El sociólogo Xavier Ginés entrevista en el libro «Comunicant la revolta. Moviments socials i mitjans de Comunicació al País Valencià» (Ed.96) a 17 activistas sociales y periodistas de medios convencionales y alternativos del País Valenciano. El libro, parte de una futura tesis doctoral, representa un fresco de la información comprometida realizada tanto desde medios oficiales […]
El sociólogo Xavier Ginés entrevista en el libro «Comunicant la revolta. Moviments socials i mitjans de Comunicació al País Valencià» (Ed.96) a 17 activistas sociales y periodistas de medios convencionales y alternativos del País Valenciano. El libro, parte de una futura tesis doctoral, representa un fresco de la información comprometida realizada tanto desde medios oficiales como independientes, y su paralelo en los movimientos sociales, durante los últimos años en el País Valenciano. A partir de su experiencia como profesor del Departamento de Sociología de la Universitat de València y la participación en medios alternativos como l’Avanç o Radio Klara, Xavier Ginés concluye que, sin renunciar a los artículos de análisis y reflexión, «la comunicación alternativa ha de ser próxima, sencilla y clara».
-¿Cómo ha evolucionado la prensa alternativa en las dos últimas décadas?
-En el libro analizo la evolución de la prensa independiente en el País Valenciano desde mediados de los 90. Pero las conclusiones valen asimismo para el conjunto del estado. En 1981 aparece en Valencia Radio Klara, una emisora que actúa como portavoz de la ideología libertaria. Es un ejemplo de medio militante, que hoy representan periódicos como L’Accent. La idea es que Radio Klara se va abriendo y asumiendo una pluralidad cada vez mayor, sin renunciar a su ideario inicial. Es un recorrido paralelo al de los movimientos sociales. A partir de 1995 nacen en el País Valenciano los colectivos ciudadanos o Salvem, que integran a personas e ideologías muy diversas. L’Avanç, periódico que nace en 1999, es el correlato mediático de esta nueva manera de organizarse. L’Avanç ya no es fiel a una esencia, sino que actúa como portavoz de colectivos muy heterogéneos.
-Uno de los grandes hitos es la aparición de Internet y la comunicación «en red». ¿De qué modo influye en los medios?
-Aporta una nueva dimensión a la comunicación, en la prensa convencional y en la alternativa. Una de las conclusiones del libro es que todo está en la red y a disposición de todo el mundo. Ya no hace falta buscar la información en pequeños círculos o determinados periódicos. Por tanto, a los medios alternativos les corresponde ahora seleccionar, ordenar y jerarquizar la información que hay en la Red. Es ésta su gran tarea. Y es lo que deben hacer los portales que quieran ser un referente. Internet también ha dejado un espacio primordial a los medios alternativos de carácter local: informar de lo que la prensa convencional no considera noticia y cubrir acontecimientos, como huelgas o manifestaciones, en directo.
-Hay quien considera que la proliferación de blogs y herramientas como Tweeter o Facebook conducen a la simplificación y la banalización. ¿Qué opinas?
-Son herramientas válidas para comunicarse, que hay que saber cómo utilizar en cada caso. Lo del máximo de 140 caracteres en Tweeter no deja de ser un mito. Personalmente lo empleo para los enlaces a artículos o para decirle a otra persona dónde puede encontrar información valiosa. Evidentemente también hay quien lo puede usar para decir «buenos días». La clave, en mi opinión, es que no son herramientas libres, sino en manos de propietarios privados. Por eso es tan importante que los movimientos sociales generen instrumentos de comunicación propios.
-¿Qué rasgos consideras indispensables para considerar a un medio, «alternativo»?
-Te diría que, en principio, el uso de un método asambleario en la toma de decisiones; el hecho de dar voz a la participación ciudadana; y la difusión de un mensaje contrapuesto a la ideología dominante. Ahora bien, en los territorios con una lengua minorizada, como el País Valenciano, no consideraría alternativo a un medio que no utilizara la lengua autóctona. Es curioso que en muchos medios independientes tengan en cuenta esta relevancia de la lengua, pero no la consideren una prioridad absoluta, como sí lo es, por ejemplo, la lucha contra el fascismo o el machismo. Tendrían que hacer autocrítica.
