Recomiendo:
0

La esposa de Fox habría presionado a Televisa para ventilar los casos de pederastia que involucran al sacerdote Marcial Maciel

Fuentes: Izaronews

Marta Sahagún, la esposa del presidente Vicente Fox, pudo haber presionado a Emilio Azcárraga Jean, dueño del poderoso consorcio Televisa, para que, en abril de 2002, éste permitiera que en el programa Círculo Rojo se ventilaran los abusos sexuales que, contra menores de edad, cometió el sacerdote Marcial Maciel, fundador y máximo dirigente de los […]

Marta Sahagún, la esposa del presidente Vicente Fox, pudo haber presionado a Emilio Azcárraga Jean, dueño del poderoso consorcio Televisa, para que, en abril de 2002, éste permitiera que en el programa Círculo Rojo se ventilaran los abusos sexuales que, contra menores de edad, cometió el sacerdote Marcial Maciel, fundador y máximo dirigente de los Legionarios de Cristo, según señala Rodrigo Vera en un artículo titulado «La venganza de Marta» publicado en El Proceso de México.

Los motivos de Marta Sahagún para que Televisa atacara a uno de los principales protegidos del Papa Juan Pablo II y de la familia Azcárraga, se debieron al acercamiento que tenía Marcial Maciel -intocable hasta entonces por esa empresa televisiva- con la primera esposa de Fox, Lilian de la Concha. A tal grado llegaron estos vínculos, que Maciel presentó a De la Concha al Papa Juan Pablo II como «la esposa del presidente Fox». Esto provocó «la venganza» de Marta Sahagún, quien decidió «escarmentar» al sacerdote valiéndose de Televisa.

Esta «hipótesis» la maneja el escritor Carlos Fazio en su nuevo libro En el nombre del Padre, depredadores sexuales en la Iglesia, editado por Océano y en el que analiza exhaustivamente los recientes casos de pederastia dentro de la Iglesia católica. Apro da a sus lectores el siguiente extracto del libro:

La noche del lunes 15 de abril de 2002 iba a ser recordada por muchos mexicanos como la del final del último gran tabú en los medios masivos de información. Ese día, el silencio vergonzante, medroso y cómplice que había encubierto las acusaciones de abuso sexual a menores que recaían sobre el fundador y superior religioso de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, en los dos mayores consorcios televisivos del país -el inexpugnable duopolio que controlan las familias Azcárraga y Salinas Pliego-, fue roto por el programa Círculo Rojo, de Televisa.

El asunto a tratar no era una primicia, ya que el reportaje televisivo de los periodistas Carmen Aristegui y Javier Solórzano, conductores de Círculo Rojo, retomaba, cinco años después, los avances de investigaciones hechos por el diario La Jornada y CNI Canal 40 en 1997. Lo sorprendente fue el medio: la transnacional Televisa, el consorcio de televisión en español más grande del mundo. Esa era «la noticia». Que el monopolio consolidado en 1973 por el magnate e industrial de radio y televisión, Emilio Azcárraga Vidaurreta, abriera su espacio al dilema ético que significaba difundir los testimonios de los exlegionarios contra el jefe de la corporación religiosa, sobre la base de que decían la verdad, dados los añejos vínculos de Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo con la familia Azcárraga, una de las primeras benefactoras de la orden; también era pública, y está documentada, la amistad del cura Maciel con el heredero del imperio audiovisual, Emilio Azcárraga Milmo, ya fallecido como su padre.

Hombre autoritario y mujeriego, «El Tigre» encomendó un tiempo la educación de su único hijo varón, Emilio Azcárraga Jean, a la Legión de Cristo. Y luego de que la muerte le sorprendiera a bordo de su yate «Eco», en el puerto de Miami, su funeral fue oficiado por Marcial Maciel en la Basílica de Guadalupe. De allí que la presentación del programa sobre los abusos sexuales en Circulo Rojo, tiene que haber sido un duro golpe para Maciel y su orden.

La gran pregunta es qué llevó a Azcárraga Jean a dar ese paso en el set de Circulo Rojo; qué razones lo movieron a desafiar el paradigma del padre Maciel.

Al recibir la noche del programa a sus invitados José Barba, José Antonio Pérez Olvera y Fernando González, el conductor Javier Solórzano, les dijo: «Les tengo dos noticias, una buena y una mala. La mala es que sin coartar su libertad de expresión, no hablen mal de la Iglesia católica. La buena es que al enterarse del contenido del programa, Azcárraga Jean dijo ‘me vale madres Maciel. Lo he visto tres veces en mi vida’.» Solórzano aseguró que durante una reunión con el equipo de Circulo Rojo el presidente de Televisa ‘nos dio todo su apoyo’ para sacar al aire el programa. El acuerdo fue centrar el caso en la persona del jefe legionario no en las instituciones eclesiales.

Por otra parte, el investigador de la UNAM Fernando González dijo tener datos ‘confiables’ de que el Vaticano intentó presionar al gobierno mexicano para impedir la transmisión del programa Circulo Rojo. González aseguró que desde Roma se ‘comunicaron’ con un funcionario de la Secretaría de Gobernación, quien, a su vez, informó al presidente Vicente Fox sobre el contenido previsible de la transmisión programada. La respuesta que el funcionario recibió supuestamente del jefe del Ejecutivo, fue: ‘¿Y a mí qué? Que pase’. Es decir, Fox daba luz verde a la transmisión del programa con un contenido adverso a Marcial Maciel.

