Tenemos ante nosotros, la histórica retirada de los asentamientos judíos de la ocupada Gaza. Alrededor de diez mil personas son las que han salido de este territorio. Los soldados israelitas, mostraron su profesionalidad que les ha dado su experiencia en desalojo de personas por décadas. Lagrimas de los judíos asentadas ahí por casi cuarenta años […]
Tenemos ante nosotros, la histórica retirada de los asentamientos judíos de la ocupada Gaza. Alrededor de diez mil personas son las que han salido de este territorio. Los soldados israelitas, mostraron su profesionalidad que les ha dado su experiencia en desalojo de personas por décadas. Lagrimas de los judíos asentadas ahí por casi cuarenta años fueron vistas por todos y mostradas por todos. Y bien lo digo, por todos.
Aquí en Norteamérica, todos los grandes medios se encargaron de traernos el dolor de los desalojados en el primer plano periodístico. Todos ellos se deshacían por mostrarnos la foto o la imagen que mostrara el dolor más fuerte. Los diarios publicaban la «foto del día» casi siempre relacionada con alguna bandera Judía en el techo de una vivienda de Gaza. Las cartas de los lectores tuvieron un lugar especial; a diario se publicaban aquellas que se solidarizaban con los judíos desalojados, y que exigían a los gobiernos, tanto, estadounidenses como canadienses, no dejar que la salida Judía de Gaza se llevara a cabo. El New York Times norteamericano, el National Post y el The Province canadienses, por solo mencionar unos pocos, dedicaron sus primeras planas, hechas por sus enviados especiales a la zona, a detallar el sentimiento de los desalojados, a dar a conocer historias personales de los mismos, y la forma en que su vida cambiaria tan drásticamente. Las televisoras Fox y la CNN, dieron espacios para mostrar en sus horarios estelares las imágenes y las explicaciones de los territorios ocupados. Todas las grandes televisoras se dieron a la tarea de que el dolor, ahora Judío, fuera visto por todos, para que la gente se diera cuenta de esta barbaridad que se hace contra quienes han vivido en ese lugar por décadas.
Los grandes medios, han demostrado una vez mas, el dolor de quienes para ellos valen la pena en sus titulares. Los judíos ahora desalojados, son en gran número portadores de pasaportes estadounidenses o europeos. Y como siempre, estadounidenses y europeos son de primer plano.
El escritor Uruguayo, Eduardo Galeano, narra en su libro «Patas Arriba», la forma en que por siglos los indígenas y los negros han sido victimas del desprecio y la burla de los pocos que concentran el poder en cualquier faceta. «Pareces indio» o «hueles a negro»; son frases que se usan como insultos en los países latinoamericanos. Y los medios así nos lo hacen ver día tras día.
En los conflictos con dimensiones que no pueden entrar en las estadísticas oficiales, los grandes medios multinacionales solo enseñan una pequeña nota de lo que esta pasando. En Sudan o en la Republica Democrática del Congo, los desplazados o desalojadas superan el millón y medio de personas; en el caso de Sudan es casi un millón de refugiados lo que han dejado los conflictos internos en los últimos años. Los Sudaneses, desalojados por la fuerza mas brutal, viven en campos de refugiados en las condiciones mas paupérrimas que se puedan imaginar; las pocas o nulas noticias que nos llegan desde los medios globales, nunca cubren una primera pagina, nunca merecen un horario estelar en sus programas de mas audiencia. Por que son problemas de negros, problemas entre tribus. Así sea un millón, dos millones o mas, son solo negros africanos. Tribus que no se pueden entender a palabras y tienen que arreglar sus problemas con golpes. En Sudan no hay un enviado especial de los grandes medios. Para los grandes, los sudaneses no merecen una cobertura completa.
Como los africanos, los desalojados de las comunidades indígenas latinoamericanas, solo merecen el olvido y el desprecio. Cientos son los indígenas desalojados por el conflicto chiapaneco en el sur mexicano. Los grandes medios nunca se han enterado. Las comunidades mapuches de Chile y Argentina, que se han visto despojadas de sus tierras, en algunos casos por compañías multinacionales, tampoco interesan a la prensa grande. Así no lo explica Eduardo Galeano; los grandes dicen que son «cosas de indios», que se siguen negando a unirse al futuro prometedor y progresista.
En el Níger africano, la hambruna que esta matando a niños y ancianos por segundo, y por millones, se ha escuchado solo esporádicamente en los medios. La CNN tuvo la nobleza de dedicarle un programa especial a Níger, solo uno; ningún enviado especial se quedo en la zona afectada, ningún otro canal le dio un seguimiento al problema. Un programa de una hora fue suficiente.
Los grandes medios siguen en su tarea de traernos el dolor en primer plano, de los más ricos, de los más occidentalizados. De los que, para ellos, merecen la pena. Los otros no cuentan; son de países lejanos. Con costumbres raras y religiones ocultas.
Pobres negros. Pobres indios. Hasta el derecho de sufrir se les ha negado.
Christian Sida es columnista del periódico hispano canadiense «La Prensa Hispanoamericana»