Entre los medios mayoritarios en Cataluña, La Vanguardia (LV) se ha destacado durante las últimas semanas como órgano de propaganda del Estado de Israel, justificando las matanzas de niños como «autodefensa», poniendo el acento en lo pérfido de la resistencia islámica y demonizando como judeófobo al movimiento por la paz. La defensa de la política […]
Entre los medios mayoritarios en Cataluña, La Vanguardia (LV) se ha destacado durante las últimas semanas como órgano de propaganda del Estado de Israel, justificando las matanzas de niños como «autodefensa», poniendo el acento en lo pérfido de la resistencia islámica y demonizando como judeófobo al movimiento por la paz. La defensa de la política bélica de Israel ha sido realizada de modo abierto, a través de una auténtica avalancha de artículos de opinión, incluyendo editoriales y artículos de miembros de la redacción. Por el contrario, no hemos podido encontrar ni un solo artículo de opinión pro-palestino (aparte de Rafael Poch, corresponsal en Alemania, pero únicamente en su blog, véase el magnífico «Europa y Gaza»: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090121/53623575616.html).
Todo lo contrario: se ha tendido en todo momento a minimizar las atrocidades cometidas por el ejército israelí, de modo que algunas informaciones que han sido titulares en otros medios han pasado casi desapercibidas en LV. Por ejemplo: la acusación del relator de la ONU para los territorios ocupados, Richard Falk, según el cual Israel estaba cometiendo «crímenes contra la humanidad» ni siquiera ha merecido una noticia breve y semioculta en la edición impresa.
Si comparamos la información ofrecida por LV de las matanzas en el Líbano del año 2006, es fácil notar el giro decidido hacia el sionismo. En aquella ocasión aparecieron algunos artículos de críticos con los bombardeos de civiles, como Carlos Taibo. Aunque la defensa de Israel fue apabullante, se percibía un cierto intento de compensar dicha predilección. A principios del 2009 podemos decir que todo disimulo ha desaparecido, y LV hace abiertamente propaganda sionista.
Durante estos días, a través de LV se ha afirmado una y otra vez que «en Gaza hay una guerra», presentando las matanzas como parte de un fantasmagórico enfrentamiento entre Hamas e Israel, obviando el hecho de que Israel es una potencia ocupante y Palestina un país colonizado. Se ha repetido la propaganda según la cual Hamas tiene como objetivo exterminar a los judíos, a pesar de que es conocido que sus líderes han anunciado en varias ocasiones estar dispuestos a aceptar la frontera de 1967. Se llama a Hamas «grupo terrorista», obviando el hecho de que es el representante del pueblo palestino, democráticamente elegido, que lucha contra la ocupación de su tierra y el genocidio de su pueblo. Se ha escrito una y otra vez que «Israel es la única democracia de la zona», obviando que Israel es un Estado judío, basado en leyes raciales, en el cual los no judíos son tratados como sub-humanos. Y obviando el hecho de que la mayoría de los regímenes que rodean a Israel son dictaduras pro-israelíes apoyadas desde occidente, lo cual incluye a Egipto, Arabia Saudí y Jordania.
Constatamos la ausencia de referencias al bloqueo de Gaza, que ha sido calificado por la ONU como un crimen contra la humanidad, y constituye el marco de la situación actual. Se presentan las matanzas como una respuesta al lanzamiento de cohetes caseros por parte de Hamas y se oculta que Israel no ha respetado en ningún momento el alto el fuego, que durante los últimos seis meses ha realizado numerosos ataques en Gaza, asesinando a dirigentes y a civiles palestinos, y que ha intensificado el bloqueo, llevando a millón y medio de personas a una situación desesperada. Un millón y medio de civiles son prisioneros del ejército israelí y están privados de alimentos, combustible, electricidad, medicinas, material escolar. Todo ello son tácticas de guerra, tendentes a ahogar a los palestinos de Gaza.
Si observamos la cobertura gráfica, LV ha privilegiado las imágenes de los soldados israelíes avanzando sonrientes al campo de batalla, ocultando en la medida de lo posible los cadáveres de niños palestinos.
Línea directa con el embajador israelí
Un protagonista constante ha sido el embajador de Israel en España, Raphael Schutz, cuyas opiniones han sido recogidas con diligencia, poniendo de manifiesto que existe una «línea directa» entre el periódico barcelonés y la embajada israelí. Raphael Schultz ha utilizado a su antojo LV, las más de las veces para insultar a Cataluña y a sus dirigentes. La última, por ahora, el día 20/1: «El embajador de Israel en España, Raphael Schutz, pide a Montilla que condene los actos «difamatorios» contra su país», en la cual llama «actos violentos» a las manifestaciones en contra de las matanzas de niños. También ha aparecido una amplia entrevista en exclusiva con Shimon Peres, presentado como «un defensor de la paz» (LV 9/1), en la cual culpabilizó a Hamas de la muerte de civiles palestinos. La víctima es culpable.
No solo el embajador israelí ha tenido un papel protagonista en LV, sino que en ésta han aparecido de forma recurrente otras personas vinculadas a la comunidad judía. Mientras en el resto de la prensa informaba sobre las matanzas de niños palestinos, LV dedicaba su contraportada a entrevistar a un psicólogo catalán converso al judaísmo que trata a los niños israelíes que sufren traumas por los cohetes lanzados por Hamas. Parece que, para LV, estos niños traumatizados son más dignos de lástima que las decenas de niños palestinos abrasados con bombas de fósforo blanco.
Por el contrario, no ha habido entrevistas ni han sido recabada las opiniones de los colectivos musulmanes, ni siquiera han sido entrevistados miembros de las comunidades palestinas. Una excepción: Riad el Makki, un miembro de al-Fatah dispuesto a hablar mal de Hamas. El titular: «A Hamas no le importan los muertos». ¿Tiene la elección exclusiva de Riad el Makki el objetivo de ofrecer una información plural de lo que esta sucediendo en Palestina? No: se trata de propaganda de guerra israelí.
Tampoco han aparecido voces de judíos disidentes, como en el resto de los medios: en LV parece como si judaísmo y sionismo fuesen de la mano, como si todos los judíos estuviesen de acuerdo en la masacre. Tal vez eso explique la exclusión de la denuncia hecha por Richard Falk, un judío americano, quien ya en el pasado comparó la situación de Gaza con los guetos de la Alemania nazi. La comparación entre Gaza y el gueto de Varsovia ya fue realizada por la parlamentaria británica (y judía) Oona King y la Baronesa Jenny Tonge en el año 2003, y ha sido repetida estos días por un grupo de 75 prominentes judíos británicos en una carta reproducida por The Guardian.
El Holocausto como excusa
LV ha tratado de despertar el fantasma del anti-judaísmo, presentado como explicación de las posturas mayoritariamente anti-israelíes del pueblo catalán. El recuerdo del Holocausto ha sido mencionado de forma recurrente como arma contra aquellos que se oponen a las matanzas. Los motivos de la oposición a la guerra, según LV, no son humanitarios, ni la compasión que despiertan las víctimas y el rechazo a las atrocidades cometidas por Israe, sino el antisemitismo latente en España.
Una muestra de estos argumentos nos la ofrece una serie de artículos de Enric Juliana, que culminan en «España e Israel: el antijudaísmo católico», donde encontramos la siguiente perla: «la mentalidad democrática europea parte de la base de que el Holocausto es el momento más oscuro que ha vivido la humanidad». Es decir: la memoria del Holocausto desplaza a la voluntad popular y el rechazo de la tiranía como bases de la democracia. A continuación el autor da un paseo por la historia de las reacciones de la Iglesia al Holocausto, lo cual, según él, tiene «mucho que ver» con «la intensidad y el brillo de algunos de los sentimientos imperantes estos días en España» (LV 9 de enero). Según Juliana, la comparación entre el genocidio palestino y la Shoá tiene como objeto el «relativizar y pasar página del Holocausto, objetivo por el que de manera incansable trabajan desde finales de los años cuarenta todos los residuos del fascismo». Es decir, que aquellos que comparan el nazismo con el sionismo son negacionistas del Holocuasto. Su intención no es parar un genocidio.
Se trata pues de desplazar el centro de atención de los hechos (Israel ha asesinado a más de mil personas, incluyendo más de 300 niños) y relacionar el rechazo de las matanzas con la supuesta falta de conciencia española sobre el Holocausto. En una entrevista titulada «Cómo mejorar la imagen de Israel en España», el embajador Schutz afirma: «Es importante que los niños estudien el Holocausto y sepan el origen de su creación como Estado.» (LV 14/1). El mensaje es claro: enseñar el Holocausto en las escuelas ayudará a que los niños catalanes sean menos sensibles a las matanzas de niños palestinos.
Ocultación del pasado andalusí
Enric Juliana no es un mero panfletario del ejército israelí, sino el subdirector de LV. También el vicedirector, Alfredo Abián, se ha sumado a la tarea de dar cobertura a las matanzas en su editorial del 18 de enero, apelando al hecho de que los catalanes «también somos sefardíes», y de que la nuestra es una sociedad «cuyo 20% de los varones tenemos marcadores genéticos heredados de nuestros antepasados sefardíes». Es decir: apelando a un principio racial, y excluyendo de la identidad catalana a los catalanes musulmanes que también fueron expulsados de su tierra. Podríamos decir: los catalanes también somos andalusíes, ya que de hecho en Cataluña hubo un número muy superior de musulmanes que no de judíos. Pero al vicedirector de LV el exterminio de los musulmanes catalanes le trae sin cuidado, como le trae sin cuidado las muertes de más de trescientos niños. Como «somos sefardíes», debemos aplaudir el genocidio del pueblo palestino.
Alfredo Abián y otros comentaristas han citado una y otra vez el estudio del Pew Center, que muestra que España es el país europeo de los encuestados en el cual se tiene peor opinión de los judíos. Pero se han olvidado de mencionar que dicho informe también pone de manifiesto que la opinión de los españoles sobre los musulmanes es peor que sobre los judíos. ¿No deberíamos aplicar en este caso la misma ecuación y afirmar que el apoyo a Israel se debe a la islamofóbia reinante en nuestra sociedad? La ocultación de una parte del informe del Pew Center nos da la medida moral de estos personajes, y la facilidad con la que se pasa del sionismo a la islamofóbia. ¿Es esto periodismo? No: es propaganda de guerra israelí.
