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“Soy un contramarcha”, dijo el victimario Patricio Villafaña, tras su audiencia de formalización, donde quedó bajo la medida cautelar de prisión preventiva, por ser considerado un peligro para la sociedad.
«Nuestro objetivo es hacer una comunidad autovalente, solucionar los problemas básicos -como la luz, el agua-, nosotros mismos, deliberando juntos», y agrega que «es muy difícil luchar en tiempos en que el capitalismo neoliberal se ha tomado los corazones y las mentes de muchos. Pero vale la vida»
Este 16 de agosto, la Corte Suprema de Santiago, intentando compensar el daño brutal cometido contra el lonko y luchador por la autonomía y territorio del pueblo mapuche Facundo Jones Huala, resolvió la liberación del ahora ex prisionero político indígena.
«Ha manifestado graves problemas de salud asociados a su mala condición cardiaca.»
Por medio de una misiva, la Dipres respondió al petitorio laboral que «no se autoriza tal mejora, debido al escenario de estrechez fiscal y que las holguras presupuestarias deben destinarse a cumplir compromisos de la institución o bien del propio ministerio de salud».
«Con la orden de desalojo de Carter, también se demuestra que nos está utilizando para su beneficio político. Antes llevaba una máscara de buena gente, pero ya se la quitó y ahora todo el mundo sabe que es un pinochetista. Hace poco dijo a la prensa que quiere ser presidente de Chile o por lo menos llegar al Congreso. Hasta le dicen el Bukele chileno por lo represivo y autoritario. Cree que desalojar pobres sin vivienda es bien mirado por el resto de la sociedad, y así se pone ‘a la moda’ de andar expulsando pueblo sencillo de ocupaciones de terrenos.»
«Nuestro problema más grave es que la industria forestal no quiere ceder terreno para viviendas. Estuvimos dialogando con las autoridades y las forestales durante 12 años, pero no llegamos a nada. Sin soluciones a la vista, la población comenzó a tomarse los terrenos.»
«Nuestra toma era limpia, organizada, teníamos una escuela con profesores nuestros, talleres de fútbol y una cancha. En cuanto se entraba a la toma había que armar una casa o caseta en 7 días, no carpas. Rápidamente se convirtió en una población. Mi casa era preciosa, hecha con mis manos, rodeada de árboles frutales»
Pero aunque el poder mediático de una minoría social ha concentrado todos los males del mundo en la persona de Héctor Llaitul, ese mismo odio de clase, étnico y colonialista, crea su reverso. Esto es, multiplica la solidaridad con la causa mapuche, vuelve de papel las cárceles políticas, derrama sus razones en quienes se mantenían indiferentes, y dignifica una vez más la resistencia decorosa de un pueblo que va por lo suyo: tierra y libertad.
Bajo el capitalismo, los dueños del capital no realizan ninguna rebaja de la jornada laboral hasta que no existen las condiciones materiales para que, resultado del desarrollo del capital constante y fijo (tecnología y materias primas), una disminución de la jornada de trabajo no le ofrezca mayor productividad, y por tanto, mayores ganancias. En otras palabras, el empresariado capitalista no accede a bajar las horas de trabajo hasta que ello no le garantice más utilidades. Y, al parecer, en el caso chileno esas condiciones no existen.