Aritz Recalde es un joven sociólogo argentino dedicado al estudio de los pensadores que han reflexionado sobre la realidad argentina e iberoamericana, desde un posicionamiento original y emancipatorio. En la actualidad Recalde es miembro del Centro de Estudios Hernández Arregui; profesor de Sociología e Historia Argentina en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en la Universidad […]
Aritz Recalde es un joven sociólogo argentino dedicado al estudio de los pensadores que han reflexionado sobre la realidad argentina e iberoamericana, desde un posicionamiento original y emancipatorio. En la actualidad Recalde es miembro del Centro de Estudios Hernández Arregui; profesor de Sociología e Historia Argentina en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, en la Universidad Nacional de Lanús, y en la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo.
E.M. Naciste y te criaste en el seno de una familia numerosa, y yo diría, estereotipos al margen, muy típicamente argentina. Sartre decía que el ser humano es lo que hace, con lo que otros hicieron de él. ¿Cómo influenció el ambiente familiar en la posterior construcción de tu pensamiento social, cultural y político?
A.R. Provengo de una familia de «clase media argentina». Una de las características fundamentales de la clase media son los consumos culturales. En mi casa había muchos libros y nuestros padres nos incentivaban (casi obligaban) a que estudiemos. Todos mis hermanos fueron a la universidad y yo estudié sociología. En mi casa se debatía de política, mis padres hicieron trabajo social barrial y una de mis hermanas mayores militó en la universidad. Tomé ambos ejemplos desde pequeño.
La familia incentivó mi hábito de estudio y mis inquietudes sociales. La universidad me dio un método de lectura y una base general de conocimiento.
Otro de los rasgos característicos de la clase media argentina, es su opinión negativa del peronismo. En mi hogar me impartieron una visión del país que en los ámbitos políticos denominamos como «gorila». Con el transcurso del tiempo y a partir de mi actividad política conocí otras expresiones sociales y sindicales. Esta nueva experiencia política me abrió a nuevas lecturas como las de Scalabrini Ortiz o Juan José Hernández Arregui.
E.M. A pesar que Hernández Arregui fue un pensador que trabajó el pensamiento político y social, fundamentalmente en las décadas del 40 y 50. ¿Qué rescatás de Hernández Arregui en el contexto de la Argentina y la Iberoamérica de hoy?
A.R. Arregui desarrolló una teoría para explicar el fenómeno del nacionalismo y de los procesos de organización cultural en Iberoamérica. Para Arregui en Sudamérica el nacionalismo era una ideología emancipadora que afirmó el derecho de los pueblos oprimidos a recuperar sus recursos naturales y su patrimonio enajenado por el extranjero.
Arregui demuestra que el poder nacional en el siglo XX era sinónimo de industrialización, atendiendo que ésta actividad le otorgaba estabilidad a los países y bienestar a los pueblos. Finalmente, Arregui consideró que el verdadero sujeto revolucionario que enarbolaba el nacionalismo era el pueblo.
En línea con el postulado de Arregui, el continente sudamericano está recuperando los proyectos nacionalistas. En Bolivia se nacionalizaron los hidrocarburos en continuidad con la revolución de 1952. Argentina nacionalizó YPF retomando las banderas del peronismo de los años cincuenta. En ambos casos, la recuperación del patrimonio la realizan gobiernos con participación y protagonismo popular. Arregui te permite comprender estos procesos en su continuidad histórica.
En el plano cultural Arregui efectuó un análisis del neocolonialismo imperante en el continente. Estudió el funcionamiento de los medios de comunicación, de las universidades y de los círculos literarios. Sus investigaciones tienen suma actualidad ya que permiten comprender como las potencias occidentales imponen sus intereses a partir del manejo del periodismo y de la formación de los intelectuales en las universidades.
E.M. A qué se debió en tu criterio que la década ganada, de los dos primeros gobiernos peronistas, fuera tan fructífera en pensadores tan originales como J.J. Hernández Arregui, R. Scalabrini Ortiz, Jorge Abelardo Ramos, Arturo Jauretche, John William Cooke, y Rodolfo Puiggrós, por solo nombrar algunos.
A.R. La revolución justicialista generó las condiciones para la elevación de la conciencia política de un país. Este cambio político permitió la recuperación de autores ocultados por la cultura oficial. Asimismo, promovió la conciencia antiimperialista y popular favoreciendo que los intelectuales trabajen nuevos temas y que abran otras perspectivas de debate. Scalabrini afirmó la conciencia nacional en sus trabajos sobre el ferrocarril o sobre la geopolítica de la Cuenca del Plata. Abelardo Ramos documentó el accionar del pueblo y de los caudillos federales. Jauretche explicó minuciosamente el accionar de las instituciones culturales en lo que denominó la «colonización pedagógica» y su resultante en la «intelligentzia» y «medio pelo». Cooke fue el gran teórico de la acción y organización política argentina. Posiblemente si el proceso revolucionario se hubiera consolidado, hoy las universidades iberoamericanas leerían a estos autores y no meramente a europeos o a norteamericanos.
La potencia política de los procesos les otorga condiciones de posibilidad a los intelectuales. A modo de mera especulación intelectual, me animo a decir que si la Argentina del siglo XIX alcanzaba el desarrollo militar y económico de Inglaterra o de Francia, el mundo conocería más a Juan Bautista Alberdi que a Jeremy Bentham, conocería más la obra de Pedro de Angelis que la de Montesquieu.
