La prisión de los cinco luchadores antiterroristas cubanos por más de una década es un ejemplo del doble rasero de la política estadounidense sobre el tema del terrorismo
La situación vivida desde hace más de una década por Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González es un ejemplo del doble rasero de la política estadounidense sobre el tema del terrorismo
La prensa estadounidense silencia el respaldo mundial a la petición de la defensa ante la Corte Suprema de Justicia para reexaminar el caso de Cinco cubanos antiterroristas presos en cárceles norteamericanas, reporta Prensa Latina.
Esa ha sido la denuncia constante de profesionales, juristas, personalidades y grupos de solidaridad con la Isla y es la palabra de orden del presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, quien en sus intervenciones exhorta a luchar contra el verdadero terrorismo.
La situación vivida desde hace más de una década por Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González es un ejemplo del doble rasero de la política estadounidense sobre el tema del terrorismo.
Paradójicamente, ellos cumplen desmesuradas condenas en Estados Unidos por informar a las autoridades cubanas sobre planes agresivos contra la Isla, organizados por la extrema derecha anticubana radicada en Miami.
En una reciente alocución, Alarcón recordó que el 6 de marzo fueron presentados ante la Corte Suprema de Justicia estadounidense 12 textos de Amigos de la Corte (Amicus Curiae), en apoyo a la petición de los abogados de la defensa de los Cinco para revisar el caso.
La acción, como bien se ha constatado, constituye un hecho sin precedentes en la jurisprudencia estadounidense, ya que significa el mayor número de documentos de esa naturaleza presentados ante los principales magistrados del país norteño.
Alarcón puntualizó que los textos incluyen los firmados por los 10 Premios Nobel: José Ramos Horta (presidente de Timor Leste), Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, José Saramago, Wole Soyinka, Zhores Alferov, Nadine Gordimer, Günter Grass, Darío Fo y Mairead Maguire.
Otros documentos son de la autoría del Senado de México en pleno, la Asamblea Nacional de Panamá, y Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda (1992-1997) y ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas (1997-2002), entre otros.
Sin embargo, la gran prensa estadounidense intenta enmudecer el apoyo mundial, y cabe destacar que en el caso de los Amicus cada firmante debe pagar a la Corte Suprema dos mil dólares para ser aceptado.
Tales instrumentos fueron presentados por un abogado norteamericano, y todos renunciaron a cobrar los respectivos honorarios (ascendentes como promedio a 30 mil dólares), otro hecho sin precedentes.
La movida jurídica contra los Cinco contrasta con la singular actitud del Tribunal de El Paso, en Texas, que aceptó el 11 de junio posponer el juicio seguido al terrorista internacional Luís Posada Carriles hasta el 1 de febrero de 2010.
Con esa actitud se confirman los análisis de profesionales del derecho internacional que apuntan a un procedimiento dilatorio, así como a la evidente complacencia del juez en funciones.
Bajo el pretexto de permitir a los abogados de Posada Carriles tener más tiempo para prepararse, la jueza Kathleen Cardone admitió los argumentos de la defensa.
Cardone es la misma magistrada que absolvió a ese ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) una primera vez y que el 14 de abril le concedió por segunda vez la libertad bajo fianza.
Posada Carriles es enjuiciado por violación de insignificantes leyes migratorias cuando, sin embargo, exhibe un largo historial de acciones terroristas.
Fue responsable del atentado contra un avión de Cubana de Aviación que explotó en pleno vuelo con 73 personas a bordo sobre el mar frente a las costas de Barbados. Es procurado como prófugo por la justicia venezolana, que lo condenó por aquel bárbaro crimen.
Posada Carriles torturó y asesinó durante años en Venezuela, cuando laboró como asesor de los cuerpos represivos y jefe de escuadrones de la muerte. Sobre él pesa, entre otras, la responsabilidad por atentados a una serie de hoteles en La Habana en 1997, en uno de los cuales pereció el turista italiano Fabio Di Celmo.
Intentó un magnicidio en el 2000, frustrado al ser detenido cuando preparaba un atentado con explosivos para asesinar al entonces presidente cubano, Fidel Castro, durante un masivo acto de solidaridad en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, en el que pudieron haber muerto miles de jóvenes simpatizantes.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, lo ha acusado de haber organizado un atentado más reciente contra su persona, sin que las autoridades policíacas y judiciales estadounidenses hayan tenido la menor reacción.
Pruebas suficientes indican que mientras los antiterroristas Gerardo, Ramón, Fernando, Antonio y René languidecen en prisiones norteamericanas, sectores de la comunidad anticubana de Miami continúan conspirando para cometer actos violentos en el continente y permanecen sin castigo los crímenes de Posada Carriles.
Como ha expresado Antonio González, Presidente de Southwest Voter Registration Education Project (organización de latinos en Estados Unidos): las acciones de la Corte han profundizado la diferencia entre observancia de los valores americanos de equidad, versus práctica de tolerancia o impunidad para quienes practican el terrorismo, concluye PL.