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Idiota e hipócrita

Fuentes: Rebelión

El lector sensato y medianamente avezado (abruma decirlo) abre cada mañana El País virtual con la secreta esperanza de que la tozudez de los hechos haya logrado una suerte de efecto Doppler informático entre el personal responsabilizado en confeccionarlo, con el consiguiente corrimiento hacia el rojo de sus articulistas y corresponsales… Pero (¡oh, infortunio derivado […]


El lector sensato y medianamente avezado (abruma decirlo) abre cada mañana El País virtual con la secreta esperanza de que la tozudez de los hechos haya logrado una suerte de efecto Doppler informático entre el personal responsabilizado en confeccionarlo, con el consiguiente corrimiento hacia el rojo de sus articulistas y corresponsales… Pero (¡oh, infortunio derivado de la ignorancia auto-impuesta!), eso nunca ocurre: la reina Isabel continúa graciosamente contando cisnes, el mundo celebra la victoria del Barça y se asombra del precio pagado por el Real Madrid para adquirir al esclavo Cristiano (¡valga nombre!) Ronaldo en medio de una crisis que ha llevado al desempleo a un 13% de la fuerza laboral del Reino Borbón, Chávez es acusado de populista sin esclarecer a fondo los beneficios que su gobierno ha traído al populus (en detrimento, naturalmente de la burguesía, mediante una simple redistribución -más equitativa- de los recursos) y jamás aparece un análisis del daño ecológico que provoca una sola carrera de Fórmula Uno. (El lector sensato y medianamente avezado aprovecha positivamente esa no ocurrencia en el mundo real para comprobar la pujanza -en el mundo de los conceptos- del conocido aserto de Marx que reza «Si los axiomas geométricos se oponen a los intereses de los hombres [sic], cambian los axiomas geométricos».)

No es raro pues que la lectura de El País genere en las personas sensatas y medianamente avezadas un sentimiento de sombrío regocijo que debe ser reputado de perturbador y contradictorio: se comprueba a una la justeza de las ideas opuestas a las que animan a la mayoría de los articulistas de este empresa mediática (esencia comercial subrayada) y lo lejos que están estos barones de la manipulación de comprender este hecho.

Con todo, hay días que El País se supera. Tal es el caso de lo ocurrido el domingo 5 de julio del corriente 2009: a propósito del golpe de estado ocurrido el 26 de junio en Honduras, Moisés Naím publicó un libelo intitulado Idiotas contra Hipócritas que es, en efecto, una joya de idiotez e hipocresía.

No tiene caso detenerse extensamente en ese dechado de tergiversación histórica anti-analítica. Sin embargo, en defensa de la inteligencia de los más jóvenes lectores resulta obligado ofrecer -muy brevemente- una imagen veraz de algunas de las farisaicas afirmaciones que ahí don Moisés hace, y en particular de las verdades que aposta excluye.

Por ejemplo, no se entiende por qué él se pregunta si los golpistas hondureños no leen o no ven CNN. Hay que decir en defensa de los golpistas, aún a riesgo de exponer con esta afirmación las capacidades intelectivas del articulista en su verdadera reducida dimensión, que ellos -contrariamente al gacetillero- no solo saben leer muy bien y ven CNN asiduamente, sino que -como demuestra tesoneramente el curso seguido hasta hoy por los malditos hechos- son duchos hermeneutas de los espacios sugeridos, de los silencios colmados de insinuaciones, de las alusiones omitidas, de las alegorías veladas. A diferencia de Moisés Naím, Micheletti y comparsa conocen muy bien que -en muchos sentidos- los gritos del mundo son nada al lado de un leve susurro de los Estados Unidos.

