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Conclusiones tras conversar con colectivos de fotografía comprometida o crítica

La llegada del fotoactivismo

Fuentes: Tercera Información

Ha trascendido en el mundo hispanohablante el famoso discurso del fotoperiodista Gervasio Sánchez al recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía en 2008, pues puso en evidencia la doble moral de los países desarrollados, como España, que envían tropas a luchar en guerras donde ellos mismos han vendido las armas, y premia a los […]

Ha trascendido en el mundo hispanohablante el famoso discurso del fotoperiodista Gervasio Sánchez al recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía en 2008, pues puso en evidencia la doble moral de los países desarrollados, como España, que envían tropas a luchar en guerras donde ellos mismos han vendido las armas, y premia a los fotógrafos que de una manera sorprendente y atractiva cubren la tragedia. Pero esa «fotografía institucional» ha venido precarizándose durante los últimos años. Hoy, según nos cuenta Ángel López Soto, director de GEA Photowords: «por diferentes motivos, un profesional de la talla de Gervasio tiene muchas dificultades para vivir de su trabajo fotográfico».

Y es que estamos en un nuevo contexto de la fotografía con nuevas formas colectivas de ejercerla: la socialización de la fotografía a través de un tejido asociativo en crecimiento, aunque con prácticas de siempre: la fotografía humanitaria. Un cambio que muchos señalan como cuantitativo, pero no tanto de cualitativo. En cualquier caso, el número de asociaciones de fotografía crítica ha crecido exponencialmente y cada vez más se percibe a la fotografía como una herramienta compartida y como un espacio propio; no como un flujo unidireccional.

La propuesta consiste entonces en redefinir ese contexto. Una posible consideración terminológica, ambigüa y arriesgada, sería la de «fotoactivismo«.

CONTEXTO

El término fotoactivismo está a medio camino de popularizarse en Internet, pero su contexto lo podemos percibir ampliamente: la creatividad de la «multitud conectada» y las necesidades informativas en la web 2.0; las redes sociales, la información instantánea, la llegada del «periodismo ciudadano«, el llamado Quinto Poder que nació de la blogsfera, la generalización de la fotografía digital y la posproducción fácil…

El fotoactivismo no responde a una realidad exclusiva, ya que la fotografía social ha venido trabajando en acciones humanitarias desde su origen. Pero sí refleja un nuevo e integrador modelo de fotografía, que no debe confundirse con la fotodenuncia, ya que esta posee un rango menor de importancia e implicación social; es un hecho aislado, espontáneo, fácilmente instrumentalizable.

El fotoactivismo se centra en la función, en la denuncia social, por parte de numerosas fundaciones, colectivos e incluso ONG especializadas que han convertido la fotografía en el espacio prioritario para el cambio social, en un mundo donde la imagen es lo más importante.

Uno de los pocos precedentes teóricos que encontramos al respecto es Jorge Luis Marzo, experto en arte y poder, quien comenta en su obra Fotografía y activismo (2006):

«¿Qué podría aportar la fotografía a las prácticas activistas? En realidad, mucho, porque el eje central de toda práctica política es la visibilidad: bien la visibilidad externa de las realidades que se quieren ocultas o incluso inexistentes; bien la visibilidad interna que hace posible que las gentes se alíen y se organicen […] Las tecnologías no son meros sistemas técnicos que dan pie a cambios sociales, como dicta el actual discurso mecanicista y positivista, sino que son sistemas en un constante «llegar a ser», cuya evolución está supeditada a lo que la gente hace con ellas en sitios y momentos determinados».

Será a finales del siglo XX cuando el reporterismo de guerra o la fotografía documental decaigan, en buena medida por los intereses de quienes controlan los grandes grupos de comunicación. En la Guerra de Irak se hicieron latentes los problemas con los que había de enfrentarse el periodismo gráfico: el caso Couso y la orden de fuego estadounidense al Hotel Palestina; la imposibilidad de documentar la batalla del aeropuerto de Bagdad, mientras tenía lugar el cómodo derribo de una estatua de Sadam en el centro de la ciudad… O de cómo en este mismo país, serían los propios militares los que dieran a conocer el escándalo, con sus propias fotografías, de las torturas y abusos contra prisioneros de Abu Ghraib.

La reflexión entonces es: ¿de dónde proviene la verdadera información de ruptura? Son estos materiales audiovisuales, que no son desarrollados necesariamente por profesionales, los que cruzan transversalmente los conflictos del mundo contemporáneo. Pero las evidencias de que el modelo de desarrollo de la globalización no va bien provienen no solo de países en conflicto bélico. Esto se comprueba intensamente durante las últimas revueltas que han tenido lugar en Europa desde 2009: el precedente islandés; las revoluciones árabes; nuestra «spanish revolution», extendida a todo occidente; el movimiento Occuppy Wall Street… El fotoactivismo al que me refiero gana un fuerte impulso en el contexto español. Ni una posible versión inglesa ni francesa del concepto aparecen por las redes; aunque sí análogos procesos, donde la geografía urbana juega un papel fundamental: el fotoactivismo de los conflictos sociales en la ciudad. Y este fenómeno viene a cerrar un largo proceso en el que la evolución de las tecnologías de captación de imágenes ha alcanzado el culmen de su función como arte y como ciencia, como ficción y como realidad.

CARACTERÍSTICAS

El fotoactivismo refleja los problemas con los que se encuentran los fotógrafos actuales. Uno de los principales impulsos ha venido dado por la utilización, por parte de los social-media que catalizan el descontento ciudadano, especialmente los medios de comunicación contra-hegemónicos, como pruebas testimoniales frente a la información considerada «oficial» (Policía, fuerzas del orden, Gobierno, agencias internacionales, medios de comunicación…). No está necesariamente desarrollada por freelances o profesionales de la fotografía, aunque sí suelen ser destacados reporteros, clara muestra de la integración por el cambio. Por ello, el fotoactivismo, en su mayor expresión, conecta con la Antropología visual: rama o herramienta de la Antropología social que se basa en el uso de la imagen como instrumento para la observación, descripción y análisis de la realidad humana. La fotografía como documento etnológico ha visto multiplicada su potencialidad al convertirse en una herramienta de uso constante en el mundo moderno.

Aquí es donde conecta con la cibercultura. Para hacerlo exitosamente, esta nueva fotografía social busca salir del constante anonimato en que se mueve la información en la red. Para evitar la fórmula «no importa quién eres sino lo que haces», los fotógrafos se están consolidando en redes participativas, donde, como mínimo, las licencias Creative Commons, les permiten un reconocimiento que la tradición del copyright no hace sino quitarles privilegios. Esa hiperdifusión ha dado lugar a redes sociales especializadas en fotografía, como Flickr, Pbase, Ojodigital, Obture… Pero el mayor movimiento integrador son dichos medios de comunicación independientes. Estos han ido naciendo con las nuevas tecnologías de la información y los derechos de distribución libres, y poco a poco han ido integrando a más profesionales especializados; entre ellos fotoactivistas.

Con diferentes (a veces contrapuestos) grados de implicación y variados intereses, una serie de colectivos participa en mayor o menor medida en un nuevo tejido asociativo, que cada vez es menos yuxtapuesto y más colaborativo, que tienen la posibilidad de publicar en mass media o en social media, y permitir al fotógrafo especializado sobrevivir.

Me parece justo integrar a estos colectivos ampliamente: desde profesionales que buscan un trabajo rentable y digno, como Gea Photowords, hasta el lado opuesto: quienes han popularizado el eslogan «La revolución será fotografiada«, como es el caso de Movimiento Visual. En ambos casos, lo que predomina es una revisión ética del trabajo informativo, incorporando a la fotografía social en los informativos.

Aún con lo dicho ¿aceptan los expertos el término? He conversado con algunos, y estas son los puntos de vista que ofrecen:

- Imagen en Acción: «No hay que confundir la acción (fotoactivismo) con los medios (web 2.0, las redes sociales, etc.). Caeríamos en la trampa liberal de que el medio es el mensaje. Se necesita que previamente haya como sustrato un mayor nivel cultural de la imagen fotográfica que permita saber leerla y poder separar la propaganda de la verdad, y desde luego un interés general por los problemas y las situaciones. Si entendemos el fotoactivismo como la forma de utilizar la fotografía como medio para la denuncia y/o para dar visibilidad a los problemas o situaciones sociales… debemos tener presente que, como en todas las actividades humanas, la popularización de los medios puede traer consecuencias positivas o negativas: véase: la avalancha de información que puede acabar insensibilizando al lector… «Lo importante continúa siendo el mensaje que dan los reportajes de calidad; y la calidad es escasa». «Los valores referenciales cambian constantemente, en ellos no solo interviene la ideología sino también la estética. La sociedad debe madurar para poder aceptar o rechazar de forma no institucional sus referencias. De nuevo las nuevas tecnologías pueden valer para apoyándose en sus tácticas virales ir cambiando valores».

- Ángel López, Gea Photowords: «Creo que no hay una gran diferencia entre lo que se hace ahora y lo que se ha hecho en otros momentos. Es decir, tomar partido con una causa profesional. Pero han cambiado los medios y las tecnologías. Lo que se posibilita actualmente es la ampliación de lo que nos une, y eso genera más fuerzas, florecen más colectivos, y no es necesaria una presencialidad. Pero el compromiso es el mismo que ha existido siempre».

- rebelARTE (Colombia) «Consideramos que el Arte refleja la realidad: lo que pasa, lo que vemos, lo que somos… La fotografía como una expresión artística no escapa a este fenómeno, e inevitablemente termina capturando las calles, las protestas y manifestaciones; el movimiento y la materia en general. Este aumento significativo tanto en la producción como en la exhibición ha logrado que se generen espacios alternativos de difusión de contenidos, lo que sin duda afecta y perturba a quienes están acostumbrados al monopolio del conocimiento y la información». Es necesario estar a la vanguardia tecnológica, para darle otros usos, resignificarlos, reutilizarlos, intervenirlos, la tecnología utilizada a favor de la resistencia implica cambios cuantitativos, que a su vez generan transformaciones cualitativas, así la existencia de miles de foto-activistas apoyados en la tecnología (cambio cuantitativo) puede determinar la existencia de un público mejor informado, más consciente, más activo (cambio cualitativo). Lo local juega un papel fundamental en la medida que la batalla que hoy se libra en todo el orbe entre el capital y las grandes mayorías de humanos, se gana desde lo local, la imagen es vital para estos propósitos, ya que permite educar, culturizar, organizar a las grandes masas desprovistas desinformación, educación y conocimiento. Lo que alguna vez hiciera la revolución cultural mexicana a través de los murales, hoy es necesario hacerlo no solo a través de los murales, la pintura, el grafiti, también es indispensable recurrir a todas las expresiones artísticas, en especial a las visuales, ya que, si algo es incuestionable en este mundo de consumo, es el poder que sobre los ciudadanos ejerce la imagen.

- AGARESO: «hay que dejar que pase algo más de tiempo para ver cómo se desarrolla este proceso; si esa mayor producción de fotos se acompaña de un proceso paralelo de difusión que llegue a amplios sectores sociales. Es cierto que hay más gente haciendo fotos y subiéndolas a redes sociales, pero a nivel profesional, hay poca gente haciendo fotografía social con cierta continuidad, a no ser por motivos laborales. A diferencia del pasado, ahora quizás estamos en un momento en que es la denuncia social la que demanda más fotógrafos».

- FotogrAcción se definen así: «Lo que nosotros hacemos es otra forma de activismo político, de militancia, que ha decidido emplear las mismas herramientas que los medios de comunicación comerciales pero dando una vuelta importante, esta es usando las herramientas como elemento subversivo, desde otra perspectiva, desde la Contrainformación».

EN DETALLE

- rebelARTE, por su parte, se define con una cita de Eduardo Galeano:

«Los fotógrafos de la sociedad de consumo se asoman pero no entran. En fugaces visitas a los escenarios de la desesperación o la violencia, bajan del avión o el helicóptero, oprimen el disparador, estalla el fogonazo del flash: ellos fusilan y huyen», y también como «un colectivo Multidisciplinario que utiliza la Calle, la red y la Imaginación para «Controvertir» las inconvenientes políticas oficiales. Pura Resistencia Visual contra el Neoliberalismo, el Capitalismo Salvaje y la Desigualdad».

- Imagen en Acción es una ONG dedicada a la fotografía. Se autodenominan: «apartidistas y aconfesionales; el fin principal de ponerse al servicio de otras ONG y colectivos sociales que trabajan en el campo de la sensibilización, la acción social y la cooperación internacional ofreciendo la cobertura fotográfica de eventos, actividades y proyectos».

- Photographic Social Vision: Junto con IEA son las únicas ONG.

- Agareso: Asociación Gallega de Reporteros Solidarios, sin ánimo de lucro, formada por un colectivo de profesionales del mundo de la comunicación, comprometidos con la producción, realización y difusión de proyectos de cooperación y solidaridad, desde mayo de 2000. También apelan al silencio de los grandes medios de comunicación. Con asociaciones de este tipo, señalan, «es más fácil que la información circule». Antes estaba más controlada. Es positivo que estén surgiendo nuevos colectivos y experiencias mediáticas que usen las nuevas tecnologías para transmitir cuestiones de denuncia social.

- GEA Photowords: «Mediante una información rigurosa y en clave de denuncia positiva ofrecemos todo tipo de proyectos: desde la premisa de concienciar a la opinión pública sobre los problemas que se debaten en el mundo de hoy y sus soluciones a una serie de proyectos encaminados a la creación, producción, difusión y enseñanza del periodismo multimedia».

- Ruido Photo: desde 2004: ejercen un «documentalismo independiente, con fuerte contenido social y compromiso cultural».

- Otros: Piel de Foto, Pandora Foto, Arriba los que Luchan, Obtura, Quieres Callarte, La Plataforma, Ekinklik, Social Documentary

CONCLUSIÓN

El tejido de asociaciones con infinidad de temáticas, propuestas y razones de ser se ha multiplicado en los últimos cuatro o cinco años. La cuestión ahora es estudiar las prácticas que desarrollan y las influencias que ejercen en la cultura de la imagen, la mentalidad de la ciudadanía, y por supuesto, la implicación social.

Rubén G. Herrera es periodista y antropólogo, apasionado por la fotografía social y comprometida.

Fuente: http://tercerainformacion.es/spip.php?article28578