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La cadena televisiva española La Sexta en Cuba

Fuentes: Rebelión

  El pasado domingo 27 de septiembre, Jordi Ebole, presentador del programa «Salvados» de La Sexta, viajó a La Habana para acompañar a Miguel Bosé que actuaba en el llamado «Concierto por la Paz». Como era fácilmente previsible, antes del concierto «El Follonero» se dedicó a preguntar a los jóvenes allí presentes lo que haría […]

 
El pasado domingo 27 de septiembre, Jordi Ebole, presentador del programa «Salvados» de La Sexta, viajó a La Habana para acompañar a Miguel Bosé que actuaba en el llamado «Concierto por la Paz». Como era fácilmente previsible, antes del concierto «El Follonero» se dedicó a preguntar a los jóvenes allí presentes lo que haría cualquier aprendiz de periodista: «si el concierto estaba siendo politizado por el gobierno cubano» o que «si era una paz impuesta por el gobierno cubano para que nada cambiara». Hubo jóvenes que se manifestaron en contra de esas acusaciones, otros que no sabían/no contestaban y otros que se explayaron contra la revolución cubana, declarando a cara descubierta que Cuba era una dictadura y una «cárcel gigante», la principal  preocupación de este joven cubano  era que cuando están bebiendo en la calle la policía viene y les echa. Preguntado por si tiene miedo a las represalias, dice muy convencido que «Cuba es así, hay que enfrentarla». La anécdota responde mejor que ningún otro análisis a si Cuba es una dictadura o no. Un periodista preguntando en la calle sin control ni limitaciones y unos jóvenes denunciando ante las cámaras a cara descubierta que están en una dictadura es la mejor prueba de que no lo es. Me recordó a esos buscadores de vida que te suelen abordar en el malecón de La Habana para decirte que Cuba esa una dictadura donde no se puede decir que es una dictadura, sin percatarse de que eso mismo es lo que le está diciendo en ese momento a un desconocido por la calle. En España, los opositores franquistas durante la dictadura se cuidaban mucho de ir contándole su indignación y acusaciones al primer turista que encontraban por la Puerta del Sol.
 
Quienes hemos estado en países donde se persigue a opositores y se impide la libertad de expresión comprobamos, como es lógico, que no somos abordados en la calle de forma espontánea por los que sufren persecución. De modo que lo sucedido en La Habana con El Follonero es prueba  de lo dudosa que es la  acusación de falta de respeto de los derechos humanos por el sistema cubano. Ninguna dictadura permitiría que sus súbditos se expresaran de esta forma sin miedo a represalias, ni que un periodista delante de la «temible policía» se dedique a preguntar a sus ciudadanos.
 
Si El Follonero quiere cultivar su imagen de irreverente tendría que ir muy cerquita de Cuba, a cualquier concierto en Honduras, y preguntar a sus ciudadanos sobre el golpe de Estado, nadie duda que los militares hondureños no lo permitirían. También podría ir a Marruecos, muy cerquita de España, en un acto musical y preguntar a los asistentes sobre si el Sahara es marroquí o tiene derecho a la autodeterminación o, mejor todavía, sobre las empresas del rey Mohamed VI. O podría haberse acercado una semana antes a la fiesta del PCE en Córdoba y preguntar a los asistentes qué les parece que la persona que ostenta la Jefatura del Estado fuera designado por un dictador como Francisco Franco. Incluso no hace falta llegar tan lejos, que pregunte a cualquier trabajador sobre su jefe a ver si consigue ante las cámaras cualquier declaración que no sea laudatoria.
 
Precisamente estos días La Sexta estrena su propio reality show consistente en que el empresario Lluis Basat humilla a los aspirantes a ser contratados por la empresa. Al hilo de esta experiencia televisiva cabe advertir, en especial a los emigrantes cubanos y a todos en general, que aquí en España hay elecciones cada cuatro años en las que no podrán participar, que si no son del gusto de su patrón perderán el trabajo y el permiso de residencia, comprobarán asimismo que está castigado con pena de prisión criticar a la Monarquía. Y si quieren saber lo que es una dictadura sin derecho a queja no tienen  nada mas que trabajar  para una empresa privada, por ejemplo la de un jefe llamado Lluis Basat, que además es figura estelar de La Sexta.

Fuente: http://carlosmartinez.info/content/view/199/1/

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.