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Entrevista al economista político argentino Julio Gambina

«La devaluación favorece a los grandes productores y exportadores»

Fuentes: Rebelión

-Mario Hernandez (MH): Damos comienzo a «Plan B(aires)» con los botines de punta porque tenemos en línea a Julio Gambina y vamos a preguntarle si existe una devaluación progresista.  -Julio Gambina (JG): No. La devaluación tiene impacto directo en disminuir la capacidad de compra de la moneda local y eso afecta sobremanera a los sectores […]

-Mario Hernandez (MH): Damos comienzo a «Plan B(aires)» con los botines de punta porque tenemos en línea a Julio Gambina y vamos a preguntarle si existe una devaluación progresista. 

-Julio Gambina (JG): No. La devaluación tiene impacto directo en disminuir la capacidad de compra de la moneda local y eso afecta sobremanera a los sectores más desfavorecidos de la economía, a la mayoría de la población que vive de ingresos fijos: trabajadores activos y pasivos, regulares o irregulares, flexibilizados de todo tipo, tercerizados, perceptores de subsidios, de la Asignación Universal por Hijo, a los beneficiarios del «Plan Progresar» anunciado el día previo a la gran devaluación que antes de empezar a funcionar comenzó devaluado en su capacidad de compra. Incluso a productores y empresarios que le venden a aquéllos que perciben estos magros ingresos, con lo cual una cantidad importante de la población argentina ve cómo se deteriora su capacidad de compra porque los precios aumentan.

Fijate que hace dos días el Ministro de Economía y el Jefe de Gabinete anunciaron en conferencia de prensa que habían retrotraído algunos precios al 21 de enero pero también anunciaron que para algunos artículos del hogar de la línea blanca, lavarropas, heladeras, se aceptaba un aumento del 5% para enero y de los electrodomésticos un 7,5%.

MH: Hoy escuché de los aumentos en los productos farmacéuticos, las declaraciones que los autos nuevos subirán entre un 50-70% y el aumento de la carne.

-JG: Y puede venir un nuevo aumento de los combustibles.

-MH: Lo han negado.

-JG: Por eso lo digo en potencial. Y el incremento de las tarifas eléctricas que todavía no llegaron por los cortes de luz que hubo en las últimas semanas, de lo contrario era una medida anunciada como el aumento del transporte de colectivos. No ocurrió por la bronca que generaron los prolongados cortes de luz en diciembre y enero.

El encarecimiento de los precios es una clara realidad. Hasta el 13 de febrero no se conocerá el nuevo índice de precios que va a utilizar el Indec, habrá que esperar para ver si refleja que en el mes de enero hubo estos aumentos que anunciaron de electrodomésticos, del transporte público y los que ya hubo en los combustibles. El aumento de la carne se va a empezar a sentir este fin de semana. Hay un impacto en precios muy importante. También por la suba de la tasa de interés que en el último año aumentó 10%, la que pagan los bancos por un plazo fijo, que inducida por el Banco Central el martes pasado se incrementó al 23% para títulos como los Lebac y Nobac y esa es una señal de política financiera. Si los bancos pagan al inversor en torno al 23/24% significa que se traslada al costo del dinero, para quienes tienen o solicitan préstamos, sean empresas o personas particulares, para adquirir una vivienda, un bien de uso, un automotor, etc ., significa un crédito más caro. Lo mismo quienes tomaron créditos a tasa variable van a sufrir una pérdida de ingresos porque tendrán que destinar más dinero a pagar sus obligaciones. También se hace sentir en las operatorias cotidianas de gran parte de la población que consume con tarjetas de crédito, en cuotas, en negocios que venden artículos para el hogar.

-MH: Si bien es cierto que hubo un incremento importante del porcentaje devaluatorio en los últimos 20 días del orden del 23%, en el último año se había dado una devaluación del 63%.

-JG: De $ 5 por dólar a $ 8.

-MH: Escribiste un artículo sobre el tema, pero voy a lo siguiente, el Ministro de Economía cargó las tintas sobre la multinacional Shell.

-JG: Y tres bancos.

