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La salud, el trabajo y don Floreal

Fuentes: Rebelión

Breve homenaje desde un paraje del sur santafesino (Argentina) a un médico que «habitó la lucha» por la salud del pueblo de su país

Floreal Ferrara continuó la obra de Ramón Carrillo, al menos en parte de su ideario. Pero a diferencia del creador de «La teoría del Hospital» donde la civilización se materializaba en los desarrollos tecnológicos aplicados a la salud, y la cultura pasaba por lo espiritual; Floreal deja ese idealismo y pasa al campo de la multiplicidad de causas de la salud/enfermedad, la más importante de esas determinaciones era y fue el modo de producción y sus relaciones sociales.

Ferrara nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires el 7 de junio de 1924. Su madre era española y su padre yugoslavo, aunque de familia italiana, fue carpintero, anarquista y gran lector. Floreal se graduó de médico en 1950, según J. Mendizábal y B. Morrone «Ferrara consideró que la idea de la medicina social es antitética con el neoliberalismo y el libre mercado, por lo tanto coherente con su producción teórica encaró y defendió el programa ATAMDOS». ¿Y qué fue/es ATAMDOS? Fue una experiencia de intervención sociocomunitaria/sanitaria que Ferrara desarrolló durante cuatro meses bajo el gobierno de Antonio Cafiero en Buenos Aires provincia.

Atamdos significa «Atención Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud»; contó con un grupo de profesionales (un médico, una enfermera, un psicólogo, una trabajadora social, un bioquímico y un odontólogo) que atendía 300 familias en un área delimitada, a partir de las necesidades de la población. Susana Echegoyen recuerda así a los Atamdos en movimiento: «De manera absolutamente novedosa, su característica sobresaliente fundante era un modo de funcionamiento asambleario con participación directa del pueblo (…) No hay lugar del país donde no se recuerde lo que significó ATAMDOS: un equipo interdisciplinario, auténticamente interdisciplinario».

Ferrara si bien al principió partió de concepciones de la salud ligadas a organismos del poder mundial: luego evolucionó hacia posiciones donde veía lo saludable como conflicto y lucha contra el modo de producción capitalista. Echegoyen lo conoció en la primavera de 1973, cuando ella era una adolescente cercana a la juventud guevarista y al PRT. Y en un artículo de 2022 ella misma define a Floreal como un «patriota imprescindible, y quienes lo conocimos sabemos cuántos y cuán profundos son los dolores que habitaron su lucha (…) como su discípula, compañera, honrada por su amistad, le agradezco que haya sido parte de mi vida, pero sobre todo estoy agradecida por permitirme ser parte de la suya (…) Nos ha dejado huérfanos pero vive y late en nosotros un sueño, una ética que nunca abandonaremos».

En definitiva, es de noche, hace poco llegué de María Teresa, donde en una de mis cátedras en la carrera de Enfermería discurrimos por la obra, vida y praxis de «don Floreal» tratando de homenajearlo -con las diferencias que puedan surgir- a partir de su libro «Teoría social y salud». Cuesta asumir que no se puede pensar u intervenir en salud sin incorporar «el proceso de trabajo, que tiene que ver con las características de los distintos procesos directos de producción, vale decir la problemática de las condiciones concretas de trabajo», insiste Ferrara en ese «trabajo»: y sin examinar el trabajo humano, el salario pagado, la plusvalía y la explotación que atraviesan esas relaciones, imposible definir qué se comprende por salud/enfermedad en un determinado orden social y momento histórico. Sintéticamente en palabras de Floreal: la «atención de la salud es el estudio de todo lo que recae, lo que está sobre el pueblo»… Entonces, habrá que sacarnos al capitalismo de encima.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.