La decisión judicial contra el periódico venezolano El Nacional por la publicación de una fotografía morbosamente sangrienta a toda plana el pasado 13 de agosto no podía ser desprovechada por la prensa española para embestir contra Hugo Chávez. El diario El Mundo titulaba en su portada de la sección digital de «Medios» «Un diario venezolano […]
La decisión judicial contra el periódico venezolano El Nacional por la publicación de una fotografía morbosamente sangrienta a toda plana el pasado 13 de agosto no podía ser desprovechada por la prensa española para embestir contra Hugo Chávez. El diario El Mundo titulaba en su portada de la sección digital de «Medios» «Un diario venezolano no podrá informar de violencia tras una foto polémica», lo cual era mentira, nadie le impedía informar de violencia, la decisión judicial se refería finalmente sólo a imágenes truculentas durante un mes, de hecho el titular tras pinchar en la noticia era «Prohíben al diario venezolano ‘El Nacional’ publicar imágenes sangrientas». El antetítulo insinuaba que se trataba de una decisión personal del presidente Hugo Chávez: «Chávez dice que la prensa hace ‘periodismo pornográfico'». Tampoco era verdad, Chávez, en esas fechas, no dijo nada de periodismo pornográfico, fue el presidente de Telesur, Andrés Izarra, refiriéndose al tratamiento poco ético de la información que hace la estadounidense CNN. Más tarde esa expresión ya fue utilizada de forma recurrente por todas las partes.
Pero volvamos a la foto en cuestión. Se trataba de un imagen antigua, según la fiscalía de 2006 y según el diario de diciembre de 2009, en la que aparecen una decena de cadáveres, desnudos y amontados en la morgue de Caracas, cuya difusión suponía un evidente atentado a la dignidad de los fallecidos y a la sensibilidad de la ciudadanía, no olvidemos que estaba en primera plana a cinco columnas. El periódico recurría a esta sensacionalista foto para ilustrar una noticia que titulaba «15 millones de armas ilegales hay actualmente en el país». La prohibición no procedía del gobierno venezolano, sino del Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Caracas, que establecía la prohibición de publicar «imágenes, informaciones y publicidad de cualquier tipo, con contenido de sangre, armas o mensajes de terror». Y la denuncia surge del Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idena). Por su parte, la Defensoría del Pueblo señaló que la fotografía violaba la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopna), curiosamente una legislación anterior a Chávez. Al contrario de lo titulado por el periódico español, era la publicación de esa foto el mejor ejemplo de desinformación. ¿Quiénes eran esos muertos? ¿Cómo perdieron la vida? Nada de ello formaba parte de la noticia, estábamos ante una fotografía al servicio de la desinformación. Mientras que el gobierno estadounidense prohibía fotografías de los ataúdes con los soldados muertos en Iraq, algunos dueños de periódicos en Venezuela quieren exponer los cadáveres de venezolanos desnudos y amontonados en las primeras páginas. Lo primero es una medida gubernamental para ocultar las víctimas de la guerra, lo segundo una decisión judicial de respeto a un fallecido, cuya foto se quiere explotar meses o años después.
Vale la pena recordar que el diario El País establece en su libro de estilo. En el apartado 5.4. : «Las fotografías con imágenes desagradables sólo se publicarán cuando añadan información». Y en el 5.5. : «Debe extremarse el cuidado con la publicación de fotos de archivo utilizadas como simple ilustración de contenidos de actualidad. Los periodistas han de velar por que tal inserción de ilustraciones, al ser extraída del entorno en que fueron tomadas, no dañe la imagen de las personas que aparezcan en ellas. En cualquier caso, deberá expresarse siempre en el pie de la fotografía a qué fecha y situación corresponde». Es evidente que la fotografía de El Nacional, que no aportaba ninguna información puesto que procedía de archivo, no hubiera sido publicada en la prensa española. O quizás sí, si hubiera en ese país un gobierno que les molestara tanto como el de Chávez.
Pascual Serrano es periodista. Sus últimos libros son «El periodismo es noticia» (Icaria) y Desinformación (Península).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR