El complejo entramado de la dolarización y la estrategia de maximizar las ganancias del sector energético en Argentina, sobre todo el vinculado a las corporaciones transnacionales más importantes, aplicado a rajatabla en la era Macri, está solidificado en acuerdos con todos los vectores que el rubro posee y va a ser difícil revertir la realidad […]
El complejo entramado de la dolarización y la estrategia de maximizar las ganancias del sector energético en Argentina, sobre todo el vinculado a las corporaciones transnacionales más importantes, aplicado a rajatabla en la era Macri, está solidificado en acuerdos con todos los vectores que el rubro posee y va a ser difícil revertir la realidad a corto plazo.
La realidad muestra que esta reversión se encuentra condicionada por acuerdos previos con las empresas y queda un largo camino por recorrer.
La politica implementada en estos cuatro años ha repercutido fundamentalmente en los bolsillos de los ususarios de la fracción residencial, comercial y el sector productivo industrial, con el agregado de que esto redunda en los costos de las empresas , sobre todo el sector Pyme , y por ende en el precio final de los productos.
El informe presentado por el último de los ex Secretarios de Energía de la Nación de cambiemos Gustavo Lopetegui, sobre la evolución de los subsidios, la oferta y la demanda de energía durante el período 2015 – 2019, muestra a las claras , la concepción empresaria y la naturalidad con que se muestra el alcance de la estructuración de una política que va a persistir, por lo menos un tiempo, hasta ser, si hay voluntad política, borrada como política posible, frente a un país que debe avanzar a reconstruir el consumo y la reindustrialización del país.
En su informe, Lopetegui es claro, casi como una ironía aritmética, por darle un nombre, dice que la política energética de cambiemos logró reducir en un 70 % el pasivo que enfrentaba al país en lo que hace a los subsidios energéticos, como si los usuarios y los sectores afectados por estas políticas, no fueran argentinos.
Esta lógica dolarizadora se hizo sentir, incluso repercutiendo, como es natural en el aumento de los alimentos y de muchos sectores sensibles de la economía.
La intensa dolarización del segmento usuarios residenciales y comerciales transitó del 249 al 1498% en valores fluctuantes y relativos a los aumentos del dólar.
Todo el desarrollo de la política energética de cambiemos transitó desde una herencia previa, por lo menos los tres últimos años, que dan cuenta que el gobierno de Macri recibió una «significativa reducción del déficit de balanza comercial energética (33%), así como una marcada disminución de las importaciones (45%) durante los tres años previos a su asunción. El macrismo no solo mintió en relación a la herencia energética 1 . Estas afirmaciones del propio Lopetegui, contradice las afirmaciones de una herencia negativa tan promocionada por los medios afines al anterior gobierno, y muestra aun más la debacle del sector en manos de cambiemos. Los contrastes de la anterior política deja a las claras el actual estado de situación y de la difícil tarea de revertir el escenario.
Las contradicciones se fortalecen también por una realidad de retracción de la economía en el periodo 2015-2019 y que se proyecta en el sector productivo de la economía, el cual había incidido en el esquema energético por el aumento de la demanda interna y por el escenario mundial de los costos del petróleo a la baja, sobre todo de crudo calidad Escalante.
Pero volviendo al esquema energético anterior y a las implicancias que este tuvo en el bolsillo de los ciudadanos, y de los beneficios que obtuvieron las empresas; podemos mencionar un ejemplo muy claro, como es el caso de los incrementos del gas en el segmento usuarios residenciales y comerciales; por un lado el ensanchamiento a estos fue del 1500% frente a la baja del 22% del usado por las centrales térmicas. Es decir un cuadro que cambia radicalmente en cuanto a los costos trasladados a los ciudadanos, basado en una lógica que más bien des-incentivó en consumo interno. El aumento del precio de millón de BTU en el sector comercial evolucionó de 0,2 dólares a 3 dólares el millón de BTU, si bien el millón de BTU a finales de 2015 era de 5,3 dólares, subsidiar un sector sensible a la población significaba en gran medida incentivar el consumo interno e incrementar la producción local de bienes y servicios.