-¿Hace falta una conquista el poder político para que se dé un cambio en el panorama comunicativo?
-No hemos de autoengañarnos. Los medios alternativos tienen vocación de ser mayoritarios. Y esto sólo puede darse mediante un cambio en el poder político. Tenemos el caso palmario del nacimiento de Telesur y su relación con la llegada de Chávez a la presidencia de Venezuela. Al final, se trata de que los medios ahora alternativos pasen a ser mayoritarios, y para eso han de ser medios públicos. Es esto lo que ocurre con la sanidad y la educación.
-Otro debate abierto. ¿Debe la prensa alternativa y, sobre todo el periodista, ser militante?
-El periodista ha de ser, en mi opinión, un profesional. Otra cuestión es que haya periódicos militantes, lo que me parece perfecto. Pero el periodista ha de ser crítico, informar con rigor, contrastar lo que le dicen sus fuentes y buscar la veracidad en las informaciones. Lo contario supone desacreditarse como profesional. Ahora bien, siempre existe un grado de subjetividad y un punto de vista desde el cual se informa. Todo lo dicho es compatible con el ejercicio de un periodismo crítico y comprometido.
-La crítica a la simplificación del audiovisual lleva a algunos medios alternativos a apostar por textos más largos, en los que prima la complejidad y el análisis de fondo. ¿Ha de ser éste el referente de prensa alternativa?
-Tiene que haber de todo. La prensa popular es muy necesaria. Movimientos como los Salvem, el 15-M o Democracia Real-Ya han conseguido llegar a la gente con mensajes muy simples. Soy partidario de una información de proximidad, sencilla, clara y concreta, sin que ello suponga negar otras opciones. Un ejemplo muy claro es el humor gráfico. Una viñeta puede decir mucho más que 20 páginas. El «Manifiesto Comunista» condensa mejor la filosofía marxista que los tres tomos de «El Capital». Quiero decir que el lenguaje ágil, sencillo y directo, consustancial al periodismo, es el que me parece más acertado. Pero por supuesto también son necesarios los análisis en detalle y la reflexión de fondo.
-¿Por qué muchas veces las organizaciones sociales confían poco en la prensa alternativa y siguen la agenda de los medios convencionales?
-El problema radica en que muy poca gente de fuera de los movimientos sociales recurre a los medios alternativos. Entonces es muy difícil para estos movimientos visibilizarse en el conjunto de la sociedad. En otras palabras, la prensa independiente queda para la militancia. Así, las organizaciones sociales aspiran, sobre todo, a salir en la prensa convencional porque es la manera de llegar a la gente de la calle, de que sus propuestas tengan un calado real. Además de esto, los medios oficiales cuentan con recursos económicos mucho mayores, más posibilidades de informar en tiempo real y mayor periodicidad. Competir con ellos resulta muy difícil.
-¿Hay que dejar de leer los medios de comunicación oficiales y apostar por los alternativos?
-Pienso que no, porque nos interesa saber qué dicen los medios convencionales sobre los movimientos sociales; qué dicen «El País» o «Levante» después de una manifestación. Insiste en que la gente nos visualiza a través de estos medios. Además, no todos los medios convencionales son lo mismo. Hay que aprovechar los espacios que las organizaciones hemos ganado dentro de la llamada prensa «progresista», que nos los dejan siempre que no se trate de abordar cuestiones realmente transgresoras. A ellos les interesa porque venden su producto a un público «progresista» y a nosotros porque nos permite visibilizarnos. Hay aquí una cierta complicidad.
-Por último, ¿qué valoras especialmente de los medios independientes?
-Sobre todo, que tengan una línea coherente. La que sea, dentro de los criterios básicos que han de regir la prensa alternativa. Aunque no esté de acuerdo con esta línea, no importa. Lo decisivo es que no haya incoherencia y confusión. Ni debates bizantinos en los que diferentes autores argumentan y se refutan continuamente. También hay que considerar especialmente a los medios locales, por su inmediatez y la capacidad de actualización. En cuanto al futuro, creo que vamos hacia una comunicación alternativa en la que se aprovechen al máximo las nuevas tecnologías para la comunicación «en red», con medios abiertos y plurales, que integren todo tipo de formatos e informaciones.
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