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Sobre Vargas Llosa junior y el Che

Las máquinas de matar

Fuentes: Gara

Hace poco en un periódico de tirada estatal leí un texto de Alvaro Vargas Llosa, a su vez publicado en la revista «The republic», sobre la vida de Ernesto Che Guevara al que se denominaba La máquina de matar. Sin pretender ser tan inteligente y mordaz como semejante escritor creo que sí puedo, sin embargo, […]

Hace poco en un periódico de tirada estatal leí un texto de Alvaro Vargas Llosa, a su vez publicado en la revista «The republic», sobre la vida de Ernesto Che Guevara al que se denominaba La máquina de matar.

Sin pretender ser tan inteligente y mordaz como semejante escritor creo que sí puedo, sin embargo, discrepar de quienes como él, siempre ven criminales y asesinos en gente de izquierdas y sin embargo no buscan similares en sus propias filas tan proclives a producirlos continuamente y que tanto mandaron; hablo de Hitler, Franco, Mussolini, Pinochet, Batista, Marco, como conocidos, pero los hay quienes gobiernan, quienes han dejado hace poco de gobernar, o quienes han fallecido recientemente y por los que se guarda luto oficial sin ninguna vergüenza. Sin ir mas lejos podríamos citar a los criminales que aplauden o autorizaron hace 60 años el asesinato de 135.000 y 70.000 personas en Hiroshima y Nagasaki. ¿Qué nos obliga a mirar a otro lado y olvidar?

En el citado texto autocomplaciente, poco menos que le achaca al Che de todos los males y fallos de la Revolución cubana e incluso de la situación cubana actual, por supuesto sin nombrar el embargo y bloqueo, que dura ya la friolera de decenas de años y es realizada ante la mirada pasiva de los demás gobiernos democráticos.

Y si cita el hambre en tal país, que por cierto no ha tenido aún ningún fallecido pese a la situación tan angustiosa que sufren, habría que recordar la situación ya eterna de otros miles de personas, mejor miles de millones de personas que lo sufren bajo el manto de protección del tan aclamado y loado sistema capitalista, el mismo sistema clasista que nos oculta que mata miles de niños de hambre diariamente, enferma a millones por males fácilmente controlables y no evitados, y que en el futuro habrá miles de millones de víctimas.

Y puesto que de belicismo y crueldad se habla, no les vendría mal a los Vargas Llosas de turno, intelectuales e ideólogos del sistema del capital recordar lo que ellos mismos defienden, guerras multimillonarias e inteligentes en otros países, apoyo a dictadores y déspotas y una política de guerras de baja y alta intensidad para la venta de su producción mas mimada, las armas. ¿Será eso paz? ¿Justicia? Por cierto, omito hablar la cantidad de jueces «ciegos» mentales que no ven más que lo que el poder les exige.

Llevan años de defensa de un sistema cruel de derechas, con análisis vacíos e interesados de las políticas de izquierda que casi nunca han podido desarrollarse o han sido eliminadas de golpe, y a esta derecha y a sus intelectuales, tan audaces en catalogar y analizar los males ajenos, le es también difícil asumir los propios, como lo que les lleva a unos pocos a acumular la riqueza interminable robando o usurpándolo al resto y que genera cada vez mayores desigualdades. La misma clase social que vive en edificios magníficos y aislados del resto de ciudadanos, dueños de numerosos terrenos fértiles y productivos, que consumen tanto o más que el resto de los mortales y que se reparten el mundo y sus bienes naturales y energéticos como propios.

Me refiero al club de los G-8 y otros que llaman sarcásticamente al resto como los del tercer mundo como si fueran de otro planeta; a ellos habría que recordar que todos estos países del supuesto tercer mundo en su mayoría están dirigidos y gobernados por gobiernos defensores de su mismo sistema, que dejan que los primeros exploten de manera totalmente abusiva lo que tanto necesitan.

Los políticos, intelectuales e ideólogos del sistema podrían plantearse cómo la excesiva producción de alimentos, como por ejemplo, carne, leche, cítricos es eliminada tan costosamente mientras millones de sus siervos siguen hambrientos y desnutridos, o en qué consiste la «bolsa» que sube y baja como si fuera una atracción más de feria y que en ello radica el futuro laboral de los que aún tenemos la «suerte» de trabajar, omito claro está las condiciones laborales de los que aún somos catalogados como productivos y no estamos marginados como inservibles para el sistema.

Por cierto, dedicamos un tercio de nuestra vida a servir, hasta que el sistema nos considera inservibles por edad, enfermedad, sexo, color… No quieren personas que piensen o que puedan denunciar a los cientos de asesinatos por condiciones laborales extremas que son asumidas como normales y previsibles en el mundo laboral.

Podrían filosofar los intelectuales porque parece ser que la inteligencia no nos pertenece a los pobres y a los rojos, porque es malo que nos organicemos y discrepemos y digamos de vez en cuando no, o optemos por plantear otras soluciones a sus continuos abusos desde el poder, por ejemplo en el campo de las energías. ¿Por qué es inaceptable la voluntad popular expresada en consultas populares y dan por bueno que sigan gobernando con el apoyo de un porcentaje menor de sus fieles ciudadanos y siervos cada cuatro años?

La derecha tan cuca y buena, dadivosa y que busca sumisos, con control de los medios y con una visión de futuro donde nosotros sólo somos cifras útiles o inútiles, nos quieren embobar con vidas rosas de reyes y reinas que follan con quien sea, de hijos e hijas propios que desearíamos para nosotros, dicen, o por la vida ajena de supuestos famosos que nos arrancan lágrimas y risas, alcahuetas y escritores de causas lejanas, mientras hoy por ejemplo, señor Vargas, en Níger, Malí, Nigeria, Perú o en su propio país e incluso en EEUU, o ¿no lo ha visto?, hay gente muriéndose de hambre o por maltratos, y la esclavitud existe.

Y en su propio sistema el olor a podrido es tan grande que nos han hecho personas incapaces de sentirlo por lo habitual y el consumo al que nos empujan de manera irracional nos obliga a ser cada vez más dependientes de sus limosnas y los servicios que quieren les prestemos de manera obediente, para buscarnos la vida.

Y esto y más no le podemos achacar al Che, los rojos o los radicales de este mundo; le es propio a este sistema tan cruel como injusto. Los muertos por hambre y desigualdades, las guerras con armas multimillonarias e inteligentes que ellos mismos venden y producen, los mutilados, los enfermos sin solución por no tener medios económicos mientras que las multinacionales farmacéuticas se convierten en otro poder más del sistema, son parte del mismo cuerpo corrupto y decirlo no es radical, es simplemente pensar y decir lo que se piensa, para que no nos den lecciones de criminales y crímenes.

Al señor Vargas Llosa, como a la mayoría de los agradecidos por los aplausos del sistema, le hace falta un hueco en el mercado de la opinión del sistema del capital. No me cabe duda de que lo buscará porque controlan este sector como nadie, la pena que los que lean sus barbaridades no sean capaces de darse cuenta de que ellos/as son considerados de otro mundo y nunca pertenecerán a esa clase que admiran tanto.