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Sales y soles

Las ondas de David

Fuentes: Rebelión

Cuando era pequeña, tan chiquita como seis años, Ikerne descubrió la radio. Hoy, que casi peina canas, rememora entre cafés y confidencias ese mágico instante. «Una tía nuestra que vivía en Bruselas vino de visita a casa, a Sondika, y nos regaló una radio. Cuando marchó, me quedé pasmada ante el transistor y pregunté: Ama, […]

Cuando era pequeña, tan chiquita como seis años, Ikerne descubrió la radio. Hoy, que casi peina canas, rememora entre cafés y confidencias ese mágico instante. «Una tía nuestra que vivía en Bruselas vino de visita a casa, a Sondika, y nos regaló una radio. Cuando marchó, me quedé pasmada ante el transistor y pregunté: Ama, ¿para qué queremos nosotras una radio si no sabemos francés?».

Al despertar el día, Javi siempre prende la radio. Hace tiempo que su vida echó raíces en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, aunque de vez en cuando regresa, como ahora, a su antigua tierra. «Es como si saliera desnudo a la calle», me suelta al hilo de las ondas. «Hasta hace unos meses, escuchaba todas las mañanas un noticiero local buenísimo en Frecuencia Libre, una emisora comunitaria de Sancris. En apenas media hora contaban lo que pasa y te situaban en la ciudad. Desde que no ponen el programa, ando con más miedo, me falta algo».

En el corazón de Bilbao hay una radio que sueña. ¡Como suena! No hay otra explicación. Sin apenas subvenciones, ni publicidad, ni periodistas, ni oyentes… la emisora va a cumplir 18 años. Tas Tas sueña y de eso vive, de pura ilusión. Nunca antes había sonado tanto ni tan bien. Tampoco había estado tan cerca de apagarse y desaparecer. De aquí a febrero necesita conseguir 200 socios y otros 200 deberían llegar con el verano. «Sumérgete en la onda», invitan desde su web (www.tas-tas.org), sólo cuesta 100 euros al año. Sumérgete y escucha. Radioterapia con ondas libres. Goliat está enfermo, muerto de miedo. Todavía se acuerda, no hace tanto que fue derrotado. Sumérgete y escucha. Arrima el oído.