Recomiendo:
0

La nueva modalidad de sostener económicamente al periodismo se llama crowdfunding. prensa a medida del consumidor

Lectores que financian su diario, su portal, sus noticias

Fuentes: Rebelión/Crítica de la Argentina

Por la crisis del papel, de los costos y la caída de lectores de diarios en todo el mundo, muchos están apostando a sus ediciones en internet -PC Magazine y Christian Science Monitor se mudaron del papel a la web-, y de paso, ensayan diversos mecanismos de financiación. No se quedan atrás los nuevos medios […]

Por la crisis del papel, de los costos y la caída de lectores de diarios en todo el mundo, muchos están apostando a sus ediciones en internet -PC Magazine y Christian Science Monitor se mudaron del papel a la web-, y de paso, ensayan diversos mecanismos de financiación. No se quedan atrás los nuevos medios nacidos en la Red, que también vienen aplicando novedosos sistemas, como el crowdfunding (o financiamiento masivo), para solventarse. Son los casos de Spot.us y el proyecto Representative Journalism, que funcionan gracias a la presentación de noticias hiperlocales.

A ellos hay que agregar a los organismos de periodismo de investigación, cuyas formas de financiación no son tanto una respuesta a las crisis sino a la independencia frente a la publicidad oficial. Pro Publica, Center for Public Integrity y Ciper, entre otros, cuentan así con la financiación de fundaciones, empresas y lectores y cuyo espíritu son las grandes investigaciones. Aunque, en los dos casos, se trata de medios sin fines de lucro.

«El negocio del periodismo está cambiando y van a cambiar muchísimo las fuentes de financiación», asegura a Crítica de la Argentina Juan Varela, experto en nuevos medios. Spot.us fue creado por el joven periodista David Cohn, quien obtuvo u$s 340 mil del programa Knight News Challenge, de la Knight Foundation, para trabajar en el proyecto, que funciona a partir de la idea de que un ciudadano o un periodista presente una posible historia que interese a la comunidad de la Bahía de San Francisco.

Luego los miembros de la comunidad votan, con microdonaciones, qué historias son las más atractivas y un periodista investiga los hechos y escribe el artículo.

Los editores verifican la información y la publican en su sitio (hasta ahora, hay diez historias, que van desde el uso del etanol hasta las aguas servidas). También trabajan con medios que financian la investigación y obtienen la exclusividad parcial o total de las historias por algunas semanas antes de que aparezcan gratis en Spot.us.

En pocos meses, el proyecto ha recibido elogios y críticas. Muchos celebraron la iniciativa ante la crisis, como señaló a ADN.es Sree Sreenivasan, director del Departamento de Periodismo Digital en la Universidad de Columbia.

Muchos profesionales creen que el crowdfunding es un mecanismo clave para no depender de la publicidad. «Spot.us tiene el potencial para producir contenido que está 100% libre de publicidad y su influencia», dice Cohn a Crítica de la Argentina, desde EE.UU.

Otros celebran el desarrollo del periodismo hiperlocal frente a temas nacionales o internacionales. «Spot.us devuelve el control a los ciudadanos», explica el ex editor de NewAssignment sobre la posibilidad de que cualquiera proponga un tema, desregulando en un punto el trabajo periodístico (crowdsourcing) y financiando un artículo (crowdfunding).

Sin embargo, entre las críticas, se señala el propio modelo de financiación. Consultado por la revista Wired, sobre por qué los lectores estarían dispuestos a pagar por información en un sitio si pueden obtenerla en otros de forma gratuita, Cohn respondió que ésa era «la pregunta del millón». Sin embargo, recordó que empresas como Kiva y DonorsChoose, que funcionan con crowdfunding, resultaron ser exitosas. Incluso, un lector de Spot.us dijo a Business Week que la clave de pagar pasa por obtener abordajes que en otros medios no hallaría.

Donaciones y microdonaciones

De hecho, las microdonaciones no son nuevas. El periodista Chris Allbritton cubrió la guerra de Irak gracias al aporte de los lectores de su blog, y Ana Marie Cox, recibió ayuda de los usuarios de su blog, luego de que se quedara sin empleo tras el cierre de Radar Magazine, para seguir parte de la campaña del republicano John McCain.

No obstante, Cohn reconoció a Crítica de la Argentina que tienen algunos problemas. Entre otras críticas se mencionan la posibilidad de que grupos de poder intenten instalar un tema para beneficio propio, convirtiendo así a los periodistas en objeto de manipulaciones, algo sobre lo que Varela también alerta.

Para despejar dudas, Cohn respondió que ninguna persona puede donar más del 20% del total del valor de una historia, excepto los medios, que pueden financiar hasta el 100%. En este último caso, se reembolsará el dinero a los usuarios que hubieran aportado. A su vez, el 90% de lo recaudado por Spot.us va para el periodista que escribió la nota y el 10% para el editor del artículo.

También se planteó qué ocurriría si un medio tradicional «roba» la idea planteada en Spot.us, antes de que se realice el artículo, o qué presión real ejercería sobre un gobierno respecto a determinado tema candente al no estar considerado un medio influyente.

Leonard Witt, docente de la Universidad de Kennesaw, lleva adelante el proyecto Representative Journalism (RepJ), homónimo del nombre de su blog, cuyo fin consiste en que las comunidades -geográficas o de intereses- solventen con su dinero a los periodistas, quienes se ocuparán de informar sobre diversos temas locales.

«RepJ busca ayudar a las comunidades que no están recibiendo la información que quieren, por eso necesitan contratar a sus propios periodistas», indica Witt a Crítica de la Argentina. Como prueba piloto, eligió a la periodista Bonnie Obremski, del sitio Locally Grown, de Northfield, Minnesota, quien se encarga de investigar y escribir las historias de esa localidad de 17 mil habitantes. Luego, las investigaciones multimedias -que van desde temas cotidianos hasta el consumo de heroína- son revisadas, corregidas y publicadas.

La iniciativa de Witt, financiada por Harnisch Family Foundation, tendrá un carácter más formal, ya que próximamente creará un «centro de servicio (de información) que proporcionará todo lo que la comunidad necesite», y que contará con el financiamiento de los propios ciudadanos.

Por otro lado, crecen los organismos y medios sin fines de lucro financiados por fundaciones, particulares y empresas, cuyas ganancias las «reinvierten en el proceso de producción informativa», como apunta Varela. Pro Publica, dirigido por ex periodistas de The Wall Street Journal y The New York Times (NYT), ofrece sus trabajos a medios que no cuentan con fondos ni tiempo para investigar.

El Center for Public Integrity, creado por Charles Lewis, ex 60 Minutes, realiza investigaciones financiadas con donaciones de fundaciones y lectores. Por ejemplo, fueron quienes descubrieron que el gobierno del entonces presidente George W. Bush entregó a la contratista Halliburton u$s 16 mil millones para la reconstrucción de Irak, sin convocar a una licitación previa.

Para Francisca Skoknic Galdames, docente de la Universidad Católica y periodista de Centro de Investigación e Información Periodística (Ciper), de Chile, tanto Spot.us como Representative Journalism son dos ideas «interesantes» similares a la de la National Public Radio «que se financia en gran parte con los aportes de sus oyentes». Un caso similar es el de Public Broadcasting Service.

Y dice que no le extraña que, frente a la crisis, el modelo se esté replicando y sea válido para los medios con una línea editorial no tradicional. Pero recuerda que «hay que tomar en cuenta la idiosincrasia estadounidense, acostumbrada a las donaciones» libres de impuestos.

En cambio, considera que en América Latina es «más difícil» implementar ese modelo. No obstante, si un medio «consigue hacerse necesario para sus lectores, probablemente conseguiría atraer fondos», apunta la reportera de Ciper, desde Chile.

Esta institución sin fines de lucro dirigida por Mónica González, corresponsal de Clarín en Chile, y John Dinges, profesor en la Universidad de Columbia, realiza reportajes de investigación «de calidad», utilizando documentos públicos. Skoknic Galdames dice que si bien Ciper cuenta con el financiamiento del sector privado y de fundaciones, están analizando incorporar las donaciones de lectores, ya que «fortalecería la sustentabilidad e independencia».

De cualquier manera, los reportajes, que son ofrecidos a diferentes medios de comunicación y luego publicados por Ciper, son de altísima calidad. «Intentamos tener documentos que respalden las investigaciones y puede resultar una hazaña obtenerlos», comenta Skoknic Galdames.

Pero vale el esfuerzo. Dinges, por ejemplo, sacó a la luz datos interesantes sobre el narcotráfico y lavado de dinero en México, y Cristóbal Peña obtuvo el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano 2008 por el informe de la millonaria biblioteca de Augusto Pinochet.

