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inSurGente un diario que combate

Fuentes: Rebelión

Si hace unos días veía la luz Diagonal, un nuevo periódico quincenal de izquierda y en papel, ahora debemos de celebrar la aparición de inSurGente, un diario digital de lo que podríamos definir como ‘contrainformación’. El proyecto editorial surge del mismo núcleo que dio vida al quincenal Cádiz Rebelde y que debido a su crecimiento, […]

Si hace unos días veía la luz Diagonal, un nuevo periódico quincenal de izquierda y en papel, ahora debemos de celebrar la aparición de inSurGente, un diario digital de lo que podríamos definir como ‘contrainformación’. El proyecto editorial surge del mismo núcleo que dio vida al quincenal Cádiz Rebelde y que debido a su crecimiento, tanto en el número de visitas como en el de componentes del equipo de redacción, han decidido lanzarse a la aventura de convertirse en una publicación diaria.

De un modo aproximado la contrainformación o comunicación alternativa, podría ser definida como el proceso que abarca desde el discurso hasta la organización del medio, pasando por las formas sociales en que este se utiliza. Lo ‘alternativo’ no se define por tanto por la práctica o el desarrollo de un determinado proyecto, sino fundamentalmente por su inserción en una perspectiva de enfrentamiento al sistema. Esta perspectiva se traduce en un tipo de relación con los lectores, unos métodos de gestión, unas formas de financiación y sobre todo unos contenidos concretos.

Este es el modelo por el que quienes han hecho posible inSurGente, han decidido apostar. Frente al viciado ambiente que generan los grandes medios de propaganda (o Falsimedia, término inventado desde las líneas de Cádiz Rebelde) lo alternativo no sólo aporta otra visión o una sosegada reflexión, además presenta otras relaciones entre los participantes del proceso de la comunicación, y da oportunidades de expresión a todos los que se sienten disidentes del sistema neoliberal dominante.

Y en este sentido, inSurGente se define antiimperalista, defensor de las conquistas revolucionarias en Cuba y en Venezuela y solidario con la insurgencia iraquí contra el invasor, de la causa palestina y polisaria… Es decir, una firme declaración de intenciones, políticamente incorrecta (como debe de ser) pero decidida y resistente. Lo cual es muy de agradecer en estos tiempos de tanto pensamiento ‘débil’ (como lo define Alfonso Sastre) que sólo encuentra su vigor en la fuerza militar del imperio.

La polarización entre explotadores y explotados, entre criminales y resistentes es la misma que hay entre grandes medios de comunicación por un lado y medios alternativos y comunitarios por otro. Por eso la tarea de los medios alternativos debe ser la de ir sustituyendo, poco a poco, a los grandes emporios mediáticos. Se trata de un combate desigual pero en el que se están dando grandes pasos. Y un ejemplo de ello es el nacimiento del proyecto contrainformativo de inSurGente.

El papel de los medios alternativos es el de servir de herramienta para el movimiento social. Operar como canales de comunicación entre los diferentes grupos y las personas individuales, facilitando espacios de «libre expresión», donde quepan las denuncias de las injusticias, la difusión de información antagónica, la coordinación entre organizaciones de diferentes ciudades o barrios, el debate contra el actual sistema hegemónico, las propuestas para un mundo más justo… y en este terreno los miembros del nuevo medio informativo tienen acumulada mucha experiencia y la voluntad de permitir la interacción entre todos los que desean participar en el proceso comunicativo.

inSurGente ofrece la posibilidad de enviar noticias para su publicación, cuenta con excelentes colaboradores y se articula en una original concepción de las secciones que componen el diario. En la denominada «Lucha clases» encontramos referencia a esos combates cotidianos que enfrentan a explotadores y a explotados. En «Falsimedia», como no podía ser de otro modo, todas aquellas informaciones sobre los grandes emporios mediáticos que ellos mismos tratan de ocultar o desdibujar.

Según las teorías de la información más aceptadas actualmente, los medios de comunicación realizan un proceso ‘deformativo’ de la realidad que consiste en descontextualizar un acontecimiento -apartarlo del contexto en el que se ha producido- para posteriormente recontextualizarlo en la forma ‘noticia’. Esta doble intervención es lo que se denomina la «construcción social de la realidad». Esta es la tarea y el fin último de los medios comerciales, defensores del sistema económico dominante. La ‘noticia’ se convierte de ese modo en el producto a vender, un artículo elaborado y manufacturado con el que operar sobre la conciencia de los lectores o televidentes y eje sobre el que construir corrientes de opinión que luego usarán tertulianos y especialistas disfrazándolas como la, mal llamada, ‘opinión pública’. Es entonces un proceso vertical, en el que desde arriba se trata de imponer una forma y una concepción manipulada y venal de la realidad.

Por el contrario el proceso de la ‘información’ es un mecanismo que se pone en marcha de modo cotidiano, y que sirve fundamentalmente para relacionar a los colectivos y a los individuos entre sí. Es decir, a la sociedad consigo misma. En este caso los medios alternativos sirven de cauce para que ese intercambio comunicacional fluya de manera horizontal y por la base de la sociedad. Dicho de otra manera, la actividad informativa permite el diálogo entre las partes, genera una verdadera conciencia social y sirve para enfrentar y contrarrestar la avalancha diaria de ‘noticias’ que vierte Falsimedia.

Los grandes emporios mediáticos crecen verticalmente, engullendo otros medios y monopolizando el mercado de la prensa. El resultado es un empobrecimiento y una homogeneización de las noticias, un discurso acrítico y la desconexión entre lo presentado y la realidad.

Los medios alternativos, por contra, crecen horizontalmente, mediante la coordinación y la interrelación con proyectos similares. El resultado es el aumento de la pluralidad y la diversidad informativa, una cada vez mayor implicación de individuos y organizaciones sociales en el proceso de la comunicación y el enriquecimiento de una conciencia social crítica.

inSurGente es entonces un nuevo refuerzo dentro de la trinchera de la contrainformación, llega para agrandar el pensamiento anti-sistémico y cuenta con un decidido apoyo popular. Bienvenido pues al frente que tratamos de cubrir en la guerra de la comunicación.