Sin duda, el término «prensa de izquierdas» es bastante indefinido. Si ya lo es el concepto «política de izquierdas» y «partido e izquierdas», más todavía lo será el de prensa de izquierdas. Entendería por prensa de izquierdas lo que alguno llamamos prensa alternativa, otros contrainformación, etc… Si bien yo tengo mis predilecciones a la hora […]
Sin duda, el término «prensa de izquierdas» es bastante indefinido. Si ya lo es el concepto «política de izquierdas» y «partido e izquierdas», más todavía lo será el de prensa de izquierdas. Entendería por prensa de izquierdas lo que alguno llamamos prensa alternativa, otros contrainformación, etc… Si bien yo tengo mis predilecciones a la hora de elegir el término, no creo que la discusión conceptual sea la importante ahora.
Mucho me temo que hacer un repaso de la prensa de izquierdas en Europa, en mi caso en España, es hacer un repaso no a lo que hay sino a lo que en varias ocasiones intentamos que hubiese. Pero gracias a todo lo que se intentó y no pudo ser, podemos ir aprendiendo lo que debemos hacer. Creo que en el análisis de cómo nos va a la prensa de izquierdas, hay que diferenciar lo que es consecuencia de unas condiciones adversas, de lo que han sido los errores o deficiencias que cometemos. Se trata de que esas difíciles condiciones no sirvan para justificar lo que son errores nuestros.
Yo diría que un proyecto de prensa de izquierdas o de prensa alternativa debería afrontar:
1.- Una estructura organizada y estable
2.- Un método para la elaboración de los contenidos.
3.- Una distribución o difusión.
4.- Una financiación.
Aunque parece tan sencillo, hasta ahora la gran mayoría de experiencias siempre ha fallado en alguno de estos eslabones lo que les ha impedido consolidarse. Las excepciones o están apoyadas -y a merced- de una organización poderosa como Mundo Obrero o Utopías, aquí presentes, o, aunque con una gran calidad y su economía saneada, tienen una distribución minoritaria. Es el caso en España de El Viejo Topo (en cuya economía el papel público es importante) y en Europa Le Monde Diplomatique.
Yo creo que observar los fracasos de anteriores experiencias nos puede servir para definir cómo salir adelante. Fracasos que no deberían ser considerados del todo, porque de todos ellos hemos sacado unas conclusiones, se han consolidado relaciones entre colectivos y nos hemos ido formando personas y organizaciones. Veamos siguiendo los cuatro puntos anteriores, los errores cometidos.
1.- Una estructura organizada y estable, la tienen los medios que depende por ejemplo de un partido, como Mundo Obrero o Utopías; de un colectivo político consolidado como quienes editan Viento Sur o de una organización estable como los casos de Cuadernos de Africa y América Latina (Sodepaz), Mundo Arabe (CSCA) o Pueblos (Paz con Dignidad). No está siendo fácil que el colectivo organizado tenga como principal objetivo la elaboración de un medio de comunicación. La imposibilidad de mantener cohesionado ese colectivo ha provocado situaciones difíciles por ejemplo en El Otro País, el cierre de la revista Resistencias que se creó durante la invasión de Iraq o el cierre del periódico Liberación en los años ochenta, la historia y su final la describe muy bien Javier Ortiz en su página web.
2.- La elaboración de contenidos crea problemas, en mi opinión, en la prensa de partido. Los directores y redactores jefes de esos medios tienen que soportar las tensiones del partido, las presiones individuales de dirigentes y el equilibro entre información interna de la organización, que no necesariamente pueden interesar a los no militantes, y los contenidos informativos ajenos a la propia organización. También la prensa editada por un partido tiene sus finanzas muy condicionadas a las de la organización.
3.- La distribución y la difusión suele ser el elemento más ignorado por los colectivos de izquierda que abordan la elaboración de un medio de prensa. Creen que una publicación la forman contenidos válidos y dinero para la imprenta. Las sedes de todas las organizaciones están repletas de montañas de publicaciones sin distribuir. Es lo que sucedió a la revista Voces que editó Izquierda Unida Federal.
4.- Si se superan todos los obstáculos anteriores queda el problema del dinero. La prensa que no es de izquierdas cuenta con un cincuenta por ciento de publicidad que no tendrán los medios alternativos y las distribuidoras, si se quiere recurrir a ellas, se quedarán con más de la mitad del precio final de venta de la publicación. En otros casos, las organizaciones no trabajan la autosuficiencia de sus publicaciones y cuando la economía de la organización funciona mal la publicación debe desaparecer, es lo que sucedió con Voces o con Pueblos en Izquierda Unida Federal.
¿Qué debemos de haber aprendido de todo esto?
1.- En cuanto a la organización, debe estar claro cómo se conforma el equipo editorial y de redacción, que pueden ser el mismo o no. El primero es el que tiene o consigue los fondos, define la tirada, el formato, la distribución y nombra al equipo de redacción.
