Islandia, un país casi olvidado alojado en una isla solitaria, próxima al Artico, sembrada de volcanes y de glaciares, ha sido durante estos últimos meses noticia obligada en muchos diarios del mundo. · Primero fue la crisis bancaria que movilizó a su población y obtuvo de su Gobierno la decisión de realizar un referendo destinado […]
Islandia, un país casi olvidado alojado en una isla solitaria, próxima al Artico, sembrada de volcanes y de glaciares, ha sido durante estos últimos meses noticia obligada en muchos diarios del mundo.
· Primero fue la crisis bancaria que movilizó a su población y obtuvo de su Gobierno la decisión de realizar un referendo destinado a decidir si el Estado debía o no acudir a solventar el default de sus bancos con los impuestos de los ciudadanos. En dicha ocasión los gobiernos británico y holandés, luego de resarcir inconsulta y unilateralmente a los clientes locales de los bancos islandeses estaban requiriendo a Islandia el subsiguiente reembolso. El pueblo de Islandia dijo masivamente: NO.
· Luego la erupción del volcán Eyjafjalla, que cubrió con un manto de cenizas la atmósfera del Atlántico Norte y de varios países del occidente europeo y obligó a cancelar miles de vuelos durante un período de tiempo que obligó a mantener el nombre de Islandia en los titulares de los diarios.
· Y últimamente una noticia poco menos que revolucionaria: Islandia se ha declarado «puerto franco» para la libertad de información, una propuesta de Wikileaks que fue aprobada por unanimidad por el parlamento islandés.
Pero veamos qué es Wikileaks
Entre las declaraciones de su página web (www.wikileaks.org) puede leerse: «Nosotros nos proponemos que todo gobierno autoritario, toda institución opresiva y todo gobierno corrupto sea objeto de presión, y no sólo a través de la diplomacia internacional y de la libertad de información, o de las elecciones cada cuatro años, sino también a través de algo más poderoso: la propia conciencia individual de la gente que forma parte de ellos».
Sus principios se basan en la idea de que trasciendan y lleguen al conocimiento público todas aquellas informaciones que la prensa en connivencia con los estratos del poder y del dinero ocultan o enmascaran proporcionando a las comunidades la oportunidad no sólo de conocer la otra cara de la verdad sino la de posibilitar también a los investigadores el acceso a fuentes de información no tradicionales ni oficialmente comprometidas.
Su creador es el hacker australiano Julian Assange buscado para ser detenido por el Gobierno de los EEUU bajo la acusación de haber divulgado materiales militares clasificados. Sin embargo últimamente Assange, por algún tiempo transitoria y voluntariamente desaparecido, ha desafiado esa amenaza y se ha presentado ante el Parlamento Europeo en Bruselas donde se discutía un convenio sobre la censura, de algún modo relacionado con la reciente «ley mordaza» propiciada por Berlusconi.
El material que desató la ira del ejército estadounidense es un video que puede verse en http://www.rnw.nl/espanol/
El funcionamiento de Wikileaks es similar al de Wikipedia en el sentido de que es de libre acceso y que la publicación de contenidos falsos puede ser revocada por otros usuarios. Y así como Wikipedia ha demostrado que una comunidad bien informada puede aportar importantes conocimientos con precisión, claridad y transparencia, Wikileaks aspira a convertirse en un transmisor rápido y veraz de documentos e informaciones que generalmente omiten publicar los medios tradicionales.
La iniciativa islandesa también llamada Moderna Iniciativa Mediática «podría constituir el catalizador de una necesaria reforma legislativa sobre la libertad de información a nivel global», manifiesta el sitio Index en Censorship o como expresa la parlamentaria europea y ex magistrada Eva Joly, «la iniciativa estimula la integridad y la transparencia por parte de los gobiernos», de modo que Islandia podría convertirse en un disparador de nuevas actividades mediáticas internacionales de todo tipo respaldadas por una absoluta libertad de información y de investigación y en un área en la que la protección de los informantes y de los periodistas se halle garantizada.
Islandia, en suma, un pequeño y lejano país que al margen de su impredecible actividad volcánica está dando pasos concretos y demostrando con sus convicciones y sus hechos que «Otro mundo es posible».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR