En un país donde la paz social parece tener fuerza de mandamiento bíblico y donde las huelgas se pueden contar con los dedos de una mano, los periodistas de la agencia nacional de noticias (Agencia Telegráfica Suiza, ATS) iniciaron esta última semana de enero un paro por tiempo indeterminado. La medida de fuerza que comenzó […]
En un país donde la paz social parece tener fuerza de mandamiento bíblico y donde las huelgas se pueden contar con los dedos de una mano, los periodistas de la agencia nacional de noticias (Agencia Telegráfica Suiza, ATS) iniciaron esta última semana de enero un paro por tiempo indeterminado.
La medida de fuerza que comenzó el martes 30 – y que vive su segundo día en el momento en que se escribe este artículo- no solo sacó del anonimato a los históricos «agencieros» – es decir los periodistas sin nombre ni firma que producen la más rica información de base en cualquier país del mundo-, sino que puso en el centro del debate público helvético el concepto mismo de la información.
La huelga de este fin de enero, dio continuidad a una previa de 3 horas realizada el martes 23 de enero, a través de la cual la redacción de la agencia nacional advertía al Consejo de Administración el camino que seguiría en caso que no avance la negociación seria entre las partes, fundamental en cualquier partenariado social que se reivindique como tal.
Días antes, la dirección de la ATS había comunicado, de un momento a otro, un paquete de economías que implica la reducción de un 25 % de sus efectivos. Y que significa el licenciamiento directo o la disminución obligada de tiempo de trabajo de 40 puestos -que golpeará a unos 60 periodistas con dedicación parcial-, sobre un total de 150 puestos con los que cuenta la agencia.
Los principales afectados: las y los jóvenes que realizaban su primera experiencia profesional, así como las y los periodistas de más de 60 años de edad, muchos de los cuales portadores de tres o cuatro décadas de experiencia en la misma ATS, y que constituyen un capital profesional-humano irremplazable.
Tras la decisión del Consejo de Administración, un cambio abrupto e inconsulto sobe la definición de la esencia misma de la ATS. Si bien desde su fundación en 1895, la misma tiene una estructura jurídica de empresa privada, cuenta desde su nacimiento con una Carta de Principios que define «al producto de base» (flujo informativo diario) como «servicio público», sin fines de rentabilidad o lucro.
Dando muestras de enorme oportunismo, en las últimas horas, la actual dirección de la ATS, borró de su sitio web esta Carta de Principios. En paralelo, el CEO (director ejecutivo) de la misma, Markus Schwab, declaraba en una entrevista dominical «no deberle nada a nadie» – ni al público, ni al personal, ni a la sociedad- sino, solamente, «a sus accionistas», despreciando así por completo la responsabilidad ciudadana de la agencia nacional de noticias.
Los principales «clientes» de la misma son la Radio y Televisión Pública (SSR); el Gobierno suizo; así como un grupo de editores de prensa privados que están detrás de estas medidas de economía y de reestructuración que sacrifican al personal.
La huelga de los periodistas, liderada por una juvenil y colectiva Comisión de Redacción (CORE) y apoyada en primera línea por el sindicato de la comunicación SYNDICOM, así como por la asociación Impressum, ha ganado la simpatía mayoritaria de todos los medios de prensa sin excepción, de la sociedad civil en general -sindicatos, asociaciones, ONG etc-, así como de buena parte de la clase política e importantes personalidades de gobiernos cantonales y nacional. Doris Leuthard, responsable de un mega ministerio que incluye la Oficina Federal de Comunicación, expresó su comprensión por la medida de lucha de los hombres y mujeres de prensa y propuso el diálogo razonable entre contrapartes sociales.
Diálogo de sordos que la dirección de la ATS rechaza dar. Incapaz de adelantar a su personal una estrategia clara de futuro donde la calidad y la cantidad de la producción de noticias pueda asegurarse. Donde el rol del aporte de la ATS a la integración nacional pueda continuar existiendo como premisa (la única agencia que asegura su servicio en las tres lenguas oficiales, es decir alemán, francés e italiano). Y en la cual, la responsabilidad ciudadana que ha jugado la agencia nacional – produciendo un tipo de información de gran calidad reconocido por todo el espectro mediático nacional- puede seguir operando a favor de un verdadero reforzamiento de la democracia en la diversidad en una Confederación que nuclea cuatro regiones lingüísticas y 26 cantones (provincias descentralizadas, con gran poder de decisión y autonomía).
Huelga corajuda y ya «histórica». Es la primera vez que en la ATS se hace una huelga en sus 123 años de existencia y es una de las primeras veces que el gremio periodístico convoca a una medida de este tipo por tiempo indeterminada. Movilización ciudadana que refuerza el debate ya presente en la sociedad suiza sobre el significado mismo de la información.
Para algunas empresas casi monopólicas como Tamedia o Ringier, dueñas de una gran parte de cotidianos, revistas, grupos de publicidad etc, la información no es más que una mercancía y la ganancia producto de su venta debe alimentar los dividendos empresariales de sus accionistas.
Para parte de la clase política y una parte significativa de la sociedad civil – incluyendo sindicatos y asociaciones, ONG, mundo asociativo en general y muy diversos medios alternativos y regionales-cantonales de información-, la información constituye un «bien público», esencial para el reforzamiento de la democracia. Y por lo tanto una preciosa construcción ciudadana a la que no se le puede poner un precio de mercado sino el valor agregado propio de un cuarto pilar/poder de la democracia helvética.
Debate candente y apasionado que recrudece no solo a la luz de la huelga de la redacción de la ATS, sino de la próxima votación del 4 de marzo. El pueblo suizo deberá decidir en las urnas si acepta o no una iniciativa reaccionaria que propone liquidar la subvención pública a la Radio y Televisión Nacional, es decir, que conllevaría al desmantelamiento de la radio y televisión públicas.
La huelga de la Agencia Nacional de Noticias constituye, además, el mejor aporte al debate en torno a lo que puede pasar en Suiza si se aprobara el 4 de marzo esa iniciativa reaccionaria. El desmantelamiento de la ATS que propugna su dirección es el ejemplo, en chiquito, de lo que podría pasar en gran escala en Suiza si se aprueba el 4 de marzo la denominada Iniciativa No-Billag. La destrucción de los medios de comunicación que se consideran «servicios públicos» y la apertura, de par en par, de la privatización total de la información.
Sergio Ferrari, periodista y co-presidente de la Rama Prensa de SYNDICOM, sindicato suizo de la comunicación.
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