Milei se asume como representante de “lo moral” para acusar a los otros de “impuros” y “delincuentes”. En una típica operación del populismo de derecha, postula una división de la sociedad en dos campos entre los llamados “argentinos de bien” contra los “delincuentes”, al igual que realizaba Bolsonaro.
“¿Por qué estás vos a favor de que los argentinos de bien padezcan como ratas frente a los delincuentes?” le respondió a la pregunta de la periodista Jessica Bossi sobre la libre portación de armas que propone. Por Ariel Goldstein
Conforme nos acercamos al momento electoral, crece la figura de Milei en las encuestas. La crisis económica, política y social que vive la Argentina, presenta similitudes con situaciones que han llevado al ascenso de políticos de extrema derecha en otros países, como Bolsonaro y Trump. Éste fenómeno se inscribe en un movimiento internacional en el cual Milei encuentra inspiración, que tiene como referencias el ala trumpista del Partido Republicano, el bolsonarismo y el partido español Vox.
Los permanentes cortocircuitos en la relación entre Alberto y Cristina reforzaron junto a la crisis económica el distanciamiento entre la clase política y la ciudadanía. Esto ha sido hábilmente explotado por el economista neoliberal con sus críticas a aquello que denomina como “la casta”. De hecho, cuanto peor la crisis, el aumento de la inflación y el deterioro económico, más oportunidades tiene Milei.
Así como en 2001 se vivía una situación de crisis que fue protagonizada por una alianza coyuntural entre movimientos sociales, asambleas y clases medias que puso en jaque al neoliberalismo; en 2023 estamos viviendo un “2001 de la derecha”. Es decir, un desorden institucional, político y económico que sólo tiene oportunidad de ser canalizado con un ajuste, demandas punitivas y una reducción de la presencia estatal.
En este clima se ha colado el debate sobre una “dolarización”, instalado por Milei en los principales medios de comunicación. “Existe un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir democrática y no coercitivamente a un pueblo a aceptar las más drásticas políticas neoliberales: la hiperinflación” decía varios años atrás Perry Anderson. La crisis genera una desaparición de las posibilidades de planificar el mediano plazo, reemplazado por una subsistencia bajo amenaza en la población, y las fuerzas de la extrema derecha cosechan sobre esa desesperación.
Milei representa una agenda neoliberal revisitada con agregados de la nueva “far right” promovida por empresarios argentinos. Vale la pena observar cómo fue aplaudido en la Sociedad Rural, cuando dijo a los productores agropecuarios que “aquellos que les cobran retenciones son sus enemigos”. El presidente de la Sociedad Rural precisó: “Es un candidato que ha manifestado que entiende que las retenciones son un pésimo impuesto y que hay que sacarlas inmediatamente”.
Poco se habla del apoyo que tiene Milei en los medios de comunicación, un aspecto imprescindible para su ascenso. Si Myriam Bregman, candidata del Frente de Izquierda, tuviera el 30% del espacio que tiene Milei en los medios, seguramente estaríamos hablando de otro escenario electoral.
Uno de los principales promotores de su figura es Eduardo Eurnekián. Este empresario de origen armenio es uno de los dueños de América TV y también de la empresa en la que trabajó Milei muchos años, Corporación América. También, ha promovido reuniones con empresarios para que lo apoyen. A su vez, en A24 el periodista Trebucq y en La Nación + Jonatan Viale, buscan naturalizar a la extrema derecha. MDZ online, un nuevo medio con aspiraciones de crecimiento, lo cobija con notas favorables. Viviana Canosa, que alentaba a los “jóvenes libertarios” al presentar el libro del economista en la Feria del Libro, lo promueve desde hace tiempo.
Una situación similar sucedió en Brasil, donde a medida que crecía Bolsonaro, distintos sectores del empresariado agropecuario y el establishment iban mostrando aceptación hacia su figura. Así, se establece una corriente que lleva a los empresarios a ver en su candidatura un instrumento para hacer retroceder las perspectivas que defienden la intervención del Estado en la economía.
No casualmente, Milei señala que Carlos Menem fue el mejor presidente de la historia, y dentro de su armado político se encuentran personas vinculadas a la familia del expresidente, como Martín Menem. Cuenta también con el apoyo de Carlos Ruckauf y Domingo Cavallo, que a partir de esta profunda crisis económica vuelve a tener peso mediático.
Sin embargo, no estamos ahora frente a un contexto de hegemonía neoliberal como durante el Consenso de Washington, sino frente a una propuesta de “neoliberalismo zombie” como diría García Linera. Con el agregado de que esta vez se propone para su implementación una salida autoritaria al estilo bolsonarista, disfrazada de rebeldía.
¿Un mesías?
Milei ha dado muestras de mesianismo al identificarse con la figura de Moisés:
«Mi máxima referencia, a quien continuamente hago referencia. Moisés (…)podría haber ocultado que quería liberar al pueblo judío, seguir teniendo esa vida maravillosa, asumir como Faraón y ahí sí liberar al pueblo judío. ¿Siendo faraón quién le iba a negar liberar al pueblo judío? Pero no eligió eso: se fue con el pueblo, se convirtió en un esclavo más, fue apresado y lo pusieron ante el Faraón. Le repitió que es judío y le exigió que liberen al pueblo judío (…) Si vos lo miras el resultado podía ser el mismo, pero no son iguales, porque uno estaba basado en una mentira y el otro en la verdad. Cuando te hago el planteo moral, no es casual. La argumentación es moral, mi elección de ser liberal no es utilitarista, es un valor moral»
El mesianismo propio de su figura lo ha llevado a hacer afirmaciones como aquella de Bogotá en 2022, cuando se proclamaba “presidente de Latinoamérica”. Su capacidad expositiva y de desarrollo conceptual, por momentos incomprensible para la gran masa, se revitaliza con los ataques a la “casta política” y los “delincuentes” en defensa de los llamados “argentinos de bien”. Utiliza sus conocimientos en materia económica para proponerse como solución a la crisis.
Milei se asume como representante de “lo moral” para acusar a los otros de “impuros” y “delincuentes”. En una típica operación del populismo de derecha, postula una división de la sociedad en dos campos entre los llamados “argentinos de bien” contra los “delincuentes”, al igual que realizaba Bolsonaro. “¿Por qué estás vos a favor de que los argentinos de bien padezcan como ratas frente a los delincuentes?” le respondió a la pregunta de la periodista Jessica Bossi sobre la libre portación de armas que propone.
En definitiva, más allá del resultado de esta elección, debemos asumir que la extrema derecha tiene un líder y presencia relevante en el escenario argentino. Esa victoria, que representa un cambio fundamental en nuestra cultura política, Javier Milei ya la ha obtenido. Desde ahora, vamos a tener que convivir con eso.
Ariel Goldstein. Investigador Adjunto del Conicet. Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC).
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