estamos ciegos?

http://www.larepublica.es/spip.php?article13744


(*) Recomendamos la consulta de este manifiesto en la página del periódico IDEAL (http://www.ideal.es/granada/20081112/local/granada/manifiesto-apoyo-luis-garcia-200811121904.html) pues contiene numerosos comentarios de los lectores. Su alojamiento oficial se encuentra en la página electrónica del Festival Internacional de Poesía de Granada (http://www.festivaldepoesiadegranada.com/inicio.html), subvencionado por el Ayuntamiento de Granada (y del que es concejal de cultura: Juan García Montero), que enlaza con el blog de apoyo a L. García Montero (http://apoyoaluisgarciamontero.blogspot.com) en el que se pueden consultar las firmas conseguidas. Ejemplo burdo y claro de esta operación de acoso, que aquí denuncio, lo perpetró este blog al incitar, mediante texto añadido, el envío de correos electrónicos al correo oficial de este profesor de la UGR, al menos en el espacio temporal comprendido entre las 24:00 hs del sábado (15/11/2008) y las 12:00 hs del domingo (16/11/2008), conservamos fichero electrónico de estas consultas, y que con posterioridad, ¿con buen criterio?, ha sido eliminado.