-MH: En el caso concreto de Shell señaló que había comprado a $ 8,40 por dólar y ese día el dólar oficial estaba a $ 7,20, sin embargo, el 30 de enero, el mismo Ministro de Economía convalida un dólar a $ 8,04, o sea, a un precio cercano al que había ofertado Shell, por lo menos más cercano al valor oficial del jueves anterior. ¿Quién fogonea la devaluación?

-JG: El precio de la divisa en Argentina está administrado, gestionado por el Banco Central, no hay libre oferta y demanda, incluso ahora se abrió la posibilidad de ahorro en dólares pero muy contenida, con limitaciones, solo pueden comprar dólares trabajadores en relación de dependencia o autónomos que puedan demostrar sus ingresos, los que ganan menos de $ 7000 no pueden y los que no cubren esas condiciones tampoco. Las empresas no pueden, no hay libre oferta y demanda.

-MH: Tengamos en cuenta que para el 50% de los trabajadores los ingresos están por debajo de $ 4000.

-JG: Yo no voy a defender al presidente de la Shell ni mucho menos, pero hizo su descargo diciendo que habitualmente la empresa compra y vende divisas en el mercado cambiario administrado por el Banco Central porque es importador y exportador, compra y vende y, por lo tanto, ese día intervino en el mercado de cambios como habitualmente lo hace, pero como es un monopolio lo hace monopólicamente, fijando precios.

El día previo el Banco Central había decidido no intervenir y la divisa llegó a $ 7,15, al día siguiente se llegó hasta $ 8,40 cuando compra Shell y ahí se produjo una dura reunión entre el Ministerio de Economía y el Banco Central donde el primero le impone que intervenga en el mercado de cambios y abandone la postura del día anterior. Entonces el jueves, con la intervención del Banco Central vendiendo U$S 100 millones llegan a la cotización de $ 8,03 que mencionaste.

A partir de ese día se ha mantenido alrededor de ese valor sobre la base de una venta promedio diaria de los cuatro días hábiles desde la devaluación de unos U$S 200 millones por parte del Banco Central. Desde que debutó a $ 8 la cotización oficial del dólar, el Banco Central viene perdiendo esa cantidad de dólares diarios.

-MH: Sin las reservas del 2010.

-JG: Argentina ya tiene las mismas reservas del 2006. El nivel que heredó Cristina Fernández del gobierno de Néstor Kirchner ya son menores, por ejemplo, ayer una parte fue destinada a estos inversores/ahorristas en promedio de U$S 500 cada uno, pero se perdieron más dólares por la importación de energía y aún más por el pago de deuda.

 

El gobierno está tomando la agenda del poder económico

-MH: Quiero volver a temas que ya hemos hablado. Esta devaluación entiendo que favorece a quienes la estaban demandando.

-JG: A los grandes productores y exportadores.

-MH: Pero ya había medidas pro-mercado anteriores como el arreglo con Repsol, el acuerdo con las cinco multinacionales en el marco del Ciadi, el intento de acuerdo con el Club de París.

-JG: Te estás olvidando el acuerdo con el Banco Mundial.

-MH: La negociación del acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea, el pago de U$S 173.000 millones.

-JG: En la década.

-MH: La actual devaluación se sumaría a estas otras medidas pro-mercado anteriores.

-JG: Yo lo resumiría en tres grandes títulos. La agenda del poder económico está concentrada en tres temas y en términos generales el gobierno ha entrado en esa agenda.

Uno es la devaluación. La discusión es si termina en $ 8 o habrá un nuevo golpe devaluatorio propiciado por el mercado como dice el gobierno o gestionado por el Banco Central. Devaluación es un tema central.

Otro es crear las condiciones para atraer inversiones externas. El modelo es YPF-Chevron, también el pago a Repsol, para mostrar amigabilidad para la búsqueda de inversiones externas.

El tercer tema es resolver los focos críticos que hay en materia de deuda, seguir pagando, por eso pagarle al Club de París, para que Argentina pueda volver al mercado financiero mundial tanto para el sector público como el privado.