En cuanto del segmento de usuarios residenciales, las variaciones en alza significaron un aumento del 249%, es decir, un paso del precio del millón de BTU de 0,90 centavos de dólar a 3,10 dólares, lo cual impactó de doble manera, por un lado en la demanda directa y por el otro sobre la oferta interna de bienes, un claro circulo vicioso negativo para la economía.
Respecto del aumento directo sobre el gas natural comprimido, usado intensamente en el transporte, fue, aunque menor, también significativo; del 51%, pasó de 2,30 a 3,40 dólares.
Como antes habíamos mencionado, el segmento de las usinas generadoras y el de las grandes industrias, tuvieron una baja que fue del 22%, lo que significó pasar de 5,20 a 4,10 dólares por millón de BTU, el que también abarcó los combustibles líquidos.
En el caso de las grandes industrias, la baja fue de 4% menos, los que antes pagaban 3,90 pasaron a abonar solo 3,70 dólares por millón de BTU.
En lo que respecta al consumo de gas en el sector residencial, las variaciones fueron en alza, lo cual significó, para un sector que además demandan el 23% del mercado, el 13% en 2015 a representar el 66% en 2019, con la salvedad de la zona que aún tiene subsidios Patagonia, la Puna y Malargüe que pasaron de pagar el 4 al 27%.
Según el informe Lopetegui «la cobertura del costo total de generación (eléctrica) pasó del 32% en 2015 al 70% en 2019» y, más específicamente en el segmento de la distribución, esta cobertura pasó de representar sólo el 15 del costo de generación, a ser del 63%.
Así , el aumento del millón de BTU significó una tortura para los usuarios residenciales y el sector comercial, esto provocó por lógica un aumento del MWH, entre los más castigados se encuentran los comercios, con un incremento en el valor que abonaron del 337%, recordemos la cantidad de comercios que cerraron en Argentina en el periodo de estos últimos 4 años, los que pasaron de pagar 10 dólares por MWh a 42 dólares por un servicio que se estima que en 2015 costaba 70 dólares y en 2019 se redujo a 67 dólares por MWh. Según un informe de la Cámara de Comercio y Servicios en un informe limitado a CABA y La Plata la cantidad de locales comerciales sin actividad creció un 57% en un año. Recordemos algunos números de la Ciudad de Buenos Aires: se incrementó el número de comercios inactivos -en venta, alquiler, clausurados o cerrados-, con un total de 255 locales sin actividad en las áreas relevadas, respecto de la anterior medición, correspondiente al período septiembre-octubre de 2018, la Cámara de Comercio detectó una suba del 11,8% (entonces los locales inactivos eran 228).
Un ejemplo que acoplado al desastre sobre el sector Pyme fundamentalmente según el registro de empleadores activos, en apenas cuatro meses de 2019 se dieron de baja 5170 razones sociales de empresas productoras de bienes y servicios que realizaban aportes en la Afip. El número equivale al cierre de 43 empresas por día, una locura desatada contra la producción nacional, que tuvo una de sus raíces en el incremento de las tarifas energéticas.
«Así las cosas, el total de empleadores activos en abril de 2019 cerró en 549.989. Se trata de 12.168 firmas netas menos que en el mismo mes del año anterior y 16.188 menos que hace tres años, en abril de 2016. Desde diciembre de 2015, se registran 18.748 dadores de empleo menos que en la actualidad. Es una pérdida del 3% de empresas en apenas tres años y cinco meses»2
El panorama de conjunto es por demás sombrío, pero resta restituir un circuito económico que incentive el producto nacional y pueda aprovechar las variaciones del precio del crudo a nivel internacional, con una política en términos estratégicos que vaya apuntando a recuperar autonomía energética sin poner en riesgo la seguridad energética de la población. El desafío es construir una política de estado en términos energético y fortalecer una mirada soberana sobre estos bienes que son comunes a todos.
Notas
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.