El pasado día 11 se produjo una noticia de alcance nacional que tenía su epicentro en Castilla-La Mancha: el abandono, por parte de ese inefable personaje que es el Pocero, de su proyecto de macrourbanización en Seseña (Toledo). Pues bien, tuve oportunidad de hacer el seguimiento de dicha noticia en varias televisiones (Primera, Sexta y […]
El pasado día 11 se produjo una noticia de alcance nacional que tenía su epicentro en Castilla-La Mancha: el abandono, por parte de ese inefable personaje que es el Pocero, de su proyecto de macrourbanización en Seseña (Toledo). Pues bien, tuve oportunidad de hacer el seguimiento de dicha noticia en varias televisiones (Primera, Sexta y CMT) y lo que más me llamó la atención fue que, mientras en los servicios informativos de dichas cadenas de ámbito estatal la noticia era comentada ampliamente (con imágenes del Pocero, pala en ristre, y entrevista a Manuel Fuentes, alcalde de Seseña), en las noticias de Castilla-La Mancha Televisión (CMT), este mismo evento era despachado en 30 segundos con unas imágenes aéreas de la macrourbanización y poco más. No consideraron necesario documentar la noticia con una breve historia de la lucha del pueblo de Seseña contra las pretensiones megalómanas de este individuo, de las múltiples querellas que ha tenido que soportar su alcalde, de Izquierda Unida (en una de ellas el juez le solicitó una fianza de 133.000 €), ni por supuesto consideró necesario entrevistar a dicho alcalde, que denunciaba que el Pocero deja un agujero de 18 millones de euros en infraestructuras necesarias para la urbanización y que ahora se quedan pendiente de llevar a cabo.
Esta forma de ignorar o tergiversar las noticias de largo alcance y que afectan a nuestra comunidad autónoma por parte de la televisión dirigida por Jordi García Candau no es algo nuevo. Recientemente vivimos un ejemplo clamoroso con la cobertura de la intervención de Caja Castilla-La Mancha, por parte del Banco de España.
En esta región, que figura a la cabeza de toda España en porcentaje de analfabetos y a la cola en lectura de prensa diaria, es necesario denunciar el carácter anodino y sectario de nuestra televisión autonómica (en febrero se inauguró un inneesario segundo canal), construida a mayor gloria del egolatrismo de José Bono, en su tiempo, y ahora al servicio del gobierno de Barreda. Los castellano-manchegos hemos de contribuir forzosamente con nuestros impuestos a mantener el presupuesto anual de 73 millones de € de una televisión especializada en retransmisiones taurinas y de fiestas patronales, en festivales de copla y en concursos idiotas, con un noticiario regional decantado descaradamente hacia los intereses del gobierno regional, donde no tiene cabida el menor atisbo de crítica o de conflicto social o laboral de ningún tipo, salvo que el PSOE considere que no afecta directamente a sus intereses partidistas. Es el mismo modelo de televisión que los que tenemos una cierta edad ya conocimos en tiempos de Franco. Es como si en Castilla-La Mancha no hubiese pasado el tiempo, desgraciadamente.