Mas toda esta introducción que él hace no es más que oropel de palabras. En el kernel mismo del artículo, Moisés Naím no solo demuestra ser asaz lerdo, sino que su memoria está llena oquedades, mientras que las afectaciones (acaso genéticas) de su capacidad de razonar serenamente despiertan compasión…

Obviemos que él admite como demostrado (incauto varón) que «[…] el presidente Manuel Zelaya había incurrido en múltiples violaciones de la Constitución «; y para validar su certeza, nos ofrece inmediatamente el origen de su seguridad: » La Corte Suprema, el Congreso y otras instituciones hondureñas así lo habían certificado. » (¿Habría expuesto un periodista más serio exactamente lo ocurrido, esto es, que el presidente legítimo de Honduras quería únicamente canalizar el deseo expresado por las más de 400 mil solicitudes recibidas en su casa de gobierno en torno a instaurar constitucionalmente una democracia verdaderamente participativa mediante una encuesta no vinculante que habría de pronunciarse claramente a este tenor?)

No nos detengamos en esto, ya que la sesgada ingenuidad del comentador habla por sí sola. Concentrémonos en la siguiente falaz afirmación, plena de ladina intencionalidad: «[…] quizá el factor que más les estimuló [a los golpistas] a actuar fue que por las porosas fronteras hondureñas comenzaron a entrar agentes venezolanos y cubanos con maletas llenas de dólares y camionetas cargadas de armas

(Hay tanto cinismo, idiotez e hipocresía en ese enunciado que ahora se ve el lector sensato y medianamente avezado presa de compasión por el género humano todo…) Olvida don Moisés (es imposible aceptar que no lo sabe: demasiada ignorancia para un articulista, incluso de la nómina de El País) que ha sido el de los Estados Unidos el único gobierno que ha llenado de armas a Honduras, desde la época de la preparación de la invasión contra Cuba, pasando por la encubierta guerra sucia contra el gobierno sandinista de los ’80, que fue subvencionada con fondos ilegalmente adquiridos (increíble parece admitirlo) ¡mediante operaciones de tráfico de drogas y de venta de armas al hoy acosado Irán, efectuadas por agentes federales de la administración del ex presidente Reagan!, y que esas miles de toneladas de armas no fueron transportadas en maletas, portafolios y similares, sino en contenedores acarreados en poderosos C-130. Desconoce don Moisés que el único país que tiene bases militares permanentes en Honduras no es ni Cuba ni Venezuela, sino los Estados Unidos. Calla don Moisés que los únicos terroristas probados que poseen una enorme ascendencia sobre los paramilitares hondureños son Posada Carriles y sus acólitos de la mafia cubano-estadounidense radicada en Miami, y que es tal ese predominio, que cuando la ex presidenta panameña Mireya Moscoso, atribuyéndose facultades que no le otorgaba su cargo, según fuera probado por tribunales panameños del presidente Torrijos (sin que el bueno de Moisés alertara sobre ese desmán), indultó ilegalmente al archifamoso criminal, este buscó seguro resguardo precisamente en territorio hondureño… ¿Acaso es fenómeno del pasado esa influencia de los terroristas miamenses entre los círculos derechistas de Honduras? No, como bien sabe el crédulo de Moisés, los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales se vieron obligados a renunciar a asistir al trigésimo noveno Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA, celebrada en San Pedro Sula, Honduras, entre los días 2 y 4 de junio de 2009, a causa del plan fraguado por los mencionados terroristas para volar con un cohete anti-aéreo el avión que transportaba a los presidentes.

Sin embargo, entre las múltiples inexactitudes y falacias que deliberadamente propaga el idiota (califiquémosle de una buena vez) de Moisés, la que más duele a los lectores sensatos y medianamente avezados es que, al omitir el monto de dinero proveniente de Cuba que -desde una época en que el gobierno de Honduras negaba su amistad al pernicioso pueblo comunista de Cuba- ha estado ingresando incesantemente a la nación centroamericana, se minimizan esas cantidades: ellas no son computables, pero el avieso contable del Real Madrid que tasó al esclavo Cristiano (¡valga nombre!) Ronaldo convendría en que esa cifra es del orden de muchos centenares de millones que marcha, vestida de blanco, armada de estetoscopios y jeringas por los más intrincados rincones de la patria de Morazán.

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