Ni «La Voz de Galicia» es la voz de Galiza, ni sus colaboradores, sean quienes sean, pueden hacer ahí «periodismo realmente independiente» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30770). Esto lo sabe hasta el más pintado: el periódico más vendido en Galiza no es un medio que ejerce la libertad de información ni de expresión. Y nunca lo ha sido. Esto […]
Ni «La Voz de Galicia» es la voz de Galiza, ni sus colaboradores, sean quienes sean, pueden hacer ahí «periodismo realmente independiente» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30770 ). Esto lo sabe hasta el más pintado: el periódico más vendido en Galiza no es un medio que ejerce la libertad de información ni de expresión. Y nunca lo ha sido. Esto debían saberlo bien Ignacio Ramonet y Ramón Chao cuando aceptaron ser colaboradores de LVG.
Por eso no estamos de acuerdo con Pascual Serrano cuando afirma que el despido de Chao y Ramonet es ajeno «al espíritu pluralista de «La Voz» mientras la dirigió Bieito Rubido.» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30561 ) Ni antes ni después de Bieito Rubido ese periódico ha sido ni plural ni democrático en su línea editorial y sus informaciones. Buena muestra de ello son las páginas dedicadas a la información autonómica, en donde diariamente se puede observar el trato que a los redactores merece todo lo relacionado con el devenir social y cultural gallego, sobre todo con aquellos temas sociales y culturales que están en clara contradicción con la realidad de ensueño, o más bien ensoñada y española, que LVG y otros medios procuran construir en Galiza.
Seamos sinceros: nos sorprenden las protestas por este, sin duda, desgraciado suceso acontecido con estos dos periodistas gallegos, cuyas causas desconocemos. Nos sorprenden porque esas cosas y otras peores pasan aquí todos los días impunemente, sin levantar, en la mayoría de los casos, más revuelo que el local y por causas bien conocidas entre nosotros.
Por ejemplo, La Voz de Galicia es un periódico que prohibe en sus páginas el uso de la lengua propia por «razón de ortografia». En un Reino, el de España, en el que las normas ortográficas de una lengua sólo son consejos sobre conducta lingüística , en las «provincias gallegas» son motivo de escarnio público , pérdida del puesto de trabajo, apertura de expediente disciplinario o censura en los medios de información de prensa escrita, entre otras cosas. Todo lo cual responde a situaciones de conculcación de derechos civiles y fundamentales de las personas, establecidos hasta en la Constitución Española.
Ni Chao ni Ramonet sentían ese tipo de censura, puesto que ellos usaban la Lengua Nacional en sus artículos. No ha sido así para muchos otros intelectuales que, usando la «otra» lengua (la nuestra: el Portugués Gallego) han visto reiteradamente censurados, anulados o ignorados sus textos, en ese y en otros medios que se dicen gallegos, a lo largo de todos estos largos años desde que Franco (dicen que ) se murió. La Comunidad Lusófona gallega se ha visto así y se ve (y se verá) diariamente censurada, anulada e ignorada por los medios de comunicación dominantes en Galiza, los cuales apoyan macizamente el proyecto nacionalizador español en detrimento grave de la libertad de expresión.
Es por eso que la protesta expresada en la «Carta abierta al propietario de La Voz de Galicia» en defensa de Ramón Chao e Ignacio Ramonet, que nos parece legítima, también nos parece escasa e insuficiente. Pues no sólo ellos han sufrido la censura de la mano negra que gobierna nuestra tierra, sino que también ha habido y hay (y habrá) muchos otros gallegos que la han sufrido y la sufren (y la sufrirán) impune y, parece que, inexorablemente.