Este último es el que prepara el índice de cada número y coordina los encargos de los contenidos. Es importante la solidez de esos equipos y buscar mecanismos de trabajo conjunto y encuentro superando el problema de la disponibilidad de tiempo de la gente y de las distancias. La mayoría de los consejos de redacción funcionan con un tercio de sus miembros o menos. Es complicado reunirse pero hay muchas alternativas tecnológicas que no se utilizan: chats, videoconferencias, etc… En Rebelión sólo nos hemos reunido físicamente tres veces en siete años.
2.- Respecto a la preparación de los contenidos, el método de decisión y consenso debe estar muy definido y formalizado para poder resolver los conflictos que surjan. No existe un método perfecto, se debe buscar el más operativo. En Rebelión las competencias de cada responsable de sección son muchas, pero después existe un responsable que define la portada y existen fórmulas de decisión para las noticias que crean conflicto como el referéndum consultivo o el referéndum revocatorio que se resuelven en 24 horas, Rebelión es diario. Conseguir contenidos de calidad, con firmas de prestigio es sencillo, lo difícil es gestionar y seleccionar los contenidos.
Creo que debemos de huir de contenidos panfleteros que no aportan información, de reflexiones repetitivas cuyos autores sólo pretenden leerse (la versión escucharse de quienes hablan para decir lo que ya se acaba de oír). Lo que se necesita es aportar informaciones y análisis nuevos.
3.- En cuanto a la distribución hay que tener previsto el destino de hasta el último ejemplar de la publicación, independiente que paguen o no por el ejemplar, nada parecido a lo que se suele hacer. Hay que planificar cuál va a ser la red de distribución:
Distribuidora y asumir el gasto.
Colectivos y agentes sociales.
Redes culturales.
Suscripciones.
4.- En lo referente a las finanzas, el método no debe consistir en que se tiene algo de dinero para gastar, entonces se buscan unos textos, se encajan en algún tipo de formato, se manda a imprenta y a todo el que pasa por la sede se le dan unos cuantos ejemplares primero para que venda y luego para que regale. Debe haber un proyecto de información y un estudio económico proyectado en el tiempo. Hay que planificiar un medio con una periodicidad para poder plantear una alternativa de comunicación e información seria.
Sin duda ya no podemos hablar de la prensa de izquierda sin citar internet. Un sistema que ni es un espejismo tecnológico limitado a una elite, ni tampoco una panacea que pueda sustituir a una sociedad organizada ni a la comunicación humana y cercana que aportan los formatos tradicionales. Lo que es una realidad es que en internet la izquierda y los movimientos alternativos han descubierto un espacio de igualdad informativa inexistente hasta ahora. Ahí los grandes recursos de las grandes empresas de comunicación no sirven para eliminar de los quioscos o de las ondas a la ciudadanía y a quienes propugnan otro mundo posible.
Sin embargo, internet adolece de dos limitaciones importantes. La primera, las condiciones económicas y tecnológicas necesarias para acceder a él. Y la segunda, la necesidad de estructurar y organizar toda la marea de contenidos que pueden desbordar la capacidad de asimilación del ciudadano. Hay que convertir todo ese maremagno de datos en conocimiento.
El efecto multiplicador de internet es abrumador. Téngase en cuenta que algo que se publica en papel o se emite en radio o televisión, difícilmente se puede volver a reproducir. En cambio, en internet, lo que se edita se convierte no sólo en comunicación dirigida al receptor sino también en materia de agencia de prensa que se reproduce por otros medios. Existen textos en Rebelión que terminan siendo reproducidos en decenas de lugares y medios. Del mismo modo, esos textos quedan archivados y fáciles de localizar mediante las modernas técnicas de los buscadores a diferencia del papel.
Otra prueba de que la izquierda vive una situación de injusticia comunicativa es que la información en internet ha sido ocupada predominantemente por esta izquierda. No hay más que buscar el nombre de una firma de opinión de derechas y comparar sus resultados con la búsqueda de otra firma de opinión de izquierdas. Cualquier firma de izquierdas tiene registrados miles de enlaces en los buscadores de internet.
Más experimentos. Hace aproximadamente un año, Google puso en marcha Google News en español, un editor de noticias que recoge lo publicado por unos setecientos medios en castellano y que presenta jerarquizado según la hora o según determinados cálculos algorítmicos (número de acceso, número de referencias o enlaces, etc… ) por los que los ordenadores valoran la importancia de un texto. Cálculos que pueden ser discutidos en cuanto a su idoneidad pero que no están sometidos a los criterios manipuladores de los grandes media. Dos días después de haberse iniciado las movilizaciones en Bolivia que derrocaron al presidente, los medios españoles no informaban todavía de nada, pero Google News destacaba como la noticia más importante esas movilizaciones y cómo medio elegido el periódico Granma cubano. La informática estaba demostrando más democracia en la selección de las noticias que los medios tradicionales.
También hemos observado las miserias del mercado editorial. Libros que no conseguían editor los hemos puesto en Rebelión y han alcanzado, por poner algún ejemplo reciente, quince mil descargas en los primeros diez días, y no pocos sobrepasan las 30.000 descargas.
