En los días pasados la prensa oficial egipcia ha cometido un error que los asesores del régimen deberían corregir en tanto en cuanto que supone otra humillación más a Egipto, a los egipcios y al régimen del presidente Hosni Mubarak. Después de que hace un par de semanas el primer ministro turco Recep Tayyib Erdogan […]
En los días pasados la prensa oficial egipcia ha cometido un error que los asesores del régimen deberían corregir en tanto en cuanto que supone otra humillación más a Egipto, a los egipcios y al régimen del presidente Hosni Mubarak. Después de que hace un par de semanas el primer ministro turco Recep Tayyib Erdogan manifestase su enfado a raíz de la jactancia israelí, prometiese responder de forma adecuada y dejase claro que Israel ha hecho un error de cálculo y una mala evaluación de su fuerza al poner a prueba la paciencia de Turquía, la prensa gubernamental egipcia lanzó una campaña sucia contra él burlándose de su persona y del papel que ha jugado; un semanario del Gobierno publicó en portada una foto suya retratándolo con un turbante de sultán otomano y una larga barba blanca, acompañándola con una rúbrica despreciativa que decía: «El sultán Erdogan»; mientras que otro periódico de tirada diaria dedicó el editorial a insultarlo.
Todo esto pasa a pesar de que el Primer ministro turco no ha agraviado ni al presidente Mubarak, ni ha lanzado ninguna campaña de desprestigio contra su gobierno; sino todo lo contrario y ha mantenido su relación cordial con el gobierno de Mubarak. ¿Cuál es la razón de tan asquerosa campaña que es una vergüenza para todos nosotros? La única explicación posible hay que buscarla en «la reacción de una puta que se ve puesta en evidencia cuando ve que una señorita se comporta con decencia». Es decir, por el mero hecho de que Erdogan se enfade y no se muerda la lengua ante las agresiones sionistas, los demás sienten que no están a la altura de las circunstancias. No hay otra explicación. ¿Acaso habría que pedir al señor Erdogan que fuese un cerdo sin dignidad, cobarde y sin temperamento para que los cerdos estén satisfechos de él? ¿Qué le pasa a la prensa egipcia? ¿Por qué han dedicado esos titulares a Erdogán? No creo que ningún responsable del partido en el poder ni ningún miembro del Gobierno haya dado instrucciones para que se lleve a cabo dicha campaña, ni que les hayan incitado para que ataquen a Erdogan con esa bajeza e iniquidad. Sino que el celo hipócrita y el vil servilismo de los periodistas egipcios es lo que les lleva a tomar la iniciativa de atacar a cualquier persona, dentro o fuera de Egipto, del que se barrunten o se imaginen que pueda ser un verdadero líder que goce de respeto popular y prestigio internacional, con la convicción de que con ese comportamiento frívolo atraerán la mirada y el favor de algún responsable, y de que esas prácticas ordinarias los afianzarán en los puestos que les han sido concedidos para poner su pluma al servicio de la falsedad y la adulación.
Sin lugar a dudas, el Sr. Erdogan ha adquirido una vastísima popularidad en el mundo árabe, incluido Egipto, por comportarse frente a Israel como un gran político y no por dárselas de líder. Erdogán no se debe a los discursos, la demagogia y los micrófonos; es un político con una postura firme y clara, y su éxito personal y el de su partido en Turquía no le viene de lemas y discursos, sino de la magnífica capacidad que ha demostrado para administrar un país del tamaño de Turquía haciendo que su economía pase de ser la de un hombre enfermo sometido a las improvisaciones del tercer mundo a ser una de las 15 más potentes, con un producto interior bruto neto que supera los 400 mil millones de dólares. También ha conseguido desarrollar las infraestructuras del país dando un paso de gigante, imprimir mucha vitalidad a la vida política turca y acendrar la democracia depurándola de los focos corruptos. Erdogan no estaba interesado en luchas regionales e internacionales en la misma medida de lo ocupado que estaba en la «reconstrucción» de Turquía, y en el plano internacional destacó por mediar en diversos conflictos y diferencias. La única excepción ha sido con la desgracia de Palestina y su pueblo, especialmente el embargo y la última guerra de Gaza, y después se enfadó por las humillaciones que el ejército del «enemigo» le dirigió a él personalmente al abordar el barco turco de la Flotilla de la libertad y asesinar y herir a decenas de activistas civiles solidarios con Gaza.
Erdogan se ha enfadado y se ha comportado como un gran responsable político al decir a Israel que pagará por lo que ha hecho. Y es por eso por lo que la prensa oficial egipcia lo ataca e insulta como si fuera la prensa israelí.
rJV