Ataques a Saura y demonización del movimiento por la paz
Hemos asistido a una campaña contra el Conseller de Interior de la Generalitat, Joan Saura. ¿Su delito? Pedir un alto el fuego en Gaza y participar en las manifestaciones en contra de la guerra. Al día siguiente a las manifestaciones apareció un artículo insultante (El Govern se manifiesta, de Francesc-Marc Álvaro, 13/01), y al día siguiente media página fue dedicada a las quejas israelíes: «El embajador israelí dice que la actitud de Saura es una vergüenza» (LV 14/01). No han aparecido ni una nota de IC, ni el propio Saura ni ningún otro miembro de su partido han sido entrevistados.
Un episodio especialmente grotesco ha sido la demonización del movimiento por la paz, tildados de «izquierda gritona, cual émulo de los monos de Gibraltar» y de «izquierda fascista» por parte de Pilar Rahola, quien no ha dudado en considerar como «algo inevitable» los asesinatos de niños, bombardeos de escuelas, de mezquitas y hospitales. Rahola ha querido hacer de si misma el centro de atención, en respuesta a un magnífico artículo de Josep Maria Navarro, distribuido como parte de una revista informativa durante la manifestación contra la guerra, titulado «La solidaridad con Palestina señala también al filosionismo catalán», en el cual se denunciaba la impunidad con la cual los apólogos de las matanzas utilizan los medios de comunicación, y terminaba insinuando que «los y las filosionistas catalanes son cómplices de genocidio, de torturas y de limpieza étnica». Lo cual por otra parte es obvio. Sin embargo, este hecho ha sido utilizado para desviar el tema: Pilar Rahola aplaude las matanzas y luego se hace la víctima cuando se lo recriminan.
El 19 de enero Antoni Puigverd vuelve a unir el recuerdo del Holocausto y de los sefardíes para arremeter contra el movimiento por la paz, asociado ahora, ¡a la Inquisición y los estatutos de limpieza de sangre!: «Un prejuicio [antisemita] fosilizado en la tradición hispánica, que idealizó a golpe de inquisición la pureza de sangre y el desprecio a los marranos. Tradición que revive en los ataques ad hominem que reciben los escritores Culla, Rahola y Villatoro (la vieja insidia: no tienen opiniones libres, están vendidos al sionismo, versión moderna del usurero de antaño).» Más adelante une de manera arbitraria a los judíos catalanes de la Edad media y al estado de Israel, olvidando de nuevo a los catalanes musulmanes, las principales víctimas de la Inquisición: «Escribo en una ciudad, Girona, que obtiene agradables beneficios turísticos de su pasado hebreo, pero que en la edad media, antes de la expulsión de los judíos, incendió por dos veces el Call (judería). Todo esto pesa. No lo olvidemos, a la hora de censurar los errores de Israel.»
Una pequeña muestra
Acabamos con una pequeña muestra de la manipulación informativa: las portadas de la edición digital de los principales periódicos españoles del 18 de enero, en el momento del «alto el fuego» anunciado por Israel, un alto el fuego que no implicaba la retirada de sus tropas de Gaza y que no fue respetado por el propio Israel.
El Periodico de Cataluña: «Helicópteros israelís atacan el norte de Gaza tras solo cinco horas de tregua unilateral»
ABC: «Helicópteros israelíes atacan Gaza seis horas después de anunciar el alto el fuego.»
El Mundo: «Seis horas después de que comenzara el alto el fuego unilateral, Israel ha atacado el norte de Gaza y Hamas ha vuelto a lanzar cohetes»
Público: «Israel ataca el norte de Gaza seis horas después del alto el fuego».
El País: «Israel ataca el norte de Gaza tras sólo seis horas de tregua unilateral»
La Vanguardia: «Cohetes palestinos impactan en Israel tan solo unas horas después del alto el fuego»
Tanto el titular de LV como la información ofrecida a continuación tienen por objeto el ocultar el ataque israelí y mostrar que las «buenas intenciones» de Israel de parar la guerra chocan con la insistencia de Hamas. Se trata, una vez más, de manipular los hechos y ponerse al servicio de Israel, no de información periodística.
Conclusión
La cobertura dada por La Vanguardia a las matanzas de Gaza ha convertido a este periódico en el órgano de propaganda del sionismo en Cataluña. Y esto en un momento en el cual existe la conciencia en la opinión pública internacional y entre las asociaciones de derechos humanos de todo el mundo de que Israel practica el apartheid y políticas de limpieza étnica hacia los palestinos.
Recordamos la sugerencia de Josep Maria Navarro: «Los y las filosionistas catalanas son cómplices de genocidio, de torturas y de limpieza étnica». ¿Puede esto aplicarse a La Vanguardia? Que cada uno juzgue por si mismo.