Internet ha supuesto una bocanada de aire fresco en este saturado ambiente de control informativo de los medios. Estos están perdiendo protagonismo a pasos gigantescos. En España sólo ocho periódicos tienen una tirada de más de 30.000 ejemplares diarios. Ese número de accesos ya lo hemos superado muchos en internet sin gastarnos un duro -y sin ingresarlo todo hay que decirlo-
Sin embargo, debemos mejorar mucho. No basta con que los medios alternativos que recurren a internet tengan una orientación crítica y beligerante. Es importante crear portales y medios digitales con credibilidad, que manejen la información con rigor, regulares en su trabajo y con un alto nivel intelectual en su contenido. Cada día asistimos a casos de burdas mentiras que irresponsablemente podemos caer en el error de difundir. Debemos lograr no repetir entre nosotros esa ausencia de credibilidad que han conseguido los grandes medios. Ellos por su interés por engañar y nosotros por nuestra falta de rigor y seriedad.
Las posibilidades de mejoras son numerosas, y muchas no las podemos abordar por falta de capacidad humana y técnica. Traducir más materiales, editar resúmenes mejor maquetados que se puedan imprimir, cubrir áreas informativas olvidadas, como Africa. O ser más ágiles para difundir mejor y más rápido las convocatorias de los colectivos sociales.
Hoy, cada vez más lectores nos comentan que han dejado de comprar la prensa mayoritaria. Entran en Rebelión y en otros medios y elaboran e imprimen su propio periódico. ¿Quiere decir eso que hemos de resignarnos a que internet sea el único reducto donde la izquierda tenga posibilidades de acceso?. En absoluto, creo que internet ha dejado en evidencia que la información de prensa, radio y televisión no cubre las necesidades informativas que demanda una ciudadanía de izquierdas, o simplemente una ciudadanía que quiere saber mejor lo que sucede y escuchar o leer voces críticas.
Algunas veces pienso que con todo el dinero que nos fundimos en folletos -que luego no somos capaces ni de regalar-, boletines que se quedan apilados, etc… podríamos hace un medio más serio y regular.
Los partidos políticos de izquierda se pasan cuatro años quejándose de cómo les tratan los medios de comunicación masivos y quince días pagándoles todo el dinero de su campaña electoral a esos mismos medios.
Las direcciones de esos partidos a los medios tradicionales les dan dinero para publicidad electoral y a los medios de izquierda los quieren tener en propiedad y controlados en sus consejos de redacción para poder luego publicar el resumen de su consejo político o un documento político que no tiene formato de noticia. Igualmente, todos los colectivos y partidos de izquierda tienen su agenda de grandes medios de comunicación, pero casi ninguna tiene en su listado a Indymedia, Rebelión o a los medios alternativos.
La gran pregunta que nos hacemos siempre es si podría ser viable un medio escrito en nuestro país verdaderamente de izquierdas. Creo que sí existe una demanda por parte de los ciudadanos. Habría mucha gente dispuesta a apoyarla financieramente, más para leerla y toda una legión de periodistas y buenas firmas dispuestos a colaborar. Falta el colectivo serio que quiera estructurar ese proyecto.
Es necesario que las organizaciones políticas, los colectivos sociales, los periodistas sepamos encontrar otro modelo informativo diferente al dominante. Probablemente no haya ninguno perfecto. Los muy participativos pierden rigor y control de calidad en sus contenidos, los no participativos como Rebelión, no podemos alardear de ser democráticos puesto que los contenidos los decidimos un equipo de sólo doce personas.
La ciudadanía está reaccionando en la búsqueda de otros modelos informativos que cumplan los dos requisitos que han secuestrado los grandes medios. El reto es permitir la libertad de expresión de los individuos y sus colectivos y facilitar el derecho a la información de una ciudadanía a la que se le oculta la verdad.
En todo el mundo no cesan de nacer experiencias interesantísimas: televisiones comunitarias donde los periodistas son los propios ciudadanos que elaboran sus propias informaciones, radios que combinan las ondas con internet y se intercambian y comparten archivos de sonido en formato mp3, proyectos de varias publicaciones de crear un banco de fotos digitalizadas compartidas en un servidor de internet del que todos puedan coger copia y aportar. En papel, proyectos como el diario La Jornada en México son un ejemplo de magnífico periodismo que hace sonrojar al resto de la prensa mundial. Incluso proyectos sin grandes medios, como Al Yazzira, terminan desbancando a la CNN en el mundo árabe. Los medios de izquierda estamos en Europa en terreno enemigo, pero también tenemos ventajas. No buscamos competir entre nosotros, compartimos las informaciones y tejemos redes de cooperación que no tienen los grandes medios o los tienen pero a base de dinero y entramados empresariales. También los intelectuales de izquierdas nos demuestran cada día su disposición a colaborar en base a unos principios y unos valores que no son los del dinero.
Todos los días están naciendo proyectos alternativos. En estos días sale a la calle en España el periódico Diagonal y cierra la web de CNN en español. Quizás sea una premonición.