Mientras los medios hegemónicos, tanto la famosa «Corpo» como los que responden al kirchnerismo, mantienen la atención en la caza y la captura final de los tres perejiles, se oculta con ello lo que el nuevo gobierno del nefasto Mauricio Macri, con la inestimable colaboración de los gobernadores e intendentes del FPV están llevando a […]
Mientras los medios hegemónicos, tanto la famosa «Corpo» como los que responden al kirchnerismo, mantienen la atención en la caza y la captura final de los tres perejiles, se oculta con ello lo que el nuevo gobierno del nefasto Mauricio Macri, con la inestimable colaboración de los gobernadores e intendentes del FPV están llevando a cabo en contra del pueblo trabajador.
Macri tomó todas las herramientas que le dejó el gobierno anterior, fundamentalmente las leyes, las fuerzas de represión y sobre todo el descalabro en la estructura económica y energética del país, para avanzar aún más sobre la precarización dejada por el kirchnerismo y llevar a cabo un ajuste brutal.
El kirchnerismo amagó con alguna «oposición» en la legislatura de la provincia de Buenos Aires al no aprobarle el presupuesto a la gobernadora Vidal, según el jefe de bancada K, Ottavis, por orden de CFK. Sin embargo, los mismos intendentes del FPV de la provincia, ávidos de las partidas que bajan de La Plata e incluso del gobierno nacional, hicieron lobby para que se aprobara la «ley fundamental» para el gobierno bonaerense.
También lo hizo a través de Sabbatella resistiendo en la Afsca, resistencia que no duró mucho, pues en un par de días quedó afuera del organismo creado por el kirchnerismo.
Estos hechos demuestran los límites del kirchnerismo incluso dentro de los límites del sistema, y la razón de las críticas que hacíamos por ejemplo a la Ley de Medios K cuando decíamos que le servían en bandeja a un futuro gobierno de derecha (aún más a la derecha que el kirchnerismo) tales herramientas.
Con YPF ocurre lo mismo. La estructura creada por el gobierno de CFK está siendo utilizada por el Macrismo: los combustibles siguen subiendo en Argentina, a pesar de que el petróleo baja en todo el mundo. Tanto es así, que el barril a nivel internacional cuesta unos 40 dólares, y en nuestro país se fijó a 80 ya por el gobierno anterior, y el actual no «cambió» nada al respecto.
La gran mentira del gobierno anterior fue hacerle creer al pueblo trabajador que las leyes, las empresas y hasta el país eran nuestros, pero la realidad a la larga o a la corta pone las cosas en su lugar: Si no se ponen las empresas en manos de los trabajadores, nada en realidad cambia, sólo se maquilla.
Si la Afca o YPF, o los trenes y ni qué hablar la banca, estuviesen manejados por sus trabajadores, no sólo Macri estaría en mucho más serias dificultades para aplicar sus políticas, sino que muy posiblemente ni siquiera hubiese llegado a la presidencia del país. Pero claro, la realidad demuestra los límites de los progresismos que al no cambiar todo, no cambian nada.
Macri ha llevado a cabo un descomunal traslado de recursos a manos de la patronal, ya sea de la industria como del campo, con la quita de las retenciones y de impuestos: unos $120.000 millones anuales van directamente a los bolsillos de los explotadores. Lo que cambió es que antes el kirchnerismo cobraba las retenciones y después las devolvía a las patronales en forma de subsidio y al imperialismo en forma de pago de deuda.
Para colmo de males, se espera para febrero el ajuste de las tarifas de las empresas de servicios, mientras las paritarias se patean para adelante y el ministro de economía le baja a los trabajadores un discurso inquietante: «cuiden sus trabajos y no pidan aumentos fuera de lugar».
Para concretar esa amenaza en forma de «consejo», el macrismo pretende aleccionar a la clase trabajadora empezando por «casa». El «cambio» llega en la forma de un ajuste brutal en el Estado, sea nacional, provinciales o municipales, con los despidos que se están llevando a cabo amparados en el caballito de batalla de «son ñoquis». Pero más allá del cacareo de ciertas voces y hasta intelectuales K, macrismo y FPV son socios en el avance contra los trabajadores: los trabajadores despedidos hasta el momento son: Estado nacional 3340 (gobierno Cambiemos), Santa Cruz 1000 (gobierno FPV), Salta 195 (gobierno FPV), Tierra del fuego 1000 (gobierno FPV), La Rioja 800 (gobierno FPV), Pcia de Buenos Aires 7397 (gobierno Cambiemos), Catamarca 832 (gobierno FPV), Mendoza 1600 (gobierno Cambiemos) En total son 16164 en menos de 30 días.
¿Qué dicen los militantes kirchneristas de sus propios gobernadores, cómplices de la bestia que ejerce la presidencia de la nación?
Así que mientras le venden espejitos de colores al pueblo con la novela de los tres perejiles fugados y ahora recapturados, tanto la Corpo como las Korpos ocultan estas verdades, incluso represiones salvajes como las sufridas por los municipales de La Plata cuando quisieron defender sus puestos de trabajo.
Hay que luchar contra el macrismo, que es la cara más salvaje del capitalismo vernáculo, siempre salvaje, aquí y en cualquier parte del mundo. Pero que no vengan a decirnos que la alternativa son los que le dejaron la estructura del Estado servida en bandeja y son hoy socios de su barbarie.
La salida para el pueblo trabajador, que es la inmensa mayoría de nuestro pueblo, está en las antípodas: esa que nos indica que las herramientas de trabajo y la tierra deben ser de quien las trabaja. Hasta que eso no ocurra, nada habrá cambiado.
Quienes soñamos con esa realidad, deberemos redoblar los esfuerzos para generar la herramienta revolucionaria que pueda incidir y acompañar a las masas, en forma de su propia dirección, para lograrlo.
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