Financiamiento alternativo

El crowdfunding ya dejó de ser algo aislado para transformarse en una importante vía de financiamiento alternativa. Barack Obama, durante las presidenciales, logró reunir fondos de sus seguidores a través de su web, al igual que otros demócratas lo hicieron gracias al portal ActBlue. En tanto, la organización MoveOn recibe donativos para financiar campañas de promoción política en EE.UU.

La banda berlinesa Einstürzende Neubauten y su par inglesa Marillion obtuvieron fondos de sus fans en momentos de vacas flacas. Los fans de este último grupo preordenaron, a través de internet, los discos Anoraknophobia y Marbles, antes de que fueran grabados. Otro ejemplo es el portal SellBand, que busca recaudar fondos para que los artistas puedan grabar un disco, cuyas ganancias se repartirán luego entre los aportantes.

Un francés logró que los usuarios inviertan, a través de Spidart, una disquería comunitaria en la Red, para poder sacar su primer álbum, según CNNExpansión. NoMajorMusik yMyMajorCompany también trabajan en forma similar, mientras que ProduceMyLive permite financiar la presentación en vivo de artistas. Hasta Radiohead permitió que sus fans pudieran descargar gratis o pagando su álbum In Rainbows.

También existe el sitio CatwalkGeniuses, que permite a los diseñadores de moda hallar financiamiento para sus trabajos, y Cameesa, donde la gente solventa también a diseñadores.

El estudio Hollywood Brave New Worlds no se quedó atrás: solicitó fondos a los cinéfilos para financiar sus filmes. Siguiendo esa línea, ReelChange permite a documentalistas o amateurs exponer sus proyectos para que sean financiados.

Hace poco, la enciclopedia Wikipedia recaudó u$s 6 millones de sus usuarios para mantener el sitio sin publicidad y gratuito, algo similar a lo que había hecho el sitio de tecnología Kuro5hin.

Crisis y modelos

Las donaciones empresariales y/o el crowdfunding no son los únicos modelos de financiamiento que han cobrado impulso ante las crisis del sector e internacional, que entre 2008 y 2009 dejó en la calle a 20 mil periodistas en EE.UU., y otros miles en Europa (el presidente francés Nicolas Sarkozy destinará 600 millones de euros para ayudar a la prensa); esa crisis produjo el cierre de Capital Times y Mountain News, entre otros, y sofoca al NYT con una deuda de u$s 1.000 millones.

Como en casi todos los casos, los nuevos medios son los que experimentan diferentes modelos. El sitio francés Rue89, que saltó a la fama al denunciar al colaborador de Le Monde Bernard-Henri Lévy por fabular parte de una historia, obtiene sus ingresos por servicios técnicos prestados, la publicidad, las donaciones y la tercerización de servicios. En cambio, el portal híbrido Newser -donde la información es producida por usuarios y periodistas- se financia gracias a la publicidad.

La cuestión de la independencia y la web

El debate sobre si deben o no aplicarse los micropagos a las noticias volvió a cobrar fuerza. Mientras unos recuerdan el fracaso del Times Select, del NYT, que tuvo que desistir del cobro de contenido de calidad, otros toman a The Wall Street Journal (WSJ) y Financial Times como casos exitosos.

Varela menciona a iTunes -la tienda de música de Apple, a través de la cual puede comprarse canciones- para diferenciar entre el pago de contenido «generador de negocios», como ofrece WSJ, y noticias, por la que la gente no estaría dispuesta a pagar. Para Varela, los micropagos «conspiran» contra la idea de navegar libremente en internet. «Si no, ¿por qué no volver al papel?», plantea.

Alan Mutter, docente en la Universidad de California, afirmó al NYT que el éxito de los contenidos de pago está en que los medios ofrezcan información «única y convincente» para así «construir un público fiel». Según el Project for Excellence in Journalism, muchos diarios están reduciendo costos y «ahorrando» ante la crisis y no concentran esfuerzos en «reinventar la economía del negocio» periodístico. Jarvis también advirtió que el «peligro» está en que los medios tradicionales crean que pueden trasladar sus contenidos y modelos de negocios a sus versiones en internet. Dos mundos aparte: por un lado el papel, por otro la información digital, que gana terreno día a día, aun cuando el modelo de negocios no cierre todavía.