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La insurgente esperanza de igualdad social

Fuentes: Rebelión

El gobierno argentino, parafraseando a Paulo Freire, se mantiene en el dominio de las formas paternalistas y asistencialistas que nunca crean divergencias profundas con los grupos hegemónicos de poder y, por tal razón, su accionar funciona como anestésico ya que distrae a las masas populares que (desviadas de las verdaderas causas y soluciones de sus […]

El gobierno argentino, parafraseando a Paulo Freire, se mantiene en el dominio de las formas paternalistas y asistencialistas que nunca crean divergencias profundas con los grupos hegemónicos de poder y, por tal razón, su accionar funciona como anestésico ya que distrae a las masas populares que (desviadas de las verdaderas causas y soluciones de sus problemas) tienen la única expectativa de recibir mas.

Así por ejemplo promovió la Ley de Medios Audiovisuales para democratizar las nuevas tecnologías de la información y evitar la monopolización de la comunicación pero, a su vez, permitió que Telecom Italia pasara a tener el 58% de las acciones de Telecom Argentina lo cual es visto por muchos analistas como una incipiente monopolización de las telecomunicaciones argentinas en manos de Telefónica de España ya que esta empresa, además de ser dueña de Telefónica de Argentina, tiene el 42% de las acciones del grupo Telco que a su vez controla el 26,3% de las acciones de Telecom Italia.

También, y a pesar de alejarse discursivamente de los organismos económicos internacionales, continúa pagando una deuda externa que muchos consideran ilegítima y le solicitó asistencia técnica al Fondo Monetario Internacional para crear un nuevo índice de precios. Tal vez por estos motivos (según los cables dados a conocer por Wikileaks) los Estados Unidos consideran que la presidenta argentina, además de cooperar con ellos cuando existen conflictos regionales, mantiene una prudencial distancia de los gobiernos de Venezuela y Ecuador.

Por otra parte posibilita que las multinacionales contraten personas a través de terceras empresas lo cual originó la aparición del «trabajador tercerizado» quien cobra un sueldo mucho menor que un empleado en relación de dependencia con una multinacional. Este hecho se agrava porque en algunas empresas tercerizadoras participan miembros de la Confederación General del Trabajo que con la fuerza de patotas sindicales reprimen y en ocasiones asesinan, como ocurrió el 20 de octubre del 2010 con Mariano Ferreyra, a quienes procuran organizarse para revertir esta situación.

Ahora bien, además de las «ambiguas relaciones» que mantiene con los grupos económicos de poder, también el gobierno argentino implementó numerosos planes asistencialistas para que los mas carenciados de su país puedan cubrir sus necesidades básicas pero, de acuerdo a la visión de numerosas organizaciones sociales, estas políticas son paliativos insuficientes para erradicar el padecer popular ya que no logran modificar sustancialmente la situación de extrema pobreza en la que viven millones de argentinos.

En efecto según el Movimiento Proyecto Sur estas políticas, que Adolfo Pérez Esquivel calificó como neoliberales y autoritarias, promueven que del total de la población argentina el 33,1% viva en la pobreza y al 14,3% en la indigencia. Y desde este espacio político, con vistas a las elecciones presidenciales que se desarrollarán en el 2011, se tiene la insurgente esperanza de llegar al poder para suspender los privilegios de los grandes grupos económicos; interrumpir el pago de la deuda externa por creerla fraudulenta; erradicar el hambre que es considerado un crimen en un país rico en alimentos; implementar un salario mínimo acorde a la canasta familiar y una jubilación mínima que sea el 82% de éste; y asegurar una vivienda digna para todos los argentinos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.