Sr. Pedro J. Ramírez Director diario «El Mundo» Su Despacho.- Estimado director: Es grato dirigirme a usted en la oportunidad de saludarle y solicitarle la publicación de la presente comunicación en calidad de réplica, en virtud de considerar que las opiniones expuestas en los artículos «Bolivia: Una pesadilla hecha de tres sueños» de Carlos Alberto […]
Sr. Pedro J. Ramírez
Director diario «El Mundo»
Su Despacho.-
Estimado director:
Es grato dirigirme a usted en la oportunidad de saludarle y solicitarle la publicación de la presente comunicación en calidad de réplica, en virtud de considerar que las opiniones expuestas en los artículos «Bolivia: Una pesadilla hecha de tres sueños» de Carlos Alberto Montaner y «Bolivia» de Raúl del Pozo, publicadas por el diario a su digno cargo el pasado 11 de junio, incurren en una serie de desaciertos e inexactitudes con relación a Venezuela que es menester aclarar a los lectores.
En primer término, debo señalar a los lectores que en la nación a la cual represento se denomina comúnmente como «chavismo» a una corriente de simpatías políticas, con un amplio respaldo popular, que viene a condensar las reivindicaciones de las mayorías excluidas, reclamos surgidos incluso antes de iniciarse nuestra historia republicana; que los «petrodólares» a los que alude Montaner no se están utilizando para subversión andina alguna, sino para satisfacer las necesidades de los habitantes de la República y no como en el pasado, en el que permanentemente el ingreso por la venta de hidrocarburos sirvió para favorecer el desarrollo de otros pueblos y no el nuestro, y que el modelo «colectivista» que demoniza el colaborador se contrapone a la corriente de pensamiento y conducta que ha permitido las grandes y actuales injusticias mundiales.
Siendo conveniente que Montaner supla su desconocimiento sobre temas de tal sensibilidad y trascendencia, recurriendo para ello a otras fuentes que no sean sus particulares amistades, con toda probabilidad escasamente identificadas con los intereses de las mayorías latinoamericanas, también es reseñable que en el pasado el articulista no opinara sobre las angustiosas desigualdades sociales que padecían los excluidos del continente, así como sobre las causas de esa situación, por lo que en todo caso sus críticas actuales pueden considerarse un aval, por antonimia, para aquellos que nunca permitimos, ni entonces ni ahora, que la explotación y la injusticia contra millones de seres humanos se realizaran en silencio y sin testigos.
En cuanto al texto de Raúl del Pozo, en el que éste menciona que el Presidente Chávez pertenece a la «pandilla de la bencina y la cerilla (…) con otros gorilas para convencer al mundo de que el populismo y la hoja de coca son mejor alimento que el maíz», responde al mismo tipo de pensamiento de Montaner, ultramontano en la medida que denosta a todo aquello que no proviene del orden establecido y que se independiza de él, planteando una visión del mundo distinta a la hegemónica, lo que lógicamente genera inquietudes muy previsibles. En todo caso, espero que el columnista disponga de nuevas oportunidades y una mayor amplitud de miras para comprender que los movimientos sociales de hondo calado no pueden hacerse invisibles a los lectores simplemente denigrando de sus líderes.
Atentamente,
Gladys María Gutiérrez Alvarado
Embajadora de la República Bolivariana de Venezuela
Sr. D. Ignacio Camacho:
Director del diario «ABC»
Madrid.-
Señor Director:
Es grato dirigirme a usted en la oportunidad de saludarle y hacer uso del correspondiente derecho a réplica para aclarar algunos argumentos expuestos por un colaborador del diario que usted tiene a bien dirigir, Carlos Alberto Montaner, en su artículo del pasado 08 de junio, de título «»Chávez y la conquista de la zona andina», los cuales no concuerdan con la realidad de la política exterior de la República Bolivariana de Venezuela.
Las opiniones de Montaner, expresadas como acusaciones que obedecen simplemente a bulos, remiten a lo desaconsejable e ineficaz que resulta la obviedad a la hora de retransmitir matrices de opinión sin sustento en criterios de realidad, evidenciando al lector avezado que se trata sólo de infundios. El descrédito de quienes pretenden descalificar al Gobierno del Presidente Chávez por estar llevando a cabo una revolución nacional, de la que forma parte una política exterior latinoamericanista y de proclamación de la no injerencia de ningún país en los asuntos internos de naciones soberanas, es el propio de aquellos opinadores de oficio que no manifestaban públicamente su desconcierto o indignación por las patentes injusticias sociales que han padecido las mayorías excluidas de América Latina, pero que ahora muestran su inquietud por las generalizadas manifestaciones de descontento social que hoy vive no sólo la América andina sino todo el Continente. En este sentido, es reseñable el temor que subyace a las afirmaciones temerarias de Montaner, basadas en los estereotipos del miedo conservador frente a los cambios sociales que impulsan los sectores populares, siendo por tanto su diatriba un termómetro de la significación que el poder tradicional le otorga al surgimiento en la escena pública de estos nuevos actores, históricamente olvidados, relegados y explotados.
Afortunadamente, existe una ingente cantidad de lectores que jamás ha comulgado con las injusticias ocultadas por silencios cómplices y que considera necesario que ahora en América Latina exista paz con justicia, con democracia y con equidad para todos los segmentos de la población, en contraposición a los que manifiestan sus temores de manera tan visceral.
Sin más a que hacer referencia, y con la disposición de cooperación de esta Misión Diplomática en todo lo que sea posible,
Atentamente,
Gladys María Gutiérrez Alvarado
Embajadora de la República Bolivariana de Venezuela