Estos tres temas son importantes porque la apuesta gubernamental es que así como han perdido U$S 12.000 de reservas en el último año, la idea es tratar de capturar unos U$S 10.000 millones en inversiones externas o préstamos que lleguen a la Argentina, por eso en el gobierno ya no se escucha hablar de desendeudamiento y lo que están buscando son fuentes de ingreso. Es el camino que inició el ex ministro Lorenzino antes de irse del acuerdo con el Banco Mundial por U$S 3000 millones, es el intento por abrir negociaciones con el Club de París gastando algunos miles de millones de reservas como anticipo pero habilitando que vengan préstamos del exterior. Son las operatorias inducidas para que los cerealeras no se financien en el mercado nacional y consigan préstamos en el exterior, es decir, la apuesta del gobierno es a que ingresen U$S 10.000 millones a corto plazo, durante el año. El tema viene complicado en febrero y marzo, no parece el mejor momento, porque hay varias cosas que lo complican, entre ellas una caída de los precios internacionales de los productos de exportación de la Argentina.

-MH: Situación que están sufriendo todos los llamados países emergentes.

-JG: Tiene que ver con la caída de los precios del cobre, de varios minerales, de la soja. Hay una tendencia complicada. Además, la última medida tomada por Ben Bernanke, el titular de la Reserva Federal de EE. UU. antes de retirarse, fue una reducción de la inyección de fondos que venía haciendo el Banco Central estadounidense que venía comprando títulos de la deuda norteamericana por U$S 85.000 millones, había bajado a U$S 75.000 millones y ahora a U$S 65.000 millones con lo cual todo el mundo espera que los capitales que iban a los países emergentes, sean China, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, van a tener tendencia a volver a EE. UU., con lo cual este país sale a competir por atraer los capitales internacionales.

Argentina es un país con un mercado de capitales muy pequeño y, por lo tanto, a lo que aspira es a una cuota reducida de capitales, con U$S 10.000 millones que entren por inversiones o préstamos el gobierno canta, festeja y brinda porque eso significaría recomponer reservas internacionales que han pasado a ser un indicador crítico en la política Argentina.

-MH: ¿El control del comercio exterior es impensable?

-JG: Es deseable y necesario. Argentina debería nacionalizar el comercio exterior y la banca al mismo tiempo.

-MH: Esta última tuvo el año pasado, hasta noviembre, $ 34.000 de ganancia.

-JG: Pero tenés razón, es impensable en la medida que el gobierno está tomando la agenda del poder y nacionalizar el comercio exterior o la banca sería enemistarse con el poder económico. Para hacerlo es necesario constituir un sujeto político, popular muy extendido que luche por medidas de esa naturaleza.

Son medidas revolucionarias aunque se pueden tomar dentro del marco del capitalismo. Hay que pensar en el IAPI en el primer peronismo que supuso una centralización de los negocios del comercio exterior administrando el movimiento comercial de Argentina con el mundo para reorientar renta para un proyecto de desarrollo industrial que supuso expansión del empleo, desarrollo de los trabajadores y su organización.

En el primer peronismo y en de los 70 también se nacionalizaron los depósitos, no se alcanzó a nacionalizar la banca, solo el Banco Central y los depósitos, pero esto permitió reorientar el dinero que administraban los bancos para un tipo de crédito que fuera coherente y convergente con esa industrialización por sustitución de importaciones que se desarrollaba.

Hoy tendría que ir a un proceso similar, es un tema que ha comenzado a comentarse, pero en rigor somos pocos los que lo hemos hecho público, pero es impensable en tanto y en cuanto el gobierno asuma la agenda del poder que es la que recién comentábamos. Plantear este camino sería asumir una agenda alternativa.

-MH: Los que asumieron una agenda alternativa fueron quienes suscribieron un aumento salarial hasta el 31 de marzo, la Federación de trabajadores del complejo industrial oleaginoso, a contramano del pedido en el día de ayer del Jefe de Gabinete.

-JG: Creo que le va a ser muy difícil a cualquier dirigente sindical abstraerse de un clima generalizado que hay en la sociedad argentina que el año pasado la inflación fue del 25/30%. Estoy hablando de cualquier dirigente sindical que intente mantener consenso en su base social va a demandar un aumento salarial de entre 25/35%, teniendo en cuenta que se intente mantener la capacidad de compra e incluso mejorarla.

Eso tendrá que ver con la correlación de fuerzas, con la capacidad de lucha y mucho estará puesto el acento en la paritaria docente que por razones estacionales se produce antes de que empiecen las clases en marzo, es decir, que ya entramos en terreno de descuento para ver cómo termina esa discusión salarial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.