La otra hipótesis señalaba que Emilio Azcárraga Jean habría cedido a las presiones de la primera dama de México, Marta Sahagún, quien se ‘vengaba’ así de Marcial Maciel por la ‘ofensa’ de haber presentado al Papa Juan Pablo II, a Lilián de la Concha como ‘la esposa del presidente Fox’. Por alguna circunstancia, que debe estar ligada con la habilidad de Marcial Maciel para cooptar y cultivar a las elites, el jefe Legionario ha estado vinculado a las mujeres del entorno de Vicente Fox.

Bernardo Barranco, especialista en asuntos religiosos, ha dicho que Marta Sahagún es la ‘prototipo legionaria’: una ‘militante’ que no profundiza mucho las cosas; asistencialista, ‘le encanta la foto con los pobres’. Según Barranco, ‘Marta Sahagún es la puerta de entrada de los Legionarios de Cristo al equipo foxista’.

La versión sobre la ‘venganza’ de Marta Sahagún vía el programa de Televisa se alimentaba de diversas versiones periodísticas que indicaban que Lilián de la Concha vivía en Roma con su hija Paulina ‘bajo la protección y guía’ de los Legionarios, de quienes recibía ‘asistencia psicológica’. Así mismo, se afirma que una hermana de Lilián, Verónica de la Concha, es activa militante de Regnum Christi y fue quien maniobró para que Vicente Fox recibiera públicamente un crucifijo de manos de su hija Paulina, el día de su protesta como presidente de la República en el Auditorio Nacional.

Por otra parte, el enlace civil Fox-Sahagún había sido visto con incomodidad por la jerarquía de la Iglesia católica. El día de la boda entre el mandatario en funciones y la titular de Comunicación Social de la Presidencia de la República, el cardenal Rivera Carrera dijo que la unión colocaba a la pareja en una ‘situación irregular’ frente a Dios. No quedaba ninguna duda que la decisión de Fox, quien se había exhibido largamente durante la campaña presidencial como ‘fiel practicante, un fiel cristiano, un súbdito de la Iglesia católica’, rayaba ahora en la incongruencia. Más de uno en el círculo íntimo del foxismo debía ahora tragar sapos y culebras.

Como católicos ostensibles que eran y protagonista cada uno de su propio divorcio, el matrimonio civil de los esposos Fox había quedado colocado en una delicada situación canónica, susceptible de un abordaje público, porque principalmente el jefe del Ejecutivo federal se había distinguido ‘por frecuentar el sacramento de la Eucaristía’. Es decir, Fox comulgaba a menudo y ante los ojos de todos. Ahora, según dijo monseñor Mario de Gasperín, vocal del Episcopado Mexicano, ambos -el presidente y la consorte- incurrían en una ‘falta grave’ a la doctrina de la Iglesia católica y entraban en ‘conflicto’ con la normatividad eclesiástica. Por eso, Marta María de Fox se apresuró a decir ‘estamos en situación irregular, no de pecado’. El encargado de definir la posición de la Legión de Cristo en el polémico episodio fue el sacerdote español Juan Pedro Oriol, quien sin desmentir los contactos de Maciel con la exesposa y una hija de Fox, dijo:

‘Simplemente miente quien afirma que los Legionarios se oponen al proceso de declaración de nulidad del primer matrimonio del señor presidente y que van a entorpecer el proceso de nulidad del anterior matrimonio de Marta.’

Pero más allá de la aclaración, todo indica que hubo desavenencias y hasta una ruptura coyuntural entre la pareja presidencial y Marcial Maciel, no tanto por la ‘situación de pecado’ en que vivía el matrimonio Fox en Los Pinos, sino, más bien, por razones de interés político. Dichos vaivenes -pronto el cura Maciel serviría de enlace para que, supuestamente, Juan Pablo II recibiera en privado a Marta Sahagún en Roma, a cambio de que ni ella ni Fox le pidieran al papa la anulación matrimonial- son propios de los círculos de poder. Por ambición y proyección personal, y proyectos políticos en curso -como la fundación Vamos México de la consorte- Fox y Sahagún cedieron y utilizaron el doble papel de Marcial Maciel. A su vez, más allá de la cuestión moral y doctrinaria, el Vaticano había depositado muchas expectativas en Fox, el nuevo presidente católico de México, un Estado oficialmente laico. Y, tan importante como lo anterior, la burocracia vaticana consideraba como un ‘activo’ de la Legión de Cristo a Marta Sahagún, a quien sus adversarios en el propio gabinete de Fox ya señalaban como el verdadero poder detrás del trono.

En esa variable de las rupturas y recomposiciones de las alianzas en los círculos de poder en México por razones de conveniencia mutua, es previsible que Marta Sahagún haya utilizado el poder de la investidura presidencial de su marido, vía Televisa -a través del programa Circulo Rojo-, para escarmentar a Marcial Maciel y a algún miembro del Episcopado Mexicano, a fin de dilucidar futuras posiciones, cuyas definiciones eran afanosamente negociadas ya entonces por carriles muy discretos en la nunciatura apostólica, la Secretaría de Gobernación y la residencia oficial de Los Pinos.

La polémica visita de Juan Pablo II a México, en julio-agosto de 2002, exhibió la ‘esquizofrenia política’ de Fox así como la audacia, el protagonismo desbordado y la ambición de poder de su esposa, Marta Sahagún. En el transcurso de la misma, el jefe del Ejecutivo mexicano cometió excesos, violó la Constitución y realizó un acto de genuflexión ante el pontífice, a quien en un acto público y de Estado, transmitido en directo a todo el país por la televisión, le besó el anillo, hecho considerado en amplios círculos políticos como la humillación del presidente de un Estado oficialmente laico ante el representante del Estado independiente del Vaticano.