La jornada apunta hacia el desastre. Aunque sea sectorial, un paro sin transporte y con piquetes que bloquean la ciudad… termina en suspensión del grueso de las actividades. Las explicaciones no sirven de nada, el que apoya… apoya, el que está en contra… protesta, para usar sólo la inicial de un verbo que sería tan […]
La jornada apunta hacia el desastre. Aunque sea sectorial, un paro sin transporte y con piquetes que bloquean la ciudad… termina en suspensión del grueso de las actividades. Las explicaciones no sirven de nada, el que apoya… apoya, el que está en contra… protesta, para usar sólo la inicial de un verbo que sería tan acertado como inadecuado. Es decir, la mañana se presta a alargar los mates y prenderse a la radio. Criado en el interior, el cronista siempre prefirió el audio cada vez que quiso enterarse con premura de alguna noticia; en este caso, la hora en que dejaban de quemar las cubiertas que trababan su paso hacia el centro de la ciudad. Desde ese medio que crió a la mitad de los argentinos vivos, llegaría el título de esta Contratapa.
Los transeúntes de estos tiempos, no sólo los periodistas, ya se acostumbraron a leer diarios que se parecen a los viejos pasquines deportivos que le hacían prensa a los colores de sus amores; y es una pena. El último domingo de marzo hubo un matutino que juntó algo que los chicos aprenden que no debe hacerse más o menos desde tercer grado: conjugar la certeza del modo indicativo de un verbo -que se usa para referirse a hechos reales o conjeturados como ciertos- junto al condicional perfecto de un verbo compuesto, que denota una acción hipotética. Demasiada gramática para decir que al periodista le hizo ruido que la portada más vendedora del país llegó ese día a unos 520.000 hogares con el título que dice que fuentes innominadas «Revelan» que una persona, claramente identificada, «habría manejado» determinados soportes.
Otra vez a clase de Gramática, o de Lengua, de Castellano los de más edad. Para la Real Academia «revelar» significa descubrir o manifestar lo ignorado o secreto. Clarito, el dardo en el centro del blanco. Para la misma y monárquica institución española el «habría», usado como auxiliar, constituye un condicional que indica probabilidad o duda, nunca certeza, indicio o certidumbre.
A esta altura el lector de Miradas ya sabe que el diario de referencia es Clarín y que el título completo dijo «Revelan que Garré habría manejado dos cuentas en Irán», apenas tocado en la edición digital por un «Afirman». La nota firmada por Daniel Santoro en página 14 -bastante atrás por haber sido la insignia de la edición- volvería a usar el condicional en nueve oportunidades, ocho «habría/n» y un solitario «manejaría».
Dos jornadas después, la edición especial del diario de Magnetto levantó la apuesta hacia el hijo presidencial que, más importante que sus parentescos, es el jefe de La Cámpora, para anunciar que «Máximo Kirchner sería cotitular en dos cuentas secretas», intercalando un «junto a Garré» en su edición digital. Seis páginas después, utilizó 16 veces el condicional, con cuatro «sería», tres «habrían» y otras tantas «figuraría/n», dos «manejaría», junto a los solitarios «estaría», «trataría» y «tendría».
El verbo condicional se utiliza muchísimo en periodismo mal escrito; de esa manera se evitan posibles juicios por difamación, ya que no se asegura, del mismo que muchos apelan al «dicen que» para zafar si lo que anuncian no es real. Desde el 26 de noviembre de 2009, «en ningún caso configurarán delito de calumnia las expresiones referidas a asuntos de interés público o las que no sean asertivas» y tampoco «los calificativos lesivos del honor cuando guardasen relación con un asunto de interés público»; ese día se promulgó la ley impulsada por Cristina Kirchner para terminar con los juicios por injurias y calumnias contra la prensa. Es decir, el diario, sus periodistas, no estarían cometiendo delito alguno incluso si mintiesen. Sin embargo, los lectores consumen el texto, los que compran el diario y los que no, los radioescuchas y los televidentes digerirán, o se empacharán, con la multiplicación al infinito del mensaje que impone el que maneja la agenda y genera una sensación en la gente, aún si la noticia es falsa.
A confesión de parte, no habría que esforzarse en tanta prueba. Al recurrir al Manual de Estilo del propio Clarín podrá leerse que el condicional se usa «para indicar un rumor, un hecho dudoso, cuya verdad no se garantiza» y que, «por lo tanto, es recomendable evitar este uso en el diario, ya que no sólo es incorrecto gramaticalmente, sino que resta credibilidad a la información o la vuelve confusa». Incluso resuelve, muy acertadamente, la forma en que debe tratarse «una versión sobre un hecho que no fue confirmado», dando a conocer su origen «sin apelar al uso del condicional».
Las medidas paralizantes del martes estaban en su clímax. Los que no viven cerca de sus trabajos, sin posibilidad de llegar a destino. Radio Continental debe haber logrado uno de sus picos de rating cuando Máximo Kirchner, el potencializado de Clarín, decidió responder a las acusaciones a través del programa de Víctor Hugo Morales, al que se iban enganchando radios de la Ciudad y del interior, en una cadena «voluntaria», como le señalara Daniel López, su bastonero en el piso, marcando la diferencia con el enlace obligatorio a la Cadena Nacional.
El muchacho de Río Gallegos contestó, analizó con serenidad, tuvo tiempo para elogiar a todos los precandidatos del FpV, «incluso a Scioli», como le marcó la web de Clarín, y le regaló un título al cronista al definir las notas de ese diario como «la fiesta del condicional».
Fuente original: http://www.miradasalsur.com.ar/nota/10883/la-fiesta-del-condicional