E.M. Hace pocos meses se ha institucionalizado mediante una Secretaría dependiente del Ministerio de Cultura, la llamada de Estrategia del Pensamiento Nacional. ¿Qué opinión te merece este afán por una mayor organicidad del trabajo científico y de extensión del Pensamiento Nacional, y qué valoración tenés del recorrido que lleva caminado?
A.R. Considero positivo que el Estado invierta recursos para desarrollar investigaciones y tareas de divulgación acerca del pensamiento nacional. Lamentablemente, a la fecha se hizo muy poco desde ambas instituciones.
E.M. Como profesor universitario que características has notado en el interés por comprender los fenómenos sociales y políticos, por parte de las nuevas generaciones de argentinos, a pesar del propósito de la avalancha globalizadora neoliberal, por el empobrecimiento de los espíritus y las mentes.
A.R. En el 2001 la Argentina tocó fondo como resultante de que cumplió con el mandato político iniciado por los golpes militares de 1955, 1966 y 1976. El resultado fue trágico en términos sociales con cifras de pobreza extrema (indigencia) entre el 25 y el 30 % de los argentinos. Sectores de la sociedad argentina venían resistiendo al neoliberalismo desde algunos sindicatos (CGT o CTA), organizaciones sociales y juveniles.
La crisis política y cultural que implosionó con la salida de De La Rua en 2001, condujo al país a un estado de debate profundo. Surgieron asambleas y nuevas organizaciones sociales, culturales y políticas.
Néstor Kichner tomó ese movimiento social y político en el año 2003 y generó las condiciones para su desenvolvimiento. Poco a poco, la política fue ganando espacio en relación a las corporaciones económicas que manejaron por décadas el país. Hugo Chávez había iniciado el cambio político en la región desde su triunfo electoral de 1998. Las nuevas generaciones de jóvenes que se acercan a la política forman parte del movimiento epocal y regional de transformación y cambio. Difícilmente iba a existir el interés actual de muchos argentinos por la política, sin Kirchner, sin Evo Morales, Lula Da Silva o Rafael Correa que le devolvieron la política y el futuro a los pueblos.
E.M. Pareciera que los recursos renovadores para entender y construir un nuevo paradigma civilizatorio están surgiendo de Nuestra América. Me refiero a las cosmogonías para interpretar lo ecológico, los movimientos de la diversidad, el feminismo, la espiritualidad liberadora, el indigenismo, los movimientos socio-culturales. La Europa continental y los países anglosajones se han quedado atrás en eso de explicarnos de que va la cosa. ¿Cuál es tu opinión?
A.R. Actualmente, buena parte de los pueblos de Europa están cuestionando los resultados del programa financiero neoliberal. Esa experiencia ya la viene realizando Iberoamérica. Desde inicios del siglo XXI las naciones de Sudamérica protagonizaron cambios de gobierno que postularon críticas radicales al neoliberalismo. En Bolivia los movimientos campesinos originarios reclaman derechos sociales y culturales que fueron introducidos en la nueva Constitución «plurinacional» de Bolivia. En Brasil el sindicalismo y las organizaciones sociales acompañaron un proceso político que creó 14 millones de empleos y que sacó de la pobreza a 40 millones de personas por intermedio de la reactivación productiva y de la implementación de programas como Bolsa Familia o Hambre Cero. En la Argentina los movimientos de género obtuvieron logros políticos y culturales importantes como son el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género.
Una diferencia entre la forma que se da la crisis de EUA, de Europa y la de Sudamérica, es su expresión social. Europa recibe recursos del resto del mundo y tiene una estructura económica que permite palear las crisis sociales. En buena parte, la estabilidad de esos sistemas tiene que ver con estos recursos extraídos de los Estados subdesarrollados.
Por ejemplo, el debate mundial actual sobre la deuda externa y los fondos buitres, es parte de los mecanismos a partir de los cuales los grupos financieros norteamericanos se apropian de los recursos de los países pobres o en crisis.
Los gobiernos populares de Sudamérica están reclamando un nuevo orden mundial. Argentina impulsó un nuevo esquema de renegociación de la deuda que fue acompañado por el G 77. Brasil exige ingresar de manera permanente al Consejo de Seguridad de la ONU en representación del continente. En estos y en otros casos, Sudamérica está llevando la opinión de los pueblos oprimidos por el neoliberalismo.
Libros publicados de Aritz Recalde
– Cultura, comunicación y lucha social en Argentina, Ed. Centro Cultural de la Cooperación. Buenos Aires, septiembre de 2005.
– (Coautor con Iciar Recalde) Universidad y Liberación nacional: un estudio de la universidad de Buenos Aires durante los gobiernos peronistas 1946-1952; 1952-55; 1973-75. Ed. Nuevos Tiempos, marzo de 2007.
– (Compilador) Comunicación Siglo XXI: Debates y propuestas para un nuevo Plan de Estudios. Ed. Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. Septiembre de 2008.
– El pensamiento de John William Cooke en las cartas a Perón.1956-1966. Ed. Nuevos Tiempos, julio de 2009.
– Autonomía o autarquía en las municipalidades bonaerenses. Ed. Koyatun abril de 2009 o Editorial del Archivo histórico de la provincia de Buenos Aires Ricardo Levene, mayo 2010.
– Apuntes para una sociología de la Cultura, Cuadernos de Cátedra. Ed. Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, La Plata, 2011.
– Pensamiento nacional y cultura, Ed. Nuevos Tiempos, Buenos Aires, 2012.
Blog del autor: http://sociologia-tercermundo
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