La prensa británica se esfuerza, como ninguna otra prensa europea, en ser el vocero mayor de la NATO en lo que al retorcido conflicto ucraniano se refiere.
Rastreros y serviles como ningún otro medio europeo, los principales mass media británicos se han sometido a pie juntillas -con una vergonzosa y abyecta obediencia- a toda la goebeliana campaña desinformativa que difunden desde los cuarteles “otanianos”.
Algunos de los principales rotativos de Londres se han referido a Putin como “terrorista y torturador”, simulando -como ya hicieron con los cadáveres de Bucha- todo un montaje de siniestras celdas donde los soldados rusos han estado torturando a los prisioneros ucranianos capturados en Kherson (diario METRO).
La BBC, tan deslenguada en otros temas sociales y económicos, también se ha plegado mansamente a la compaña desinformativa desplegada por la NATO y sus cómplices en Europa. De hecho, siendo un medio que el gobierno utiliza a su antojo, la tv pública británica -al igual que el resto de medios- no ha hecho otra cosa que seguir las erráticas declaraciones del primer ministro británico, Rhisi Sunak, afirmando que, aun cuando los misiles no provinieran de Rusia sino de las defensas ucranianas, la culpa de que en Polonia hayan muerto dos civiles por misiles disparados por Zelensky, seguiría siendo igualmente del presidente ruso.
El mismo The Guardian, considerado el diario mas izquierdista de toda la Gran Bretaña, se ha atrevido incluso a ir más allá de la versión oficial de los misiles ofrecida por la NATO. Sin ninguna vergüenza, The Guardian presiona desde su línea editorial para involucrar a la NATO en el conflicto armado y poner a Europa a las puertas de una tercera guerra mundial. En sus arrogantes artículos de opinión, los redactores de opinión de The Guardian repiten con insistencia que Rusia debe ser derrotada y humillada, mientras que Zelensky debe ser apoyado para que continúe cometiendo indefinidamente masacres como las del Donbas.
Ahora todo el mundo sabe que algo falló en la coordinación de Zelensky con sus aliados de la NATO en el tema de Polonia (posiblemente la intervención de científicos neutrales en la investigación del origen de los misiles), pero la prensa británica parece no enterarse de lo que ya ha quedado bien claro. La retorcida maniobra ucraniana de acusar a Putin del ataque con misiles a Polonia se ha venido estrepitosamente abajo. Hasta el presidente Biden -en un insólito acceso de honestidad- ha tenido que reconocer públicamente que los misiles que provocaron dos víctimas en Polonia provenían de territorio ucraniano. Zelensky, descubierta su maquiavélica estratagema y viéndose con “el culo al aire”, ha acusado a sus aliados de la NATO de mala fe y deslealtad, reprochándoles abiertamente no haber apoyado la falsa bandera de los misiles rusos con que atacaron Polonia.
Hasta el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó que el incidente fue «probablemente causado por un misil de defensa aérea ucraniano”, pero aún frente a todas las evidencias que señalan al presidente de Ucrania como responsable del ataque con misiles en territorio polaco, la prensa del Reino Unido continua “erre que erre”, demonizando a Putin y acallando el crimen cometido por Ucrania. Aún bajo estas contundentes declaraciones, el diario The Guardian incluso le da cancha en sus páginas a dos de los más incendiarios periodistas polacos en el conflicto de los misiles ucranianos: Karolina Wigura y Jaroslaw Kuisz.
La que en otras épocas fuera considerada la prensa más independiente de Europa, promotora de una información libre y veraz, así como fundamento de la libertad de expresión en todo el territorio británico, se ha convertido en una institución servil y embustera que ahora toca su trompetilla de alguacil para pregonar desde sus páginas todo tipo de mentiras infundadas… ¿Quo Vadis Gran Bretaña?
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